Oscuras Apariencias

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ZetoZeigler
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Oscuras Apariencias

Mensaje por ZetoZeigler » 29 Jun 2012 22:45

Bueno, hace tiempo que eh querido subir mis historias, pero por alguna causa u otra no lo hacía. En fin ahora que al fin lo hago, me gustaría que se tomaran el tiempo de leerlo. Acepto criticas, correcciones, consejos, etc.
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Capítulo 1: Brote de Locura
Me desperté algo mareado, había estado algo enfermo gran parte de la semana pero ya me sentía mucho mejor (una ventaja de esto es que mis padres son médicos, y no gastamos en consulta). Me levanté de la cama y me metí a bañar.
Por cierto, me llamo Lucas tengo 19 años y vivo en una de las ciudades más aburridas del país. A diario me pregunto si mi vida será siempre la misma: una aburrida rutina diaria, en la que no pasa nada emocionante. Lo único que podría presumir de emocionante es andar en patineta…
Después de salir del baño me puse ropa para la escuela, metí mis cosas en mi morral y baje a la planta baja, en la sala estaba el televisor encendido pero no había nadie ahí, estaban pasando el noticiero local y una noticia en particular me llamo la atención: había una reportera a las afueras del hospital, y un guardia de seguridad le impedía entrar al inmueble, mucha gente enfadada porque querían entrar, la reportera decía algo sobre una extraña enfermedad en la que los pacientes sufrían convulsiones y coagulación de la sangre mientras seguían vivos, además de un gran apetito, vomito y aparición de grandes manchas ,que podían ser verdes cafés y hasta negras, en la piel. De pronto unos paramédicos llegaron corriendo con un hombre en una camilla, el tipo tenía un aspecto terrible se veía muy pálido, se convulsionaba y de repente vomito sobre uno de los paramédicos, la reportera intentaba acercarse más pero se lo impedían y la noticia se cortó, volvían a estar los conductores del noticiero comentando la noticia, dijeron algo sobre aproximadamente cien casos en una semana. Ya no le preste mucha atención, apagué el televisor y me fui a la cocina. Mi mamá escribía y checaba muchas cosas en su laptop y mi hermanita Angela estaba desayunando en la mesa.
-Date prisa ya tenemos que irnos- dijo mi mama sin despegar los ojos de su laptop.- Desayuna rápido.
Me senté a lado de Angela y empecé a desayunar.
-¿Hoy van a tener mucho trabajo en el hospital?- le pregunte a mi mamá, ella solo me volteó a ver de manera extraña.-Digo, porque en las noticias vi…
-No le hagas caso a las noticias. No mucho de lo que dicen resulta ser verdad.
Además me dijo que puede ser una tapadera a algo más grande (políticamente hablando) como los juegos olímpicos de hace varias décadas o ese extraño caso de la niña que desapareció en su propia casa. A pesar de las imágenes que vi en el noticiero, no quise seguir comentando.
Angela terminó de desayunar y yo a la vez con ella. Nos lavamos los dientes y bajamos a la sala mi mamá estaba guardando varias cosas en una maleta.
-¿Y eso para qué es?
-A tu papá le toca guardia, le voy a llevar algunas cosas. Ya vámonos
Salimos de la casa, afuera estaba muy frio y rápidamente nos metimos al auto y nos pusimos en marcha. Las escuelas estaban en el rumbo que mi madre siempre tomaba hacia el hospital por lo que no era problema para ella llevarnos, mientras avanzábamos mire por la ventana, hacia el inmenso “bosque de la ciudad” (en realidad es un parque inmenso, por eso el nombre) y noté que la calle estaba particularmente vacía, solo se veían uno que otro corredor por el parque.
Escuche un ruido extraño, reconocí que era de sirenas y de repente tres ambulancias y varios coches de policía pasaron a una gran velocidad a nuestro lado, los seguí con la mirada hasta que se perdieron al doblar en la esquina del parque.
Llegamos a la escuela de Angela y mi mamá detuvo el coche, mi hermana se bajó y se despidió de nosotros haciendo un gesto con la mano.
Cuando avanzamos unas calles volví a preguntarle a mi madre algo referente sobre lo del noticiero. Sabía que en la mañana no me había querido decir nada porque ahí estaba mi hermana y no quería asustarla, sabiendo muy bien que es demasiado miedosa.
-Ya te lo dije hace rato, no pasa nada.
Bien no era lo que me esperaba, pero seguía sintiendo curiosidad.
-Ya, enserio, dime. Sé que en la casa no querías asustar a Angela, pero ahora dime a mí. Las imágenes del noticiero se veían muy reales.- Insistí.
-¡No es que no quisiera asustar a tu hermana, simplemente no está pasando nada, Lucas!- Mi madre alzó la voz, así que, simplemente, me quede callado.

