Fanfic. Que mas da morir.

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Arovi
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Fanfic. Que mas da morir.

Mensaje por Arovi » 09 May 2014 09:05

Oculto:
¿Beltran aun no es abuelo, cierto?
Hace algunos años aya en 2008, publique un fic que no termine titulado que mas da morir, se trataba de una novela rosa ambientada en el universo de RE, acontecía en la cuidad de Raccon City, la abandone no recuerdo por que causas aunque siempre tuve intenciones de retomarla y darle fin algún día.

Cuando la publique tenia pretensiones de eso, ser una novela rosa con zombies y esas cosas. Hoy al volver a leerla me di cuenta que la forma de escribir de esos años a la que tengo ahora ha cambiado bastante e incluso me di cuenta que algunas partes de la historia estaban de mas e incluso mal contadas, por lo cual decidí reescribirla desde el inicio y no proseguir en donde me quede, que era el plan original. Ademas el enfoque que maneje en ese entonces era otro por lo cual la edite, suprimí y cambie cosas para continuarla retomando su esencia pero dándole un nuevo enfoque. Espero que el pequeño resultado que les dejo ahora sea de su agrado, es solo la edición de una pequeña parte de lo que ya estaba publicado, espero en una o dos actualizaciones mas llegue hasta la parte en donde me quede y prosiga ahora si hasta terminarla y sobre todo que sea pronto porque sino se volverá realidad el vaticinio que me dijeron en la anterior: La terminaras cuando Beltran sea abuelo.

Aqui dejo el link a la anterior publicación.

viewtopic.php?f=27&t=22776

Qué más da morir.

“En los últimos momentos de mi vida lo único que puede recordar fue tu rostro claro y lleno de luz en toda esta oscuridad, tu sonrisa siempre me lleno de dicha y felicidad, estoy satisfecho ya puedo morir en paz, no me arrepiento de nada, fui feliz al compartir contigo un instante de amor, perdóname por no ser quien tu creías, lo que esperabas y por dejarte sola”

Vania sostenía el trozo de papel en sus manos, su camino de interminables pistas acaba al fin.

-Qué más da morir ahora- pronuncio con una leve sonrisa en el rostro- tampoco me arrepiento de nada.- exclamo finalmente mientras su vista admiraba el rastro dejado por el misil. Cerró los ojos y espero lo inevitable, al menos no se iría sola.

-Maldita- pronuncio el hombre agonizante que yacía en el frió suelo, pero un estruendo ahogo su maldición y el calor de la explosión los envolvió.

Semanas atrás.

-Fuerza Vania, fuerza- se dijo mentalmente para darse fortaleza y comenzó a alistarse, tenía que acudir al funeral de la persona a quien había amado y ahora ya no estaba a su lado.

-Vania es hora de irnos-grito su madre desde la primera planta de la casa.

Vania salió de su habitación con movimientos lentos como si de un zombi sin conciencia se tratase, al llegar al último peldaño de la escalera, sintió que sus piernas perdían la fuerza, estaba devastada y lo único que hizo fue arrojarse a los brazos de su madre y estallando nuevamente en llanto.

-¿Por qué el? ¿Por qué?- era lo único que repetía en medio de sus interminables sollozos.

La madre de Vania no pronuncio ninguna palabra solo abrazo con fuerza a su hija mientras acariciaba su cabello y la condujo fuera de la casa. Ambas abordaron un taxi con dirección al cementerio de Raccon City.

Durante el trayecto la mirada de Vania se mantuvo fija en el exterior, la mañana era radiante sin duda sería un día soleado, a pesar de que las ventanillas del taxi estaban cerradas se apreciaba un viento que meneaba la copa de los árboles, el bamboleo de las hojas verdes logro transmitirle paz al alma herida de Vania, quien no pudo evitar transportarse mediante sus recuerdos a momentos llenos de felicidad.

Era una mañana hermosa con el sol brillando en todo su esplendor y regalando su calidez a los paseantes del parque de Raccon City, un viento fresco producía pequeños remolinos de hojas a la vez que agitaba el cabello de una joven mujer castaña que se encontraba sentada en una de las tantas bancas del parque. Esa mujer se encontraba leyendo una novela y no se percató de la llegada de un hombre no mayor que ella hasta que este hablo.

-Hola. ¿Puedo tomar asiento?- pronuncio el recién llegado, aunque no necesitaba una respuesta pues ya había tomado asiento.

-Claro- contesto Vania, sin darle importancia y prosiguió con su lectura.

-Disculpa no soy de la ciudad- interrumpió nuevamente el hombre- Acabo de mudarme, conseguí un empleo en la corporación Umbrella y necesito que alguien me muestre la ciudad, ¿Podrías ayudarme?

-¿Yo?- respondió Vania con algo de molestia, ya que nuevamente su lectura había sido interrumpida cosa que era inaceptable para ella- No y prefiero no hablar con extraños.

