Fic:Rojo

Historias, Relatos, fanfics y todo tipo de composición escrita original de temática libre
Responder
Avatar de Usuario
Jeta de Raymond
Tyrant
Mensajes: 734
Registrado: 29 May 2014 15:36
Puntos de Vida: 10 de 10
Ubicación: Flotando en busca del cuerpaso de Ray
España 
x 52

Fic:Rojo

Mensaje por Jeta de Raymond » 15 Jul 2015 11:46

He terminado un fic sobre Resident evil Revelations 2. Contiene spoilers bastante hardcore sobre el juego, así que si aún no lo habéis jugado, esperad para leerlo. :wink: Es de los míos, raro, pero espero que os guste. Contiene lenguaje malsonante, por si alguien no quiere ensuciarse los oídos xD
Como dato curioso he de mencionar que lo he ilustrado,(solo la portada), lo he hecho con el deo porque con la tablet no me aclaro con los punteros esos xD
A lo mejor es un poco cutre, pero a mi me ha divertido hacerlo así que también os lo dejo por aquí.
Oculto:
Imagen
Y aquí está el fic:
Oculto:
Rojo

Acepta, Alicia, la infantil historia
y ponla con tu delicada mano
donde duermen los sueños infantiles,
a la memoria unidos, cual secas flores
que un día ya lejano recogiera
un peregrino en muy lejana tierra.

Solamente le había leído el prefacio y ya se había quedado frita. Sonreí. Tal vez solo quisiera que alguien estuviese a su lado hasta quedarse dormida. Tan solo era una niña y había tenido una vida jodidamente dura. Cerré el libro con cuidado y me deslicé por la puerta. Le eché un último vistazo antes de salir y apagué la luz.
Ahora las cosas iban bien, no solo por Natalia, que nos había renovado la vida a todos, sino también por mi padre y yo. ¡Joder! Ya no recordaba esa sensación de serenidad en mi interior. Ahora ya no odiaba a mi viejo, pero lo mejor de todo es que ya no me odiaba a mí misma. Me había costado bastante llegar a este punto, tanto que ni recordaba lo que era estar en paz con uno mismo.
Recreándome en mi nueva situación de equilibrio espiritual, conseguí conciliar el sueño entre las suaves mantas de mi cómoda cama.