El salón de clases casi se llenaba cuando yo llegue, varios de mis compañeros estaban afuera, y muchas de sus mochilas estaban en las butacas del aula. Cuando entré de inmediato vi a mi amiga Gazlene, estaba sentada donde siempre la segunda butaca de la primera fila a lado de la ventana, y los tenues rayos de sol que entraban hacían que su hermoso cabello negro tuviera unos destellos violetas.
Siempre dejaba la primera para mí, sabe que me gusta ir al frente. No es que sea muy estudioso ni nada de eso, de hecho mis notas apenas si son aceptables, pero siempre me ah gustado ese lugar.
-Hola, Gazy-. La salude antes de sentarme y voltear la butaca para hablar mejor con ella.
Su nombre siempre se me hizo un poco extraño, jamás lo había escuchado hasta que la conocí y prefería decirle Gazy, como muestra de cariño.
-Hola, Lucas.
Casi suelto una pequeña risa al oírla hablar, tenía gripa desde hace unos días y su voz sonaba “chistosa”
-Sigues enferma.
-Si lo noté. En la mañana casi no podía ni respirar.
Me quería reír, se escuchaba muy graciosa.
Tengo apenas dos años de conocer a Gazlene, pero aun así la consideró como mi mejor amiga, aunque me gustaría que no solo fuera eso.
Estuvimos platicando en lo que llegaba el profesor, y por unos momentos olvide el tema del hospital.
Sonó el timbre, pero después de quince minutos, aun no llegaba el profesor de derecho, pero el que si llegó fue mi gran amigo Eduardo. Se veía cansado y apurado.
-¿No ha llegado el profe?- nos pregunto al sentarse detrás de Gazy.
-Ahh, no- le contesto ella.
-Sigues enferma.
-Ay, otro.- Dijo algo molesta.
Me reí un poco y mejor cambie de tema
-¿Porqué llegas a esta hora? Tú siempre llegas temprano.- Le pregunté a Eduardo.
-Si es que, mi hermana también se enfermo y se me hizo tarde.
-¿Elizabeth? – pregunté.
-¿Qué otra hermana tengo?
-Sí, es que estoy medio dormido.
No hice la pregunta de una forma en la que diera a entender si tenía más hermanas, sino que, conozco muy bien a su hermana y jamás se había enfermado, según palabras de su madre.
-Oye, Lucas, ¿tú sabes cuál es esa enfermedad que tiene a tanta gente en el hospital?-me preguntó Eduardo, y así me volvió a la mente el tema.
-No, ni idea.- le contesté un poco desanimado.
-Pero tus papás son doctores, ¿no les preguntaste?-intervino Gazy.
-Sí, le pregunté a mi mamá pero no me quiso decir nada, según ella son puros inventos del gobierno como hace unas décadas lo fueron los juegos olímpicos y el caso de esa niña que desapareció en su propia casa. Y mi papá está en el hospital desde anoche, no le he podido preguntar.
Ya no tuvimos tiempo de seguir hablando del tema, porque la maestra de la siguiente clase llegó unos segundos antes de que sonara el timbre.

Se acabaron las clases del día.
-Adiós, Ed.- me despedí.
-Adiós, Lucas. Adiós, Gazlene. Disculpen que me vaya tan rápido, pero tengo que cuidar a mi hermana.- Nos dijo Ed y se fue rápidamente.
-Bueno, Gazy, hasta mañana, que te recuperes.
-Gracias, Lucas.- Me dijo y se acercó para darme un beso en la mejilla.-Hasta mañana.- agregó.
Gazy dio media vuelta y se fue, yo hice lo mismo.