-¡Es cierto soy un extraño!- Exclamo aquel hombre con una sonrisa coqueta en su rostro- Permíteme presentarme, mi nombre es Joan Summers, tengo 28 años, vengo del este de California, me gusta el pollo frito y soy fanático del box. Ahora ya no soy un extraño y me gustaría invitarte un helado. ¿Acepta señorita desconocida?

Vania no pudo evitar soltar una risa por la última frase del hombre, sin duda tenía razón ahora ella era la desconocida. Tomo su libro y se levantó de la banca comenzando a caminar mientras exclamaba- Acepto Joan Summers, conozco una buena heladería por aquí cerca y mi nombre es Vania.

-Siempre fuiste especial Joan- susurro Vania mientras escapaba del mundo de los recuerdos y descendía del taxi, ella y su madre había arribado ya al cementerio. Era hora de enfrentar la realidad con toda su crudeza, a lo lejos observo a la gente reunida en torno al último descanso de Joan.

La muerte de él había sido extraña, primero su desaparición y posteriormente su cuerpo había sido encontrado a las afueras de la ciudad con claros signos de tortura, todo aunado al hermetismo de los medios y las autoridades con respecto al caso. Ella aun no lograba asimilar que lo había perdido y sin embargo ahora veía lentamente descender su féretro para ser tragado por la tierra para no volver jamás.

Pese a que había intentado contenerse con todas sus fuerzas, para no atraer la lastima de los demás asistentes, no pudo contenerse más y cayó de rodillas mientras que con sus manos trataba de contener los sollozos que escapaban de su boca y una tras otra las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Cuando la tierra comenzó a cubrir el ataúd Vania perdió la entereza y la conciencia cayendo desmayada frente a la tumba de Joan.

En las oficinas de Umbrella un hombre caminaba rápidamente y entraba a una de las oficinas cerrando la puerta apresuradamente. Ya en el interior de la oficina saco una llave de su bolsillo marcada con el número 189, obviamente ella llave abría un casillero en la estación de trenes, y la coloco dentro de la caja fuerte.

-Esto no salió bien- mascullo el hombre-descubrieron al imbécil de Joan y ahora está muerto y no dudo que pronto vengan por mí, sabrán que lo ayude y no dudaran en acabar conmigo, tengo q salir de aquí-susurro el hombre mientras cerraba la caja fuerte y tomaba asiento cerca del escritorio. Sin duda relacionarse con Joan había sido el peor error de su vida pero no había tenido elección, nunca tuvo elección lo recordaba bien.

-Estoy investigando a la corporación Umbrella, existen rumores de posibles experimentos con armas biológicas. Es un riesgo para la seguridad nacional, tengo conocimiento de sus pasatiempos y vengo a proponerle un trato.

-Yo no sé nada, Umbrella es una corporación farmacéutica y nada más.

-Conmigo no tiene que mentir, como ya dije es cuestión de seguridad nacional y tenemos conocimiento de cada movimiento ilegal que usted ha hecho y si no desea ir a la cárcel tendrá q colaborar.

-No pueden comprobar nada.

-Se equivoca doctor Edward-decía Joan mientras le mostraba algunas fotografías al doctor- si no me ayuda tendrá que enfrentar todo el peso de la ley y sabe que la pena de muerte es lo mínimo que usted merece. Yo solo deseo librarlo de su inminente destino.

-Está bien-exclamo resignado el doctor no tenía más opción - yo le ayudare a infiltrarse en la corporación pero eso será todo.

-No necesito más doctor Edward.

Sin duda el doctor jamás imagino que ayudando a Joan escapaba de una sentencia de muerte para firmar otra aun peor. Ahora tendría que pensar en la mejor opción de salvar su vida, negar todo podría ser una solución sin embargo Umbrella tenía en su poder a Raccon City y negar no bastaría, ya sabían muy bien cada detalle de su traición. Solo era cuestión de tiempo para que lo eliminaran o lo emplearan como conejillo de indias y el tiempo no era algo que el doctor tuviera a su favor. La puerta de la oficina se abrió de golpe y varios miembros de seguridad entraron y sin la más mínima delicadeza tomaron al doctor de los brazos.

-¿Qué rayos sucede?- pronuncio el doctor Edward queriendo sonar sorprendido, pero era obvio lo que sucedía Umbrella acabaría con él.
No hubo respuesta por parte de los uniformados y en lugar de eso Edward recibió un golpe en la cabeza que lo dejo inconsciente.
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Re: Fanfic. Que mas da morir.

Mensaje por Reshi » 16 May 2014 06:42

Hasta donde yo sé, no es abuelo... al menos no he visto ningún bebé rondando por la casa... ni me lo he comido ni nada... Sólo es padre de un hermoso Hunter :mrgreen:
Muy bueno que antiguos foreros retomen sus proyectos, lo seguiremos con atención =D>

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