Un pitido monótono y molesto sonaba desde algún lugar. Le era familiar, pero no conseguía discernir bien de qué se trataba. -¡Ya sé!- pensó Moira- Es como el que emiten las bombillas de halógenos...o las fluorescentes...Bueno, esas que colgaban de las clases del instituto- Acabó pensando no muy convencida. Aún tenia mucho sueño y ni siquiera había abierto los ojos. Pero ese zumbido no era habitual en su habitación, además, recordaba haberse acostado con la luz apagada. -Un momento...- Dijo medio adormilada. Y abrió los ojos de golpe. Mala idea, una luz la cegó por un instante. -¡Joder!- exclamó.
Pero poco a poco fué recobrando los sentidos. Mientras sus ojos se hacían a la luz, notó que la cama ya no era tan cómoda como antes, de hecho, era realmente incómoda. Algo goteaba desde algún rincón y tenía la boca completamente seca. Su cuerpo estaba dolorido y algo húmedo le mojaba el pié derecho.
-Joder, lo que faltaba- Se le ocurrió decir al descubrir dónde se encontrba. Era una mohosa y oxidada celda, como en la que había despertado cuando la secuestraron en el evento de TerraSave.
Esta vez no estaba tan asustada como aquella, era lógico, pero ¿Dónde demonios estaba?
Se levantó acariciando su cabeza con gesto de incomodidad y averiguó aquello que mojaba su zapato. Un maldito charco de vete a saber qué (un asqueroso líquido verdoso). -¡Aaarg, qué puto asco!- Dijo sacudiendo inútilmente su bota.
Pero una idea circulaba por su mente. Ella recordaba de sobra haber estado ya en un calabozo como ese, por tanto, no era aquella vez...o puede que todo lo que había vivido desde entonces; su aventura con Claire, las pulseras, Natalia, el reencuentro con su padre, el viejales ruso y todos esos monstruos, hubiesen sido solamente una especie de sueño de su mente, para resolver tan complicada situación, dejándola satisfecha, y realmente nunca había salido de aquella cárcel olvidada. Es decir ¿Y si todo lo vivido en la isla hubiese sido un largo e intenso sueño y la realidad fuera que ni siquiera había conseguido salir de su celda?
Negó con la cabeza con fuerza. Todo eso no tenía sentido, demasiado enrevesado y detallado para ser solo un sueño. Mas, la prisión se parecía sospechosamente a la de la primera vez. -¡Que no puede ser, joder!- Se gritó a si misma para convencerse.
Un detalle la sereno por un instante; la pulsera ya no estaba en su muñeca. Suspiró con alivio. Pero eso no dejaba de ser una cárcel. Puede que no estuviera sola, tal vez Claire estuviera con ella, como la primera vez. Se le ocurrió decir su nombre en voz alta, llamarla por si podía sacarla de allí.
-¡¿Claire?!- Preguntó, escuchando un eco atenuado por las húmedas paredes de la insitución penitenciaria.
-No, soy Humpty Dumpty.- Le respondió una voz ronca y de mujer. Su tono tenía un deje maleado, abandonado y maltratado. No obstante, también amenazante. Esa no Era Claire. -Pero para tí puedo ser Claire, preciosa- continuó diciendo tras tirarle un beso desde su escondite.
-¡Joder!- Chilló Moira -Oye déjate de coñas, ¿Qué hacemos aquí? ¿Dónde cojones estamos?
Se escuchó una carcajada rancia. -¿De verdad tengo que contestarte?
-¡Pues sí, joder! No sé qué hago aquí, yo me acosté en mi puta cama y me levanto...-dijo dándole una patada a una de las patas de la cama-...aquí.
-Mira, esto es Disneylandia, pero como están faltos de presupuesto, ha disminuido un poco la calidad.- Le contestó la voz ronca con sarcasmo.
Estaba claro que no iba a conseguir ayuda preguntándole así. Moira se desesperaba. No lo entendía, ella recordaba perfectamente haberse acostado en su habitación.
-No te apures, cariño, yo te puedo consolar si quieres.- Le insinuó con coquetería -Tienes una voz muy dulce, seguro que tienes otras cosas dulces, también...
-¡Oye déjate de esas mierdas!- Moira comenzaba a hartarse. Encima tenía a una pervertida en la celda de al lado. "Ojalá fuera Claire"
Unos pesados pasos se acercaban desde el final del pasillo. Moira solamente podía ver el calabozo de enfrente. Era exactamente igual que el suyo, pero allí no había nadie. Su celda solamente tenía una cama y un váter, ambos impregnados de una suciedad negruzca y viscosa.
La joven arrugó la nariz al observarlo. ¿Quién podría hacer ahí sus cosas? ¡Qué puto asco!, pensaba.
Aquellos pasos, que arrastraban algo metalico, se escuchaban cada vez más cerca.
-Moira Burton- Pronunció una voz muy grave con un tono carente de emociones.
La chica levantó la mirada para ver de quién se trataba, pero solamente pudo ver una silueta masculina con una especie de uniforme grisáceo. No se le veía el rostro, la luz de pronto se había vuelto más débil.
-¿Qué cojones hago aquí? ¡Yo no he hecho nada!- Le grito al hombre sin rostro.
El vigilante abrió la puerta y entró en la mazmorra. Era realmente grande y alto. Moira pensaba en escapar, pero no tenía nada con qué defenderse. Se pegó a una de las esquinas para ganar tiempo, como un animal acorralado. Observó todos los rincones, pero no había nada que pudiera utilizar como arma, ni siquiera su linterna...
Ella correteó por la jaula intentando huir del carcelero, pero la puerta estaba cerrada. Tal vez si le arrebatase la llave...
El hombre, sin embargo, permanecía quieto en el centro de la estancia, sin inmutarse.
La joven intentó resistirse inútilmente cuando la atrapó, pataleando. El hombre le puso unas esposas y la sacó de allí sujetándole la cabeza para que no levantase la mirada.
Era muy fuerte y Moira no podía moverse bien, además, estaba tan desconcertada que no pudo reaccionar como debía.
-¡Qué carita tienes! Como nos pongan juntas te vas a enterar.- Le espetó la mujer de la voz ronca desde algún recoveco de su celda. Pues a ella tampoco se le veía la cara, solamente se vislumbraba una silueta negra al fondo, sentada. La luz ahora era demasiado tenue.
-Joder, ¿No le dices nada? Dejas que me diga esas mierdas así, sin más.- Le recriminó a su capturador. Pero este no pareció ni tan siquiera prestarle atención.
Continuaron caminando por el pasillo oscuro y olvidado, lleno de mierda. Ahora la luz era tan sutil que solamente permitía intuir las figuras y las sombras de las cosas.
¿Por qué se apagaba la luz de pronto?
Hasta llegar a la siguiente puerta, estuvo escuchando todo tipo de groserías provinientes de las presas que se pudrían en el interior de los calabozos, a oscuras.
-¡Qué exito tienes, me vas a tener que contar tu secreto!- Le dijo la de la última celda.
-Muy graciosa. ¡Callaos ya todas, coño!- Les chilló cabreada.
-¡Uuh cómo se pone! Eso es que le gusto.
-Esas son las que a mi más me gustan, con carácter.
-¡Mmmh! Qué suculenta...tan pequeñita y tan tierna...
-¡Ven aquí que yo te quito todos los males con...!
Había sido peor gritarles. Pero al fin dejó de tener que oirlas, al pasar por la siguiente puerta.
Ahora estaban en otro pasillo, pero sin calabozos. En su lugar había puertas en los laterales. Era extraño, era completamente blanco y aséptico, como de un laboratorio. No ponía ninguna indicación en ningún lugar.
Entraron por una de las puertas y llegaron a una especie de sala de interrogatorios. Una mesa, una lámpara y dos sillas, eso era todo lo que aquél lugar contenía. El celador la sentó sin delicadeza alguna y salió del lugar sin mencionar palabra.
-¡Joder!- soltó Moira acomodándose en la silla cutre y dura en la que reposaba. ¡Esto es una mierda!, pensó. No tenía ni idea de cómo había pasado de su adorada cama a esta asquerosa prisión. Pero todo esto debía ser un malentendido, una broma pesada o algo por el estilo. Aunque eso fué lo que se le pasó por la cabeza la primera vez que se despertó en el duro y frío suelo de una cárcel...
Moira inspeccionó toda la sala buscando una salida, pero era una estupidez. Estaba esposada a la mesa y la única manera de escapar de allí era la puerta por la que había entrado.
Una de esas ventanas insonorizadas y tintadas recorría una de las paredes, ocupándola casi por completo. Intentó ver a través de ella guiñando mucho los ojos e inclinándose hacia ella, pero no se veía una mierda. Además, casí se cayó al intentarlo, si no fuera por las esposas...
La joven suspiró desesperada y escondió su infantil rostro entre sus brazos, apoyando la cabeza sobre la mesa.
Nadie le daba explicaciones, nadie se dignaba siquiera a contestarla cuando preguntaba algo. No le habían leído sus derechos, nadie la llamaba ni venía a verla. No entendía mucho de esas cosas pero sabía que tenía derecho a un mínimo de dignidad y conocimiento de causa. Por ahora ni siquiera había asomado ninguna de las dos.
Además, no recordaba cuándo había aparecido allí. Nada tenía sentido. Pero ella solamente quería salir de allí.
Moira ya no era una adolescente rebelde y asustada, en su horrorosa aventura junto a Claire, había aprendido muchas cosas, había madurado y se había convertido en una mujer nueva.
"Así que a mi que no me jodan con mierdas" pensaba, reafirmando su postura de inocencia.
Estuvo un buen rato esperando, intentando adivinar qué hora sería, memorizando las esquinas de la sala, intentando inútilmente ver algo a través del cristal tintado...
Al fin la puerta se abrió, las luces se apagaron y solamente se quedó la lamparita de la mesa como iluminación de la sala. Unos pasos se acercaron, también con unos ecos metálicos de acompañamiento.
-¡Ya era hora!- dijo la joven.
-Señorita Burton. ¿Sabe usted por qué se encuentra aquí, verdad?- preguntó el hombre ignorando las palabras de Moira.
Ella lo intentaba, pero no conseguía verle la cara. Tenía una voz extraña, era susurrante, pero no profunda, más bien parecían estertores.
-No tengo ni puta idea.
-Ya veo. Probablemente ahora me dirá que ni siquiera recuerda cómo llegó hasta aquí. ¿Cierto?
Moira prefirió permanecer en silencio.
-Bueno, yo te voy a explicar porqué estás aquí. Es muy sencillo, pero nos llevará un poco de tiempo.
-Me alegro, pero yo no tendría que estar aquí por ningún motivo mas que por error. Yo no he hecho nada, joder.
-No has hecho nada. ¿No has hecho nada? ¿Estás segura?
La chica asintió escrutando la silueta de la que salía aquella voz tan extraña.
-Dime entonces, ¿Qué haces en una prisión? Además, según tu no recuerdas cómo llegaste aquí ¿Verdad?- Moira esperó a que continuase.-Entonces ese tiempo, esa laguna en tu memoria, podrías haber hecho cualquier cosa en esos momentos ¿Cierto?. -Comentó andando por la sala, acompañado del ruidito de metal que tintineaba con cada paso. -¿Qué clase de criterio y credibilidad tiene una persona que no recuerda ni siquiera cómo ha llegado hasta aquí?
Los ojos de Moira se iluminaron fugazmente por un relámpago de ira al escuchar su explicación.
-No lo recuerdas ¿Verdad? Dime Moira, ¿Qué es lo último que recuerdas?
-No se qué cojones es esto ni que coño pretenden, pero yo no he hecho nada.
-Si no me dices nada no voy a poder ayudarte. Porque tu quieres salir de aquí ¿No es así?
-No, prefiero quedarme a vivir aquí, el servicio es encantador y ligo mucho.
-No me vengas con ironías. ¿Recuerdas la isla?
La joven no entendía nada. Estaba empezando a aturdirse.
-¿Qué isla?