A diferencia de en las mañanas mi mamá no puede pasar a recogernos al salir de clases, por lo que yo pasó por mi hermana, la secundaria está un poco retirada de la preparatoria, pero yo me voy caminando para hacer tiempo y no llegar tan temprano, el horario de clase que tengo acaba media hora antes que el de mi hermana.
Llegué a la secundaria y me quede esperando afuera, sentado en una de las bancas que hay ahí.
Angela no es una niña pequeña, tiene catorce años pero, mi mamá se preocupa mucho por ella. Y el que yo tenga que pasar por ella suele ser algo molesto, no solo para mí, que tengo que soportar el terrible frío (o calor, depende de la temporada), sino para Angela también.
En lo que estaba ahí afuera, una ambulancia volvió a pasar, pero esta iba a una velocidad moderada y sin las sirenas encendidas. Ver tantas ambulancias en tan poco tiempo me hizo sospechar aun mas de mi madre. Era demasiado extraño que, pese a las circunstancias en las que estaba la ciudad, no me quisiera contar nada, ¿por “protegernos”?
A los pocos minutos escuché el timbre y los alumnos iban saliendo poco a poco, de entre un grupo salió mi hermana.
-Hola-. La salude.- ¿Ya nos vamos?
-Sí, hoy no tengo ganas de quedarme.- me contesto algo indiferente.
Caminamos hasta la esquina y esperamos a que pasara un taxi. Mientras el taxi nos llevaba a casa, me di cuenta de que pasaron muchas patrullas y una ambulancia, igual que la ambulancia pasada, iban a una velocidad relativamente reducida y sin sirenas. Aunque, se dirigían al hospital.

Cuando entramos a la casa sentí un fuerte dolor de cabeza, era un dolor inhumano, me lleve las manos a las sienes, pegué un grito ahogado y me deje caer en el sofá.
-¡Lucas, Lucas, ¿qué tienes?!-. Gritó Angela frenéticamente, corriendo a mi lado.
Y de pronto, el dolor se fue, y sentí como si no hubiera sucedido nada. Debido al dolor no me di cuenta de que Angela estaba muy asustada.
-Lucas, ¿qué te pasó?- me preguntó casi llorando.
Tarde unos segundos en contestarle y lo hice muy agitado.
-No sé, me dolió mucho la cabeza.- Angela estaba por decir algo más pero la interrumpí.- Así déjalo ya, no fue nada.
Fuimos a la cocina y buscamos algo para comer, en el refrigerador encontré algo de caldo de pollo, lo calenté y lo comimos en silencio. Intenté no darle importancia al problema anterior, esperaría a que mi mamá llegara para comentárselo. Por la tarde Angela y yo hicimos la tarea, cuando acabé me la pasé un rato en la computadora.
Alrededor de las once de la noche Angela se durmió, yo iba a esperar a mi mamá, usualmente llega a las diez o diez y media. A las doce decidí llamarla pero el celular me mandaba inmediatamente al buzón de voz. Ya era casi la una de la madrugada cuando decidí dormirme, ya no aguantaba más, mañana le diría a mi mamá la que había ocurrido, además el dolor ya no había regresado, ni un poco.

A la mañana siguiente me desperté por que escuchaba mucho ruido en la planta baja. Bajé rápidamente para ver qué pasaba, con mi bate de beisbol en mano. Era mi mamá, se veía muy cansada y traía la misma ropa que ayer.
-… ¿Mamá?, ¿Qué buscas?
Mi mamá se dio vuelta hacía donde yo estaba, exaltada.
-Ah, Lucas, disculpa pero me ocupé mucho en el hospital.- Dijo mientras checaba unos documentos que traía en las manos y los separaba del resto.- Alístate y despierta a tu hermana, por favor.
La obedecí sin decir nada más, entonces noté que hacía mucho frío, mucho más que ayer. Debíamos de estar alrededor de seis grados centígrados.
Cuando estuvimos listos, tuvimos un desayuno rápido, y aproveche ese momento para decirle a mi mamá sobre el dolor.
-¿Qué? Oh no te preocupes, a lo mejor fue solo una pequeña jaqueca.
-Una jaqueca no duele tanto. Sentía que la cabeza me iba a explotar.
-Ya no te preocupes, apuesto a que ya no te volvió a doler ni un poquito, ¿verdad?
Asentí.
-Ves, no es para preocuparse.
Acabamos de desayunar y fui a la sala unos minutos, mi mamá se acercó a la mochila de Angela y le metió la carpeta que había estado observando hace rato.
-Cuida mucho esta carpeta- le dijo a mi hermana- es muy importante…y no la veas hasta que te diga, ¿ok?
-Sí, mami.- Contestó Angela, mientras asentía.
Eso me pareció muy extraño.
Salimos de la casa y apenas abrimos la puerta una corriente de aire friísimo entró, me estremecí por el frío que estaba haciendo. Estaba muy nublado, las nubes del cielo eran casi de color negro. Este clima me gusta mucho.
Subimos al auto y nos pusimos en marcha.
Durante el camino Angela llevaba puestos sus audífonos, y como los escuchaba muy alto, sabía que podría preguntarle varias cosas a mi mamá.
-Oye, ¿ya me dices qué es lo que está pasando?
-Ay, Lucas, como eres terco, no pasa nada.
-Mamá no estoy menso, se que algo pasa.- Insistí.- Y ya dime Angela no escucha.
Mi mamá soltó un suspiro y luego de un pequeño silencio me contestó:
-Lucas, ya habrá tiempo para hablarte de lo que está pasando.- Volvió a suspirar.- Ahora no te tienes que preocupar por eso.
-Está bien.- dije, luego de una pausa.
Al menos ya había obtenido un poco de información, todo era cuestión de tiempo para que me contase todo.

Empecé a mirar por la ventana como de costumbre, hasta ese momento noté que las calles estaban casi desiertas, no había nadie en corriendo en el parque ni caminando por las aceras, y solo unos cuantos automóviles transitaban por las calles. En ese momento pensaba que sería por el frío que estaba haciendo.
Y luego pasamos por la calle en la que mi mamá siempre da vuelta para llevarnos a la escuela, pero la pasó de largo.
-Ahm… te pasaste la vuelta.- le dije algo extrañado, nunca le había pasado eso.
-Escucha, Lucas. - Empezó mi mamá, muy seria.- No los voy a llevar a la escuela.
Estaba a punto de preguntar el porqué, pero ella continuó:
-En este momento hay cosas que no debieron de suceder. Esa enfermedad es muy extraña y no hemos podido encontrar un antídoto. Así que tu papá me dijo que los tuviera a salvo.
-¿A salvo?-pregunté, temeroso.- ¿Qué quieres decir con eso?
-Qué los voy a llevar a un refugio, esta a las afueras de la ciudad.
Eso hizo que me diera un escalofrío.
-Entonces, ¿eso significa que habrá una epidemia?
-Esperemos que eso no llegue a suceder. Y escúchame muy bien.- Cerró los ojos y suspiro, se notaba asustada, antes de continuar.- Si alguna vez llegas a estar solo con tu hermana cuídala mucho, ella te necesita.
-¿Qué? ¿Tú no vas a estar con nosotros?
-No creo poder, tengo que volver con tu padre.
No podía creer lo que estaba pasando. Quería reclamarle, por dejarnos en aquel refugio, solos, pero me quede callado al ver que mi mamá intentaba contener las lágrimas.
-Oye, mamá.- Intervino Angela.- ¿No tenias que haber dado vuelta hace rato?
-Sí, hija, disculpa, es que me distraje. Siéntate bien, ahorita llegamos.
Pero jamás llegaríamos a ningún lugar.
Apenas dos calles más adelante se escucho un ruido ensordecedor y un auto salió patinando a una gran velocidad, interponiéndose en nuestro camino. Me aferré al asiento y escuche que Angela gritó. Mi mamá intentó esquivarlo pero no pudo. Los autos se impactaron con gran fuerza y el nuestro salió disparado hacia un edificio, mi mamá no pudo frenar y nos estrellamos contra el muro de cemento…

Bien ese es el primer capitulo, espero lo disfruten y pronto subiré el segundo :D
Última edición por ZetoZeigler el 04 Jul 2012 23:49, editado 2 veces en total.