-En 2011, usted y su compañera, Claire Redfield, fueron secuestradas durante un evento de la organización TerraSave. Ambas despertaron en una isla, dentro de una prisión. ¿Me equivoco?
-¿Y a dónde quiere llegar?
-¿Qué sucedió durante esa época, Moira?
-No voy a decir una puta palabra. Me acojo a la jodida Quinta Enmienda.
-¿Sabes lo que es la Quinta Enmienda?
-Sé que tengo derecho a permanecer en silencio, así que puedes ir besando mi culo.
-Ya veo, besar tu trasero...
-Si, además quiero un maldito abogado y hacer una llamada.
-Así que no piensas decir una palabra ¿Verdad?
-Muy agudo.
-Muy bien, Moira. Te traeré lo que pides. Un abogado, una llamada. Eso es todo.- Terminó diciendo con un tono molesto y salió de allí dando un portazo.
-¡Que te jodan!- Chilló la chica forcejeando con sus esposas para soltarse.
Como solamente conseguía hacerse daño, tuvo que desistir de su empeño en quitarse las esposas.
Había conseguido mantenerse firme, pero realmente tenía miedo, estaba asustada y confundida. ¿Y si de verdad hubiese hecho algo como para estar allí? Ella no recordaba nada en absoluto. En principio estaba segura de no haber hecho nada malo. Pero tenía hambre, estaba cansada y no conseguía recuperar la memoria. Ese lapso de tiempo desde su habitación hasta la prisión era un auténtico misterio para Moira.
Aún así, no pensaba rendirse tan fácilmente.
La puerta se abrió de pronto.
-Puedes realizar la llamada.
Y le lanzaron un teléfono que chocó contra la mesa.
-¡Cabrón! ¿Y qué hay de mi intimidad? Al otro lado se que hay una sala de escucha.
Alguien muy pesado entró y le quitó las esposas sin delicadeza alguna. La levantó haciéndole daño y se la llevó a rastras.
-¡Que te follen, hijo de puta!- Salió de los labios de Moira al salir de la sala.
La dejaron en otra sala, blanca y sin un solo mueble en su interior. Cerraron la puerta con firmeza y severidad. Como si jamás fuera a volver a abrirse.
Moira estaba tirada en el suelo, impotente, rabiando. Dió un puñetazo a una de las paredes y cogió el teléfono. -¡Si tuviera mi palanca se iban a joder todos estos cabrones!
Marcó el número y esperó a que descolgaran. Pero nadie contestaba.
Repitió el acto varas veces, todas ellas con el mismo resultado.
-Esto tiene que ser una broma.- Sus dedos teclearon esta vez otro número. Y esperó. Dos, tres, cuatro timbrazos...parecía que nadie iba a cogerlo.
Se estaba desesperando.
-¡Joder!- Dijo reprimiendo el llanto.
-¿Si?- Dijo al fin la voz de Claire.
-¡Claire! ¡Dios, menos mal! Oye Claire, me he despertado en una jodida celda y no sé qué hacer. Me están interrogando y no sé qué coño quieren que les cuente. ¡Yo no he hecho nada! Estaba- Le decía, nerviosa, casi sin espacio entre una palabra y otra -Estaba en mi cama, en mi casa, joder. Y a la mañana siguiente o yo qué sé qué día es me despierto en una puta cárcel. Claire tienes que ayudarme, además, mi padre, mi madre, no contestan. ¡No lo entiendo, Claire!
Un silencio perpetuó la espera de Moira. Los nervios no paraban de aflorar.
-¿Claire?
-Moira, yo...no sé. Tus padres no saben cómo hablar contigo después de lo que pasó.
-¿Qué? ¿De qué cojones hablas?
-Moira, yo lo siento mucho, pero no puedo hacer nada por tí. Te iré a ver, si quieres. Pero yo no puedo...lo siento, Moira.
-Claire, no entiendo nada. ¡Explícamelo joder!
-Lo siento mucho, Moira.- Y colgó el teléfono.
-¡Me cago en la hostia!- Dijo mientras se dejaba caer al suelo y se echaba a llorar.
Todo aquello era una pesadilla. No era capaz de entenderlo. Al fin había conseguido crecer, madurar y endurecerse. Se había ganado el respeto de su padre y el suyo propio. Incluso había conseguido salvar a Claire.
Estaba, por primera vez en su vida, orgullosa de sí misma. Pero ahora todo se había convertido en una espiral turbia y terrible. Parecía que todos le daban de lado. En la propia cárcel la trataban como a un maldito animal. No le explicaban nada, todos daban por sentado que había hecho algo tan nefasto como para estar allí encerrada. No parecía una prisión normal, los guardias y las presas, la porquería que inundaba cada celda, daba la sensación, más bien, de ser una de esas prisiones...peores...en las que tratan a los presos de forma inhumana...
Empezaba a sentirse de nuevo como aquella vez, como esa vez...Se empezaba a sentir culpable y mala, pero no sabía qué era lo que había hecho. Aquella vez al menos si lo sabía...
Mas, no podía abandonar, eso nunca. Todo aquello debía tener una explicación, debía haber una salida coherente.
-¡Se acabó la llamada!- soltó una voz taponada mientras se abría la puerta de nuevo. La joven se secó rápidamente las lágrimas y se levantó del suelo lanzándole el teléfono al guardia con descaro.
El cacharro rebotó en su gran panza y cayó al suelo de nuevo, con un estrepitoso ruido que reververó por todas las esquinas.
Se acercó y la agarró del brazo haciéndole daño y la arrastró a la sala de interrogatorios, otra vez.
-¡Se andar solita, cabronazo! ¡Suéltame, joder!- Se despidió Moira cuando el guardia se escabulló por la puerta con sus pesadísimos pasos. A este tampoco había conseguido verle el rostro.
Y, de nuevo, se encontraba esposada a la mesa, como un perro al que atan fuera de una tienda o un bar y se queda esperando, ladrando, hasta que su dueño se digna a salir y recogerlo.
Resopló con exasperación.
-Señorita Burton, ¿Ha podido realizar su llamada?- Le habló de pronto la estertórea voz del inspector.
La chica le abrasó con la mirada.
-¿Ha sido satisfactorio? - A Moira no le apetecía contestar. -Probablemente no ha encontrado lo que buscaba ¿Me equivoco?- Su interrogador caminó hacia la mesa, dejando ver tan solo sus piernas. Llevaba un pantalón de pinza gris. Típico, pensó la chica, ropa impersonal y clásica, formal, aburrida...
-Parece que se va quedando cada vez más sola ¿No es así?- Comentó mientras caminaba rodeando la silla en la que se encontraba Moira. -Parece que cada vez tiene todo menos sentido. Puede, incluso, que cada vez te apetezca más escucharme y hablar...- La rebelde joven dirigió su mirada hacia la oscuridad en la que subyacía el rostro del inspector, supuso, con un gesto de hartura. Y enarcando una ceja dijo -¿Y mi abogado?
-Hmm, ya veo- comentó el hombre de voz desconcertante -Su abogado, señorita Burton, está de camino. -Dijo parándose justo detrás de ella. -Mientras tanto, no le queda más remedio que esperar. Pero sigue acogiéndose a su Quinta Enmienda del silencio ¿Verdad?
Moira asintió escondiendo su rostro entre sus doloridos brazos. -Bueno, algo si que voy a decir
-La escucho
-Quiero agua, tengo sed.
-Ahora le traigo agua, señorita Burton.
El inspector se marchó respirando extraño, puede que se hubiese enfadado, mas, eso a Moira le daba lo mismo.
¿Qué sería lo que había sucedido desde su cama hasta el suelo de la celda? Esa prisión era muy rara, los celadores también. Pero lo más extraño de todo era la actitud de Claire y de sus padres. ¿Por qué le habría dicho aquello su amiga? ¿Por qué sus padres ni siquiera le cogían el teléfono?
No conseguía dar con una respuesta. De repente se había quedado completamente sola, como le había dicho el inspector. Toda su vida se había sentido sola, sobretodo desde aquel incidente. Y cuando parecía que había logrado superarlo, ocurría algo que la sumía en la más absoluta oscuridad.
Ojalá aquél letrado le fuera de ayuda. Era su única esperanza. Mas, Moira no se creía culpable, ella estaba segura de que no había hecho nada y de que todo aquello tan surrealista debía tener una explicación.
Pronto se quedó dormida sobre la mesa, atada, incómoda.
Al abrir los ojos solamente encontró oscuridad. Unas profundas tinieblas inundaban todos los rincones. Algo pesado y metálico reposaba sobre sus manos. Sabía de sobra lo que era, pero no podía desprenderse de ella. Era como si estuviese adherida a su piel, como si formase parte de sí misma. Como una prolongación de su cuerpo, un miembro más. No obstante, era frío y duro. Era extraño y familiar al mismo tiempo.
La única luz que le permitía ver mínimamente era la de su pulsera. Roja, intensa, parpadeaba a intervalos regulares. Y en sus manos se confirmaba la sospecha, la incertidumbre se volvía certeza; Una pistola, una Python era lo que sujetaba con fuerza. Era una de las favoritas de Barry. Mas, para ella no era simplemente un arma. Significaba mucho más. Era, efectivamente, la parte más oscura y aterradora de su ser. Era fría, dura y extraña, pero formaba parte de sí misma. La parte que desconocía, la parte que no podía controlar y que, quizás, fuera capaz de cosas inimaginables. Pero, al igual que con la python, no era tan fácil deshacerse de ella. Hay cosas que no se pueden cambiar .
La pistola era exactamente igual que la que disparó aquella vez...No era exactamente igual, era exactamente esa...
"¿Estás segura de que fué un accidente?" Preguntó una voz infantil y burlona.
Moira quería gritarle que lo sentía, que no quería que hubiese sucedido aquello. Que lo sentiría el resto de su vida. Pero las palabras no se dignaron a salir de su boca. Se quedaron en meros conceptos, flotando dentro de su mente.
"Está claro, por eso no puedes soltar la pistola. Es algo que forma parte de tí, cuando antes lo aceptes, antes podrás librarte de esa carga." Dijo, como si leyera sus pensamientos y soltó una risita un tanto irritante. "Al final, los accidentes no existen. Algo dentro de tí sabía que estaba cargada, que la bala atravesaría la carne, tierna e inocente, de tu hermanita. Y eso te producía placer. Eso te liberaba, porque esa parte dentro de tí te domina y no puedes controlarla. Eres así y tarde o temprano lo tendrás que aceptar"
-¡Cállate, joder! ¡Eso no es cierto, no es cierto!- Chillaba Moira sin voz. -¡Lo siento, joder, lo siento!- Pero, al igual que las palabras no lograban escapar por entre sus labios, las lágrimas no conseguían caer de sus ojos.
Y la pulsera parpadeaba.
"Esta bien" Dijo de nuevo la voz de niña.
Rojo.
"Te daré una segunda oportunidad"
Negro.
"Dejaré que me demuestres que no eres así"
Rojo.
"Que demuestres que no eres un monstruo despreciable"
Negro.
"Que solo es capaz de hacer daño a otros"
Rojo.
Una puerta se abrió frente a ella. La luz ahora iluminaba todos los rincones, sin dejar a penas ver los contornos de las cosas. La nitidez le hizo ver quien se encontraba tras la puerta. Era Polly, de niña y estaba de espaldas.
Moira no podía soltar la pistola. -¡Polly vete, corre!- Le chilló al fin.
Pero su hermana no reaccionaba. Simplemente estaba allí, de espaldas.
Sus manos levantaron el arma sin que ella pudiera decidir. El dedo índice se colocó en el gatillo.
"¡Uy!"
Rojo, negro.
"Parece que no lo tienes tan claro ¿No?"
Rojo, negro.
-¡Corre Polly, joder!-
Rojo.
Mas, del arma salió un proyectil implacable desgarrando el cuerpecito de su hermana. Un chargo de sangre se extendía por el suelo.
Rojo.
"¿Quién tenía razón?"
Rojo.
"Mira toda esa sangre, rodeando el cuerpo de Natalia"
Al fijarse bien, descubrió que se trataba de su otra hermana. Pero ya era tarde. La pulsera ya no parpadeaba.
Rojo, rojo, rojo...como la sangre.