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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por Lukkas Redfield » 30 Jun 2012 16:04

Genial capitulo, me gustó mucho!! La verdad que me quedé muy :shock: la última parte, ya quiero saber que pasa!! Continua pronto!
-''Nada sucede del mismo modo dos veces''. EPC.
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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por ZetoZeigler » 04 Jul 2012 23:51

Muchas gracias Lukkas!, en verdad me anima a seguir escribiendo, pronto tendré el segundo capitulo listo

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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por Azrael » 05 Jul 2012 03:03

buen capitulo, te sale lo que a mi no me sale a la hora de escribir, describís todo, las expresiones, los lugares, pero bueno ya me saldrá pronto.
buen capitulo =D>
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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por ZetoZeigler » 06 Jul 2012 01:38

Gracias random!!!
randomargentinian escribió:te sale lo que a mi no me sale a la hora de escribir, describís todo, las expresiones, los lugares, pero bueno ya me saldrá pronto.
buen capitulo =D>
En serio? Hay ocasiones en las que siento que describo demasiado las cosas.

Pero la verdad es que está es la 4ta edición de este fic, tuve que pasar por varios borradores con una narrativa muy pobre para obtener esta mejoría. Que no es perfecta, pero me agrada bastante mi estilo n_n
Y tu sigue escribiendo con el tiempo escribiras cada vez mejor.

PD. Estoy a punto de subir el segundo capitulo :D :D


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Aquí va el segundo capitulo!

Capítulo 2: El Paseo de la Ruina


¡Lucas...! ¡Lucas!

Sentía que algo caliente se deslizaba por mi frente y no podía moverme mucho.
El impacto contra el muro había sido demasiado violento. No estaba seguro si en verdad estuviera vivo. Intenté abrir los ojos.
Cuando lo hice vi a Angela, estaba llorando y tenía sangre seca en la nariz y mejilla izquierda.
-¡Lucas, Lucas! ¿Estás bien?- Gritó desesperada.
No captaba muy bien lo que me decía. Sentí que algo liquido se deslizaba por mi ojo, rápidamente me limpie con la mano y vi que era sangre. Angela seguía intentando llamar mi atención. Seguía llorando inconsolablemente.
-¿Qué tienes, Angela?- inquirí, también un poco alterado.- ¿Estás bien?
Siguió sollozando, e intentó calmarse un poco. Cuando su llanto solo era un leve sollozo, habló:
-Mi…mi mamá.- Tartamudeó.
Cuando pronunció esas palabras sentí una fuerte opresión en el corazón, presentí algo terrible. Qué mi madre se había ido y nos había abandonado ahí. Qué pensamiento tan inocente…
Rápidamente giré la cabeza hacia el asiento donde debería estar mi madre. Y sí, ahí estaba, los ojos y la boca completamente abiertos, recargando la cabeza en el volante y con un enorme trozo de vidrio enterrado en la cabeza. La sangre le corría desde la coronilla hasta la nariz, goteando sobre sus piernas. La imagen me traumó, pero no intenté nada, salvo desabrocharme el cinturón de seguridad y salir rápido del auto, con Angela.
Al salir del auto puse la mano en la puerta y me hice un gran corte en la palma. La presioné contra mi chamarra para que no saliera más sangre.
Volteé a ver a mi hermana, la abracé en un intento por calmarla un poco.
-Tran-tra-tra-tranquila, estamos bien.- Ella sollozaba y no paraba de mencionar a mi mamá.- Angela, tenemos que seguir nosotros, podemos ir a buscar a papá el debe de estar en el hospital.
-¡Pero mi mamá está muerta!
-¡Ya lo sé!- alcé la voz.- ¡Pero entiende, no podemos revivirla y quedarnos aquí sería muy estúpido, no sabemos qué va a pasar!- Parecía que empezaba a comprender.-Si vamos al hospital podremos ver a papá y estaremos bien con él.
Empezaba a tranquilizarse, siempre lo hace cuando la abrazan. Asintió con la cabeza.
Me agaché un poco para verla directamente a los ojos, sus hermosos ojos color miel estaban rojos y llenos de lágrimas. Iba a decirle algo más pero mi vista se perdió en la calle tras ella.
Era una ruina total: había muchos papeles, escombros y basura regada en el suelo. Varios autos chocados, gente en tirada en las aceras y carretera. La mayoría de los edificios tenían los vidrios rotos y estaban saqueados.
Parecía como su hubiesen pasado años y la ciudad se hubiera convertido en una ciudad fantasma.
Saque mi celular para ver la hora. Estaba roto y servía para nada.
-¿Tienes tu celular?- Le pregunté a mi hermana.
Ella lo sacó de su bolsillo y me lo dio.
Eran las 12:33…
No era posible, había estado inconsciente aproximadamente cinco horas. Más sangre se deslizó por mi ojo, me la limpie con la manga de la chamarra.
Vi algo más, el auto que se había interpuesto en nuestro camino, apenas a unos quince metros de nosotros, el vidrio parabrisas tenía un agujero del lado del conductor y el chofer estaba a seis metros de distancia. A primera vista se veía muerto ya que tenía el cuello y los brazos rotos. Me alegré al ver que también había muerto. Aunque desde donde estaba no podía ver su maldita cara.
-¿Cuánto tiempo llevas despierta?- Le pregunté a Angela, dejando de darle importancia al cadáver.
-No… no mucho. Tan solo unos minutos antes de que te despertara.- me contestó, pero titubeaba demasiado.
-¿Y viste todo este caos? ¿No se te hizo extraño?
-Claro que si, ni que fuera tonta.-Me reclamó, y cabizbaja añadió-: Me asusté mucho.
-Está bien, no importa…
Por el rabillo del vi como el cadáver del conductor del coche se movía en el suelo. Eso era imposible, con el cuello roto de esa manera debería de estar más que muerto.
-Mira.- Le susurré a Angela.- Está vivo.
Ella volteó a verlo y se quedó sin habla.
Se escuchaba como si se quejara. Si gritara de dolor sería un poco más creíble lo que veía.
Intentaba incorporarse, pero los brazos rotos no le respondían, lo intentó con el simple impulso de sus piernas y me sorprendió al lograrlo. Se incorporó igual a que si lo hubiesen jalado las cuerdas como a un títere.
Se quedó ahí parado, sus quejidos se escuchaban muy claro y se tambaleaba levemente de un lado a otro.
Y de repente, y muy velozmente, se giró hacia nosotros.
Entonces, deseé jamás haberle visto la cara.
Estaba descarnado del rostro, tenía los ojos al revés y las pocas partes con piel eran de un rojo intenso. Era sangre, que recorría todo su cuerpo.
Algo me dijo que eso podría ser peligroso. Y aún así me acerqué.
Hice que Angela se quedará atrás de mí, cerca del auto.
Me acerqué lentamente a esa cosa.
Tragué saliva.
-Ehm, ¿Señor? Ehhh. ¿Se…encuentra bien?
¡Qué pregunta tan estúpida!!!
Al estar unos pasos cerca del hombre, pude ver mejor su rostro, era asqueroso. El olor que transmitía me hizo darme cuenta de que estaba en descomposición.
Y sin esperármelo, el hombre se abalanzó sobre mí. Me sobresalté y camine rápidamente de espaldas, intentando huir de esa cosa. Pero me tropecé con un pedazo de escombro y caí de espalda sobre más pequeños pedazos de escombro. Sentí como si se me escapara el aire de los pulmones.
Esa cosa se dejó caer sobre mí. Antes de que me callera por completo levante una pierna y lo detuve con la rodilla por el pecho y con la mano derecha, le agarre el cuello para que no se me acercara.
Movía la cabeza desesperadamente, intentando librarse para poder llegar a mi rostro.
Era demasiado pesado para poder quitármelo de encima y estaba perdiendo fuerza en el brazo y en mi pierna.
Así que, con la mano que tenía libre, tanteaba el suelo a mi lado buscando algo con lo que defenderme. Toque algo frio, metálico y también con un poco de filo. Rápidamente lo empuñe. Al jalarlo para golpear al sujeto, escuche como si algo se hubiera roto.
Se lo clave directamente en la sien y, repentinamente, esa cosa se dejó de mover por completo.
Sentí como todo el su peso me caía encima y lo moví a un lado.
Me arrastre uno o dos metro lejos de esa cosa y me quedé ahí sentado, viendo a esa cosa ahí tirada.
Me sobresalté al escuchar un ruido a mis espaldas y al girarme vi que era Angela. Había pisado unos vidrios mientras corría hacia donde yo estaba. Llevaba una barra de hierro en las manos.
Tiró la barra a un lado.
Se hincó a mi lado, me abrazó y comenzó a sollozar, lentamente esos sollozos se convirtieron en llanto.
-Pensé… pensé que te iba a hacer daño-. Me dijo entre lágrimas-. La barra que llevaba en mano era para golpear a esa cosa, te quería ayudar, pero me congelé al ver que eso había dejado de moverse. Pensé que te había pasado otra cosa.
-Ya, tranquila, no me pasó nada. Estoy bien.
-¿Seguro?- Me pregunto levantando la cara para poder verme.
-Sí.
No levantamos lentamente, ayudándonos uno al otro. Nos quedamos un momento ahí parados, viendo a lo que estaba ahí tirado. Hasta que Angela rompió ese breve silencio:
-¿Lo mataste?
Tardé un momento en reaccionar. Cuando asimile su pregunta, no tenía una respuesta clara.
-No lo sé-. Dije al fin-. No te muevas.
Me acerque al cadáver. Aquello con lo que lo había apuñalado resplandecía levemente sobre su sien. Me incliné cuidadosamente sobre…eso. Con precaución, tomé la empuñadura e intente sacarlo. La hoja se deslizo fácilmente. Era una navaja. Media unos diecisiete centímetros, incluyendo empuñadura y hoja. Pero en la punta de la hoja estaba rota. Recordé el ruido que escuche al empuñarlo y busque la ubicación original. Debajo de un pedazo de muro, se veía un pequeño metal que salía debajo de, como unos do centímetros. Me agache y lo deslice hacia afuera. Era lo que le faltaba a la hoja, en total la navaja debería de medir veinticinco centímetros. Total ahora sé que en realidad era un cuchillo militar, no una navaja.
Pero, ¿Qué tenía que estar haciendo un cuchillo militar aquí?
Regresé con mi hermana, sin darle la espalda al cadáver, no fuera a ser que me diera una sorpresa de nuevo. Solo me gire cuando llegue con Angela.
-¿Qué es eso?- Me preguntó apenas llegue a su lado.
-Una nava… un chuchillo- le contesté sin dejar de ver el arma-, con esto lo maté.
-¡Entonces si lo mataste!
-Bueno no sé. Yo solo se lo encajé en la cabeza y se dejó de mover y… ah no sé.
-¡Lucas!
Seguí observando el cuchillo, junté las partes rotas de la hoja, para poder apreciar su tamaño real.
-Lucas, vámonos de aquí.
Deje de prestarle atención al cuchillo y me quede con la parte con empuñadura en la mano y tiré la otra.
Al caminar, Angela se aferró fuertemente a mi brazo derecho.