-¡El agua!- Gritó una voz taponada. Y un chorro de agua helada trajo de vuelta a Moira al mundo real. Del susto dió un espasmo en la silla y comenzó a temblar, desorientada.
Una leve carcajada se escapó de algún lugar de la garganta del guardia mientras salía de allí.
-¡No tiene ni puta gracia!- Dijo al recobrar la compostura. -¡Tu ríete, cabrón, cuando no esté esposada ya verás!- Decía, pero realmente solo quería escapar de aquella pesadilla.
La puerta volvió a abrirse y Moira tensó sus músculos, alerta.
-¿Señorita Burton?- Esta voz era diferente, como ronca, rota. Parecía tener algún problema de garganta. -Soy el abogado que ha solicitado.
-Joder, menos mal.
-Señorita Burton, tengo que ser franco con usted, dadas las circunstancias, lo mejor es que confiese los asesinatos. Es la única manera de intentar reducir la pena.
-¡¿Qué?! ¿Qué asesinatos? ¿De qué estás hablando? Joder ¡Aquí nadie me explica nada!- Gritó intentando soltarse de la mesa. Pues no era capaz de ver al letrado, se había quedado en la puerta.
-Me avisaron de que era usted violenta y peligrosa. - Comentó desde la oscuridad -Tiene que entenderlo, después de lo que hizo esa es la única solución, es lo único que puedo hacer por usted.
-¡Pues vaya puta mierda de abogado! Quiero otro, yo no he hecho nada. ¡Explíqueme al menos qué es lo que pasa! ¿Por qué demonios estoy aquí, qué es lo que he hecho?
La puerta volvió a abrirse y unos pasos metálicos se acercaron hasta la espalda de Moira.
-Señorita Burton, debemos continuar con las preguntas.
-¡Quiero otro abogado, este es un puto cabrón!
-Controle sus nervios, señorita Burton. Si no, van a tener que sedarla.
-Las cosas no van así, joder. ¡Las cosas no van así! Os estáis aprovechando de...-
El inspector sujetó los hombros de la joven con firmeza. -Vamos a calmarnos, Moira.- dijo con un tono mucho más severo. Sus manos eran increíblemente fuertes, tanto, que no le permitían moverse en absoluto. Algo en su tono hizo tener un escalofrío a la joven, que perdió las ganas de hablar al instante.
-Eso está mejor. Verá, Señorita Burton, ahora su abogado tiene que marcharse, no puede permanecer en el interrogatorio. Pero se lo he traido para que usted tenga la garantía de poder acogerse a su enmienda.
Una risita ronca se escuchó desde la puerta y pudo ver, por un instante, una sonrisa brillante entre la oscuridad, que recordaba claramente a la de El Gato de Chesire. Una sonrisa incorpórea.
-¿De qué coño te ríes?- Le preguntó al inspector, que volvía a ocultarse entre las sombras.
-Solamente era una sonrisa. Pero que quede claro, aquí las preguntas las hago yo.
"Esto es un paripé" pensaba Moira "No existe posibilidad de salir de aquí con el cartel de inocente. Está claro que haga lo que haga, diga lo que diga,seré culpable. Ni siquiera sé si ese tío es abogado de verdad. Todo esto parece una puta broma de mal gusto. Está claro que tengo que escapar de aquí de alguna manera, salir, a las malas"
-Vamos a ver -Dijo la joven llenando sus pulmones de aire - Me tenéis que explicar porqué estoy aquí, tratarme como a un puto ser humano, ¡Y el abogado se queda aquí! Pero no ese, uno de verdad.
Ambos comenzaron a reirse con unas carcajadas moribundas y desgastadas.
-Ese es el único abogado que ha aceptado ayudarte después de lo que hiciste, Moira.
-¡Yo no he hecho nada!
-¿No has hecho nada? ¿Estás segura?- Comentó el inspector mientras el abogado se marchaba y cerraba la puerta.
-Si, estoy jodidamente segura.
-Dices que quieres que te explique qué es lo que has hecho. Si haces memoria, cuando comenzamos con las preguntas te dije que te iba a explicar porqué te encontrabas aquí, pero tu empezaste a pedir, a gritar, en vez de escuchar.- Y soltó un suspiro extraño, como acompañado de un ronquido. -Si te tranquilizas, yo te lo mostraré todo. Sabrás qué es exactamente aquello por lo que te encuentras en este lugar.
Moira permaneció en silencio, no sabía qué decir, pero cada vez se percataba más profundamente de que estaba atrapada. Pero no simplemente por estar retenida en una cárcel, sino, más bien, por estar arrinconada en una trampa. Una tela de araña de la que no podría escapar. Desde el principio no había tenido ninguna posibilidad, puesto que en ese lugar las reglas eran otras. Parecía, más bien, estar secuestrada en algún rincón oscuro. Puede que fuese un simple juego para un perturbado, no lo sabía. O tal vez si que hubiese pasado algo por lo que estaba destinada a uno de los peores calabozos del país...Estaba realmente confundida. Incluso se le pasó por la cabeza que las llamadas a Claire fuesen parte de la farsa, pero aquella era su voz...
-Cuando eras tan solo una niña, empuñaste una de las armas de tu padre, jugando y la pistola se disparó, hiriendo a tu hermana, por suerte, no mortalmente.
-¿Eso qué coño tiene que ver?
-Todo tiene que ver, Moira. Aquél suceso desencadenó en tí una conducta rebelde y violenta que ha perdurado hasta tu madurez, hasta que te has convertido en adulta.
-Joder...
-Siempre te ha sido difícil encajar. Siempre te ha resultado difícil llevarte bien con tu padre, que es o ha sido, al fin y al cabo, la autoridad para tí. Siempre has tenido problemas para llevarte bien con los otros y para acatar las normas que se te imponían. Peleas, castigos, mala relación con alumnos y profesores...
-Eso no es verdad, si tantos problemas hubiese tenido, habría acabado en un puto reformatorio.
-Déjame terminar, Moira, ¿O es que no quieres escuchar la explicación de por qué te encuentras aquí?
La joven suspiró, estaba hartándose hasta niveles insospechados, pero estaba claro que quería provocarla, debía aguantar un poco más.
-Todo eso simplemente podía haberse quedado en rebeldía adolescente o juvenil. En problemas de autoestima y autocontrol, probablemente acrecentados por el incidente con la pistola.
"¿A dónde coño quiere llegar?"
-Pero sucedió, el factor desencadenate, tu primera misión en TerraSave.
-¿Qué?
- Su compañera, Claire Redfield, junto con otros miembros de la organización, incluída usted, fueron secuestrados y llevados a una remota isla al norte de Europa. Esta misión, no era sino un simple simulacro de entrenamiento, en el que querían potenciar sus habilidades y de paso, probar aquél método de preparación para los miembros de la organización. Pero lo que nadie sospechaba era que para usted, señorita Burton, aquél entrenamiento sería la gota que colmaría el vaso.
-¿Pero de qué cojones estás hablando? No había ningún simulacro, todo aquello era real. Nos secuestró el puto Neil aliado con la vejestoria de los huevos para encontrar un jodido canditato para llevar a cabo su mierda de plan. La puta bruja al final encontró a Natalia, pero no consiguió salirse con la suya, acabó hecha mil pedazos. Neil, terminó hecho un puto asco. Él pretendía seguir con el plan de otro viejo loco, Morgan no se qué. Y todo estaba lleno de monstruos cabrones.
El inspector volvió a suspirar, esta vez el ronquido pareció un rugido.
-Eso no fué lo que pasó, Moira. En el simulacro, si recuerdas bien, se os pusieron unas pulseras que cambiaban de color con el estado de alerta en que os encontráseis. Eso lo recuerdas ¿Verdad?
La chica asintió, confusa.
-Era parte del simulacro, el que consiguiera salir del circuito sin que cambiase a rojo, ganaría. Todo esto lo ideó Neil Fisher, vuestro jefe. Parecía un buen entrenamiento, más, tal vez no fuera acertado comentaros que era simplemente eso, una prueba.
Usted no consiguió superar la tensión, su mente fué llevada al límite, mucho más lejos que la de cualquiera de sus compañeros. Dejó de distinguir entre la realidad y la ficción e ideó una historia para dar salida a los terribles sucesos que acontecieron en aquella isla. Es decir, aquél suceso fué, para usted, el factor desencadenante.
-No entiendo nada.
-Déjame terminar, Moira y lo entenderás perfectamente.- Dijo caminando entre las sombras y agachándose en una esquina. Empezó a trastear con algo que había en el suelo, parecían papeles. -No recuerdas nada desde tu habitación hasta hoy ¿Cierto?
-Pues no.- Contestó la joven, ya cansada. "Este inspector es de lo más raro, no solamente por toda la mierda esa de la oscuridad, el tintineo metálico y esa voz tan extraña, sino porque parecía hacer de poli bueno y malo él solo. A veces me habla de usted, marcando más las distancias, otras, sin embargo, me habla de tú, por mi nombre y utiliza un tono más suave, como amistoso. Vaya manera de interrogar..." Nada tenía sentido para Moira y cada vez se hundía más en las profundidades de la confusión, cada vez se sentía más turbada. -No recuerdo nada, ni siquiera que me leyérais mis derechos- Comentó recobrando cierta fuerza.
-Te refieres a la Advertencia Miranda ¿No?
-No sé qué coño es eso.
El hombre volvió sobre sus pasos con ecos metálicos, aproximándose a la mesa.
-La Advertencia Miranda; Tiene derecho a permanecer en silencio, tiene derecho a un abogado, todo lo que diga puede ser utilizado en su contra. Todo eso ¿Verdad?
Moira asintió - No recuerdo que me lo hayas dicho en ningún momento, ni siquiera recuerdo que me hayáis detenido ni que me hayáis dicho el porqué.
-Pero que tu no lo recuerdes no quiere decir que no haya sucedido, Moira. Ese lapso de tiempo que ha desaparecido de tu memoria, entre tu habitación y la celda, en esos momentos han pasado bastantes cosas. De hecho, nunca ha habido ninguna habitación ni existe aquella niña a la que llamas Natalia.
-¿Qué? Eso es una estupidez. Pues claro que existe, coño.
-¿Estás segura?
Ahora ya no estaba segura de nada. Sentía la cabeza muy pesada.
El inspector dejó unas fotos sobre la mesa.
-Míralas, Moira.
La joven le hizo caso y descubrió que en ellas se retrataban varios cadáveres, que parecían brutalmente asesinados. Al principio sintió cierta aversión ante tanta sangre y violencia, pero se forzó por observarlas con detalle. Eran hombres, mujeres e incluso niños. La imagen de la muerte en sus rostros, del sufrimiento y la agonía se marcaba con unas muecas horribles.
Tuvo que dejar de mirar.
-¿Qué es eso? Joder...
-Te parece horrible, claro, ahora ni tan siquiera puedes mantener mucho la mirada en estas imágenes.
Moira tenía unas náuseas insoportables, estaba realmente nerviosa, sabía perfectamente lo que le iba a decir su interrogador.
-Ahora lo entiendes ¿Verdad? Ha costado, has tenido que ser paciente, pero lo has visto con tus propios ojos. Creo que sobran las palabras...Pero aún queda una pregunta por hacer ¿Lo recuerdas, Moira? ¿Ahora lo recuerdas?
A la muchacha le costaba respirar, le dolía intensamente el pecho. El inspector se acercó a ella y le acarició sus cortos cabellos, con ternura. -Ahora lo entiendes...
-No...no lo entiendo...- Dijo con un hilo de voz y la cabeza apoyada en la mesa. -Yo no he hecho eso, yo no lo recuerdo en absoluto. Yo únicamente recuerdo lo de los monstruos. Esto no tiene ningún sentido.
-Moira, tu mente está disociada, una parte hizo todo esto. Al usar de nuevo armas de fuego, añadido a la tensión extrema de la situación, no lo soportaste más y algo que siempre había estado ahí emergió de las profundidades. Oscuro y terrible. Y acabó con las vidas de las personas de la isla. Tenías razón al no querer volver a coger una pistola.- La chica no pudo contener las lágrimas y el hombre la consolaba acariciando su pelo. - La otra parte, la más racional, eres tú, ahora mismo. Pero tu demonio interior te ha creado una solución a aquella perturbadora realidad. Entonces creíste que todo era un complot por parte de Fisher, aliado con Alex Wesker, para descubrir al elegido.
-¿Y la vejestoria? ¿Y Natalia?- preguntaba, desesperada.
-Solo son parte de tu historia, necesitabas un motivo por el que todos fueran monstruos, a un villano que fuese el culpable de tus actos. Y esa era Alex. Tu parte más tenebrosa.
Por otro lado, Natalia es, tal vez, tu niña interior, tu parte incorrupta. Que si consiguió vencer el miedo y la locura. Que aún te hace mantener cierta cordura. Y, también cumple una función en tu relato, pues sin ella no se habría encontrado al candidato perfecto para los pérfidos planes de Alex. Si te soy sincero, Moira, tu mente ha ideado un mundo con una inteligencia brillante, conectando cada detalle, para que no pudieras descubrir la verdad.
-Pero no tiene sentido ¿Cómo iba a poder yo cargarme a todas esas personas sin que ninguna se defendiera?
-Bueno, Moira, te acabo de informar de tu elevada inteligencia, más un factor sorpresa. Nadie sospechaba de tí, con esa cara tan inocente. Supiste hacerlo en el momento oportuno. Tus compañeros, con toda esa tensión, no supieron verlo. Y tu amiga Claire ni siquiera quería creerlo.
-¿Y mi padre?
-Fué a buscarte una vez se desveló todo.
-¿Y los seis meses en los que estuve con el viejo ruso?
-Ha sido una forma de recuperar parte de tu consciencia, esos seis meses terminan justo ahora para tu mente. Un tiempo en el que te fortaleces y superas tus miedos, tu subconsciente solo te preparaba para poder mostrar tu parte inofensiva de nuevo. Para seguir adelante olvidando todo lo que hiciste, porque dentro de tí aún queda esa niña inocente, Natalia.
La chica estaba abatida, ya no sabía qué creer. Una ínfima parte de su ser aún se aferraba a la creencia de que todo eso era mentira, de que si no lo recordaba era porque no había sucedido.
-Pero si ya sabéis todo eso ¿Qué hago en un interrogatorio? ¿No me freiríais de una vez? ¿O me gasearíais? No lo entiendo.
-Yo, Moira, no soy un agente de policía, soy psiquiatra. Esto solamente es una recreación para llevarte a la verdad. Supongo que ahora todo encaja.
-¿Y por qué me habéis tratado tan mal? ¿Eso era necesario? ¿Y mis padres, por qué no vienen?
-Sé que es difícil de aceptar, pero no todo el mundo está preparado para algo así. No todo el mundo reacciona de la misma forma. Ellos no pueden entenderlo, no están preparados para asimilarlo, al igual que tu has escapado de tu Hyde, para reponerte mentalmente, en cierta forma , ellos deben alejarse de todo, para poder recuperarse. - Le explicaba el doctor mientras acariciaba su mejilla. Moira se sentía realmente incómoda con sus cariños, pero no estaba como para desplantes en esos momentos. -No obstante, puede que aún no lo tengas del todo claro ¿No es así? Puede que aún tengas algunas preguntas.- Terminó diciendo. Ahora, a pesar de su desgastada voz, usaba un tono mucho más dulce y amable. Se levantó de nuevo y volvió a la esquina, haciendo ruido de papeles y cremalleras, otra vez.
-Pero todo esto son especulaciones, no hay una prueba fiable de que yo haya hecho todo eso.- Dijo la joven con cierta esperanza en sus palabras.
El eco moribundo de su siniestra risa llegó a los oídos de Moira. El hombre volvió a acercarse a la mesa y colocó en ella una especie de proyector. -Si que la hay, joven Burton, y creo que es el momento de mostrártela. Atenta a esa pared. -Le dijo levantando con delicadeza la cabeza de la chica.
Una luz iluminó la pared que estaba justo frente a la mesa, unas imágenes, pertenecientes a un vídeo de una cámara de seguridad, aparecieron plasmadas en ella. Allí, se podía ver a una persona trabajando en una mina, la misma que Moira recordaba haber recorrido junto a Evgeny . Parecía cansado, era un hombre corpulento de mediana edad. De pronto, Moira aparecía desde las sombras con una pistola y le disparaba a sangre fría. Una vez en el suelo, la chica sacaba su palanca y se ensañaba con él, golpeándole fuertemente en el torso, desgarrando sus heridas y haciendo saltar trozos de carne, enrojecidos, por todas partes.
Moira no podía creerlo, pero era ella. Parecía que algo maligno la hubiese poseído y obligado a cometer semejante atrocidad. Era como si estuviese viendo a otra persona, pues, no recordaba absolutamente nada haber hecho eso tan horrible. Pero ya no había nada que hacer ¡Era ella! Ella misma había matado a personas inocentes. Estaba completamente loca y ni siquiera se acordaba de nada. El psiquiatra tenía razón después de todo. Moira había perdido el juicio.