Ver que la ciudad en la que había pasado toda mi vida estuviera en esas condiciones era deprimente y presagiaba más desgracias. A donde fuese que desviara la mirada era lo mismo: pura desgracia.
Caminábamos por esas calles en ruina sin tener ni saber a donde ir.
Tras avanzar varias cuadras (aproximadamente cinco) nos topamos con el boulevard principal de la ciudad. Ahí vimos algo que no sabíamos si eras alarmante o tranquilizante. Una camioneta del ejército estaba en medio de la carretera. Tan grande se había vuelto el asunto que los militares tuvieron que intervenir. La camioneta estaba abandonada con las puertas abiertas y unas mochilas en la parte trasera.
-Lo mejor es no acercarnos- le dije a Angela-. No sabemos que pueda pasar.
Me esperaba encontrar cadáveres o más títeres como el de hace rato, pero las calles estaban vacías, los únicos seres vivientes éramos Angela y yo.
-Lucas, ¿no vamos a ir con mi papá?
-Ni siquiera sabemos dónde está.
-Pues en el hospital ¿donde más? Con tanta gente enferma debe de tener mucho trabajo.
-Y, ¿qué tal si por todo este caos salió del hospital para buscarnos a nosotros y a mamá?
-No perdemos nada con ir a buscarlo.
No importaba nada de lo que pudiera decir o pensar, Angela tenía razón. Entonces recordé su celular, el de ella si funcionaba. Se lo pedí. Intenté llamar varias veces al celular de papá, pero siempre me contestaba la desesperante operadora telefónica… sin señal.
Le dije a mi hermana que la única forma en la que sabríamos si nuestro padre seguía vivo era yendo al hospital y nos pusimos en marcha.