La chica comenzó a temblar y se puso totalmente pálida. Se sentía como fuera de sí, como si hubiese salido de su propio cuerpo. Las náuseas eran insoportables. El dolor en el pecho oprimía sus pulmones sin dejar entrar nada de aire. Su vista estaba nublada y la sala daba vueltas.
Oscuridad, parpadeos de una luz roja.
Mi muñeca...pensaba.
-¿Señorita Burton? Despierte. ¡Señorita Burton!- Una voz turbia la llamaba desde la lejanía. Era como si estuviera debajo del agua.
¡Dios mío, Moira, qué has hecho!
Eres una asesina, eres despreciable, un monstruo.
"Al final yo tenía razón ¿No? He ganado" Decía la voz infantil y burlona.
Rojo, rojo, rojo...como la sangre.
Sus sentidos comenzaron a regresar y consiguió abrir los ojos.
-¿Dónde estoy?- Preguntó con voz de niña. Sus manos descansaban sobre una mesa de madera. Todo estaba bastante oscuro, con una iluminación débil. Intentó observar la sala con detenimiento. Escrutó todas las zonas con luz del lugar: Una mesa y una silla de madera. Varios bancos detrás, un estrado al frente y otra mesa y silla al otro lado. Un banco, largo, con un murete de madera tapándolo. Si. Todo eso le sonaba mucho, pero tenía el cerebro embotado. Estaba realentizada.Como si estuviese debajo del agua. Pero no parecía haber nadie más que ella.
De pronto, se sintió tremendamente cansada. Sus ojos se cerraron de nuevo y apoyó su cabeza en la mesa. El sueño se extendió por todo su cuerpo, dejándola completamente dormida.
¡Un juzgado, eso es! Era la sala de juicios.
-Señorita Burton, despiértese.- Escuchó de otra voz realmente grave. Parecía modificada por algún aparato.
Abrió los ojos: Otra vez la sala de juicios, pero en esta había más gente. En el estrado alguien con una toga de juez estaba sentado en la silla. Varios agentes, uniformados, esperaban con las manos en la espalda. Detrás, había muchas personas sentadas, hablando y armando ruido.
Incluso había un jurado. Pero no podía verle el rostro a ninguno de ellos.
Había un hedor insoportable y penetrante. Un hedor inconfundible, era el de la muerte. No pudo evitar arrugar la nariz.
Alguien trajeado se aproximó pesadamente hacia ella y se sentó en la mesa situada a su derecha. Ella debía estar en la mesa de la defensa, pero no veía a su abogado por ninguna parte. Ahora empezaba a entender.
"¿Pero qué cojones...? ¿No se suponía que estaba en un psiquiátrico? "
-¡Señorita Burton!- Dijo el juez con esa voz tan profunda y áspera. Dió un golpe con un mazo de metal en la mesa.
-¿Qué?- Contestó con descaro.
-No me replique de esa manera. Vamos a dar un veredicto. Prepárense todos- Exclamó mientras alguien entraba tocando una trompeta. Tanto el juez como el trompetista tenían un cuerpo realmente grande. Aunque no conseguía verles la cara. -¡Siéntese acusada, deje de intentar ver nada! ¿Cree que está en situación de poder hacer lo que quiera? Debe obedecer a todo lo que yo diga.
-¿Y si no, qué?
Dió un golpe tan fuerte con el mazo que rompió la madera en varios trozos que saltaron por los aires.
-No me cabree, Burton.- Advirtió con un tono espeluznante.
Moira estaba harta, no entendía nada de nada.
-Bien, sigamos con el veredicto.
-¿Qué veredicto? ¡Si ni siquiera ha empezado el juicio! ¿Testigos, pruebas? ¿Y mi abogado? Además acabo de despertarme. ¿Y yo no estaba en un puto psiquiátrico?
-¡Deja de chillar! No digas palabrotas, niña. ¿Los testigos, las pruebas? Somos todos nosotros. Además, se pasa la vida durmiendo, Burton.
-¿Qué?- Era de locos.
-¡Silencio! Solo habla cuando yo te lo diga ¿Entendido, niña?
-Joder, lo que faltaba...
-¡Silencio!
"¿Los testigos y las pruebas son ellos?"
-Eem, señor juez.
-Humm- Rugió -¿Qué es lo que quieres ahora, Moira?
-¿Por qué son ustedes los testigos y las pruebas?
-¡Aquí las preguntas las hago yo!
-Joder...- Dijo, bajito.
-Aquí algo huele realmente bien.- Decía el hombre trajeado de la otra mesa.
-¡Es verdad!- Dijeron el resto de integrantes de la sala olfateando hacia la joven.
"Son como las tías esas de las celdas...espero que esto no sea otra ensoñación de mi mente"
-¡Silencio! ¡No lo digo más, al próximo que hable sin mi permiso lo echo fuera!- Gritó de nuevo la imponente voz del juez.
"Esto parece una clase de colegio, están todos majaras"
-Esta mujer, esta niña que tenemos aquí delante, ha acabado con la vida de, exactamente, ciento treinta de los nuestros. Por lo menos, de los que hemos podido llevar la cuenta. Y te diré ahora mismo porqué somos todos los testigos y las pruebas.- Dijo, mientras una luz cegadora iluminaba toda la sala.
¡Era Neil! El juez era Neil mutado. El trompetista, no era otro que Pedro convertido en monstruo por el virus, pero en vez de taladradora tenía una trompeta. El jurado, eran varios afligidos. El trajeado de la otra mesa no era más que un cabeza de hierro. Y en el público se juntaban todo tipo de criaturas mutadas por el T-Phobos. Incluso los agentes, uniformados.
-¿Qué cojones...qué cojones...?- La chica no daba crédito a lo que veía.
-¿Ahora lo entiendes, Moira? - Le dijo el psiquiatra entrando por la puerta. Era otro afligido, con esa voz estertórea. El tintineo metálico provenía de, probablemente, todas las armas, cuchillas y utensilios oxidados que colgaban de su bolsa trasera. Algunos incluso tenían cuchillas en vez de manos. -Te hemos hecho sentir lo que merecías, que eres una asesina. Porque en aquella isla, tu y tu amiguita acabásteis con muchos de nosotros, práctiamente con todos. Debías sentir que eres una despreciable asesina, un monstruo, como nosotros.
-¡Silencio!- Chillaba Fisher, con la cara putrefacta.
-¿Ahora entiendes por qué debíamos tratarte como a un animal?- Le dijo la voz taponada del guardia, que no era otro que Don Culo Gordo, o Señor Culo, para los niños.
-¿Pero qué cojones...?- Repetía, ya no sabía qué decir.
-El veredicto es claro. ¡Eres culpable!
-¡Culpable!- Repitieron todos al unísono.
-¿Pero dónde coño estoy?- preguntaba, confusa.
-¡Silencio en la sala! Una vez dado el veredicto, ya sabéis lo que toca.
Todos se giraron hacia Moira, en actitud amenazante.
-¿Qué? No, joder. ¡Oye, parad! Dadme al menos una palanca. Me cago en... ¡Que os jodan a todos!- La joven caminaba hacia atrás, buscando una salida con la mirada. "Son demasiados, ni de coña puedo con todos"
Gritos y jadeos moribundos salían de sus cadavéricas gargantas. Esas voces, esas risas, todos eran monstruos.
De pronto, las luces se apagaron. Moira sintió el corazón en la garganta.
Una música, contundente, empezó a sonar a un alto volumen. Las luces comenzaron a parpadear, rojas. Se encendían y apagaban intermitentemente.
Y, para sorpresa de la joven Burton, los monstruos no hicieron otra cosa que bailar.
-¡Estáis escuchando, Freaks, de Timmy Trumpet, disfrutadlo!- Dijo una voz que parecía hablar a través de un megáfono.
Las criaturas se movían al ritmo de la música en una danza macabra, lanzando sus retorcidos miembros y saltando como insectos gigantes. No obstante, no se les daba nada mal.
Cabeza de hierro daba vueltas a su hacha, alzándola. Incluso Neil movía los hombros al ritmo.
Y Culo Gordo saltaba, haciendo retumbar el suelo con su portentoso peso.
-¿Pero qué coño...?- Decía Moira. "Ya he perdido la cabeza definitivamente".
Pedro mutado tocaba su trompeta mientras movía el cuerpo con bastante gracia.
Entonces pudo ver una puerta. ¡Al fin, una salida!
"Les pueden dar mucho por el culo, yo me largo" Pensó la chica mientras se dirigía a la salida con cuidado.
Agarró el manillar.
-Parece que te has salvado por la trompeta ¿No?- Dijo la voz de la niña burlona. Irritante, como siempre. Le pareció ver a Natalia, con un vestidito gótico y el pelo rubio, entre la monstruosa muchedumbre , diciéndole esas palabras. Pero no se quedó para averiguarlo y abrió al fin la puerta.
Las luces aún parpadeaban; Rojas...como la sangre.

Era mi puta habitación -¡Mi puta habitación!- grité, entusiasmada.
-¡Eso es, chicos! ¿Qué mejor que música bien animada para empezar el día?- Decía la atronadora voz del locutor de la radio.
Natalia estaba en el marco de la puerta, observándome. Mas, algo inquietante en sus tiernos ojitos me hizo tener un escalofrío. Era como si supiera lo que había soñado y me estuviese advirtiendo de algo. Pero ¿De qué?
Tragué saliva y enmudecí por unos instantes.
-¿No me dijiste que te pusiera el despertador? ¡Duermes como un lirón!- Dijo mi hermana entrando por la puerta.
-¿Cómo coño se apaga esta mierda?- Pregunté.
-Es que no sabes nada.- Me regañó Polly, apagándolo.
Natalia se había esfumado con sus delicados pasitos, llevándose consigo aquella atmósfera tan extraña.
-¿Y esa música?
-¡Yo que sé! Es la radio.
-¿Y por qué no me has puesto el móvil como todo el mundo?
-¿Y por qué no te pones el tuyo?
-No tengo, me lo deje en Monstruolandia.
-Bueno, pues esto nunca falla. Los móviles a veces no suenan. Venga, levántate que se te hace tarde.- Y salió por la puerta.
-Vale, solo ha sido una jodida pesadilla. Ahora esperemos que no me haya llevado un trozo de monstruo en el zapato y aún siga estando ahí, como en Pesadilla en Elm Street.
Me levanté de la cama y miré a través de la ventana. Todo había sido un puto sueño, solo eso, un sueño. La calle estaba dulcemente teñida por los afables rayos de sol. Había personas haciendo deporte y paseando al perro. Era una mañana tranquila y despreocupada. Parecía que no pudiese pasar nada malo.
Poco a poco, iba volviendo a la normalidad, iban amainando los nervios y la tensión. Porque después de esa pesadilla, no había conseguido serenarme. La tensión seguía agarrotada en mi pecho, sentía el corazón oprimido, encogido. Y me costaba respirar.
Mas, algo si que me había llevado de aquel sueño horrible. Esa mirada amenazante y tierna al
mismo tiempo. Un tanto desconcertante y siniestra, había dejado un poso negro dentro de mí. Como si una oscuridad absoluta estuviese a punto de emerger desde lo más profundo.
Negué con la cabeza, solo son imaginaciones mías. Es la tensión del mal sueño. Natalia, solamente es una niña inocente. Y yo, ya no le tengo ningún miedo a las armas. Nunca más.
Ví pasar de nuevo a Natalia, correteando y algo pesado cayó al suelo. Metálico.
Me acerqué y lo tomé entre mis manos. Era la python de mi padre. -¿Qué coño hace esto aquí?
La observé durante unos instantes, pesada, fría, dura. Pero en este caso podía desprenderme de ella cuando quisiera. Eso no era parte de mí, ya no.
Caminé descalza hasta su habitación y la guardé en su armario blindado, con llave. ¿Cómo cojones podría habérsela dejado fuera de nuevo? Después de aquello Barry siempre tenía mucho más cuidado. Qué extraño...al menos, no estaba cargada.
Coloqué una nota sobre su arsenal de armas, dejándole claro que no se volviese a dejar por ahí los revólver tirados. Era un tema delicado entre nosotros, pero ya estaba más que superado. Además, lo que no puede ser, no puede ser.
Al cerrar la puerta del armario sentí una serenidad apacible, como si me hubiese liberado de una gran carga.
-Moira, cariño, ¿No vas a desayunar? Llegarás tarde al trabajo.- Dijo mi madre desde la cocina.
Bajé las escaleras y me encontré a mis hermanas sentadas a la mesa, comiendo cereales. Mi madre tomaba un café humeante y, para variar, mi padre corría de un lado a otro buscando no se qué. Siempre igual. Ya le comentaría después lo de la pistola.
Me senté y recordé que la python había caído al suelo justo cuando había pasado Natalia. Probablemente el desastre de Barry se la había olvidado fuera y ella había jugado con ella, con curiosidad. Era una niña inteligente y prematura, pero no creo que pudiese abrir aquel armario.
La sonreí con sinceridad y ella me devolvió una amplia sonrisa. Sus ojos, rojizos, me observaban con humildad e inocencia. Pero, un brillo, más rojo de lo normal, diferente, se reflejaba en un iris con más intensidad que el resto. Solamente era un destello, mas, era como si su mirada se hubiese transformado, como si ahora fuese más adulta. Era normal, después de lo que había pasado, que hubiese madurado más que una niña común y corriente, no obstante, poseía algo inquietante, algo, tal vez, perturbador. De pronto la sonrisa cambió de forma. Quizás de manera casi imperceptible, pero yo lo noté. Era esa advertencia de antes, la que me había mostrado en el marco de la puerta, volvió a plasmarse en su gesto. No pude evitar sentir como la atmósfera se volvía más espesa y oscura.
Y entonces supe que ese brillo no desaparecería nunca.

Por si no habéis escuchado esa música:
Oculto:
Última edición por Jeta de Raymond el 10 Dic 2015 13:08, editado 1 vez en total.
Imagen

Avatar de Usuario
Alexia Ashford
Demon
Mensajes: 9775
Registrado: 30 Sep 2006 20:15
Puntos de Vida: 10 de 10
Resident Evil Favorito: Resident Evil 6
Ubicación: Limbo
x 14
Contactar:

Re: Fic:Rojo

Mensaje por Alexia Ashford » 20 Jul 2015 03:21

Brillante =D>
Me encantó! Como se iba desenvolviendo la historia y con lo del principio, me di cuenta cómo sería más o menos el final...el sueño y cómo la atmósfera en el juicio era similar a la historia de Alicia en el país de las maravillas. Y es el final el que más me gusta porque ha quedado de maravilla. La caracterización de Moira es perfecta y me reí mucho con lo que decían las reclusas! Voy a nominar este fic como Mejor fanfic en los Reshis 2015!!
Imagen

Baby i like your style

Avatar de Usuario
Jeta de Raymond
Tyrant
Mensajes: 734
Registrado: 29 May 2014 15:36
Puntos de Vida: 10 de 10
Ubicación: Flotando en busca del cuerpaso de Ray
España 
x 52

Re: Fic:Rojo

Mensaje por Jeta de Raymond » 20 Jul 2015 12:59

Ay muchas gracias :oops: :oops: Se me van a saltar los colores xD Me alegro de que te haya gustado. :D
Oculto:
Tal vez fuera un poco previsible pero lo importante era, como dices tu, el final. La Natalia cambiada y su relación con el sueño
Estaba pensando que era una caca porque nadie se lo había leído o no habían comentado por eso xD Es que siempre creo q son raros o yo que se xD
Imagen

Avatar de Usuario
Ele Alzerav
Demon Knight
Demon Knight
Mensajes: 14572
Registrado: 10 Feb 2008 19:59
Puntos de Vida: 10 de 10
Resident Evil Favorito: Resident Evil Remake
Ubicación: Mordor
España 
x 361

Re: Fic:Rojo

Mensaje por Ele Alzerav » 20 Jul 2015 17:11

El lenguaje malsonante siempre es un aliciente xD
Quién iba a imaginarse a una Moira tan mal hablada, se la veía rebelde pero no tanto :P

Muy buen fic señorita =D>

Avatar de Usuario
Jill sin cejas
Contagiado 40%
Mensajes: 89
Registrado: 08 Feb 2015 23:28
Puntos de Vida: 10 de 10

Re: Fic:Rojo

Mensaje por Jill sin cejas » 23 Jul 2015 16:29

Está muy bien!
Oculto:
Me encanta que sea una especie de Moiricia en el país de las pesadillas resident.
Y lo del final al estilo Thriller de Michael Jackson XD.
Ya tienes fan sin cejas número uno.

Avatar de Usuario
Jeta de Raymond
Tyrant
Mensajes: 734
Registrado: 29 May 2014 15:36
Puntos de Vida: 10 de 10
Ubicación: Flotando en busca del cuerpaso de Ray
España 
x 52

Re: Fic:Rojo

Mensaje por Jeta de Raymond » 23 Jul 2015 17:07

Jill sin cejas escribió:Está muy bien!
Oculto:
Me encanta que sea una especie de Moiricia en el país de las pesadillas resident.
Y lo del final al estilo Thriller de Michael Jackson XD.
Ya tienes fan sin cejas número uno.
¡Por fin lo leíste! XDDDDD el final al estilo Thriller ¿Así te lo imaginaste? ¿Con esa risa? XDDDDD
¿Te ha gustado más que el de Rachael?

P.D: Parezco una niña pequeña con las preguntas. xDDD
Última edición por Jeta de Raymond el 24 Jul 2015 10:41, editado 1 vez en total.
Imagen

Avatar de Usuario
Jill sin cejas
Contagiado 40%
Mensajes: 89
Registrado: 08 Feb 2015 23:28
Puntos de Vida: 10 de 10

Re: Fic:Rojo

Mensaje por Jill sin cejas » 23 Jul 2015 23:43

Si, como Thriller pero más humorístico.
Mmmm no sé, yo creo que me gusta igual. Es difícil decidirse entre tus relatos porque son muy diferentes y siempre sorprenden.
Este es más agobiante, eso lo has conseguido muy bien.

Avatar de Usuario
Mataformigues
Tragic Kingdom
Mensajes: 4357
Registrado: 26 Jul 2010 23:09
Puntos de Vida: 10 de 10
Resident Evil Favorito: Resident Evil Remake
PS3 Network ID: Mataformigues
Ubicación: Trapped in a box of tremendous size!
España 
x 48
Contactar:

Re: Fic:Rojo

Mensaje por Mataformigues » 24 Jul 2015 16:59

¡Ay! Leí el relato el primer día y luego se me olvidó comentar. xD

También me ha gustado mucho, y por supuesto me ha recordado a Alicia en el País de las Maravillas (aparte de la clara referencia al inicio xD), y creo recordar que en algún punto también hasta a A través del espejo, no sé si será casualidad. Pero lo que he pensado desde el principio, y aunque no he leído la novela, ¿no sigue un poco la idea de El proceso de Kafka? En cuanto a lo de que al protagonista se le acuse de algo que desconoce (aunque al final aquí sí se acaba resolviendo esta cuestión).
Imagen

Avatar de Usuario
Jeta de Raymond
Tyrant
Mensajes: 734
Registrado: 29 May 2014 15:36
Puntos de Vida: 10 de 10
Ubicación: Flotando en busca del cuerpaso de Ray
España 
x 52

Re: Fic:Rojo

Mensaje por Jeta de Raymond » 24 Jul 2015 18:44

Mataformigues escribió:¡Ay! Leí el relato el primer día y luego se me olvidó comentar. xD

También me ha gustado mucho, y por supuesto me ha recordado a Alicia en el País de las Maravillas (aparte de la clara referencia al inicio xD), y creo recordar que en algún punto también hasta a A través del espejo, no sé si será casualidad. Pero lo que he pensado desde el principio, y aunque no he leído la novela, ¿no sigue un poco la idea de El proceso de Kafka? En cuanto a lo de que al protagonista se le acuse de algo que desconoce (aunque al final aquí sí se acaba resolviendo esta cuestión).

Pues yo tampoco la he leído, pero por lo que he podido informarme si que se parece en ese aspecto. Curiosa coincidencia...y más viniendo de Kafka y un relato sobre RER 2. Pero ni me la había leído xD He quedado muy inculta ahí eh xD pero es la verdad.

Me alegro de que a ti también te haya gustado :wink:
Imagen

Responder