El camino hacia el hospital era muy largo, tendríamos que llegar hasta la calle en la que mi madre debió de haber dado vuelta hace tiempo y después pasar la zona escolar para así estar a la mitad del camino.
-Para como están las circunstancias, creo que SI hay que acercarnos a la camioneta.
Al menos para ver si funciona y utilizarla como transporte.
Me senté en el asiento del conductor y Angela de copiloto. La camioneta tenía los vidrios rotos, como si los hubiesen roto a golpes. Para nuestra suerte, la camioneta aún tenía las llaves. Traté varias veces, pero después de que se forzara el motor previo a que encendiera, la camioneta se detenía.
-¡Ahh, maldita sea!
De la rabia golpee el volante con el puño e hice sonar el claxon. Me calmé de inmediato, por miedo a que algún títere fuera a escuchar.
-¿Seguimos a pie?- me preguntó Angela.
Contesté unos pocos segundos después:
-Sí, démonos prisa.
Antes de reponer el camino agarre las mochilas que estaba en la parte trasera y las revise, intentando buscar algo de utilidad (armas o ¡comida!) opero no. Estaban llenas de harapos y una que otra bala.
Agarré uno de los trapos y me acerque a Angela. Ella me miró algo extrañada cuando le acerque el trapo a la cara, se iba a hacer para atrás pero al darse cuenta de que era para limpiarle la sangre seca de la cara se quedó quieta.
-Listo-. Dije-. Ya te ves mejor.
Ella solo sonrió.
Después, con otro trapo, me limpié la sangre de la frente y del ojo.
Al reanudar nuestra marcha por el paseo de la ruina de nuestra ciudad Angela volvió a aferrarse a mí. Siempre hemos sido muy unidos desde, hace quince años que ella nació. Al menos en este momento tan caótico, estábamos juntos.
Recorrimos en silencio unas calles más, casi hasta llegar a la calle en la que se encontraban las escuelas de la ciudad.
Cuando escuchamos un ruido muy potente, y muy cerca. ¿Una explosión?... No, balazos.
-Hay alguien más con vida-. Dije emocionado.
Corrimos hacia el lugar donde se escucharon los disparos. Al girar en la esquina, vimos a un soldado con tres civiles más. El soldado, disparaba a varios títeres, y los civiles se resguardan a sus espaldas.
Los tres títeres que los atacaban cayeron “muertos”.
Nos acercamos, ahora caminando, hacia su posición. Al estar más cerca, me di cuenta de que los tres civiles eran Eduardo, su hermana Elizabeth… y Gazlene.

Segundo capitulo servido próximamente el capitulo 3 titulado "Arruinador" :D :D
Última edición por Ele Alzerav el 06 Jul 2012 02:17, editado 1 vez en total.
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Azrael
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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por Azrael » 06 Jul 2012 03:28

UNA HIERBA VERDE, UNA MALDITA HIERBA VERDE PARA LA MADRE XDDDDDD
buen capitulo, "titeres" me gusta el nombre :mrgreen:
nunca dijiste en que ciudad transcurría o lo dijiste y no me di cuenta o en realidad no importa :x jajajaja saludos
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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por ZetoZeigler » 06 Jul 2012 03:43

Por desgracia ya no le alcanza con la hierva verde u_u (XD XD)
Titere fue lo primero que se me ocurrio cuando lo estab escribiendo y de ahí se les quedo ese nombre :mrgreen:
Y el nombre de la ciudad AÚN NO lo menciono, jeje. Pero siendo sincero no es tan relevante xD

PD. Luego editare el primer post para agregar el indice y el profile de cada personaje principal. :D

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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por Lukkas Redfield » 07 Jul 2012 19:55

Me gustó mucho el capítulo, que mal que falleció la mamá, bueno semejante golpe y cosa en la cabeza... :S pero es bueno que Lucas y Angela estén vivos, continua pronto!!!
-''Nada sucede del mismo modo dos veces''. EPC.
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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por ZetoZeigler » 20 Jul 2012 05:38

Disculpen que no haya subido nada, pero me entretuvieron las vacaciones xD, y no pude escribir mucho. Por eso este capitulo lo traigo en 2 partes


Capítulo 3(pt 1): Arruinador



Abracé a Gazy.
Era tan reconfortante encontrarla a ella y a Ed vivos, sobre todo a ella.
Solté a Gazlene.
-Ey que milagro verte vivo.- Bromeó Ed y me dio unas palmadas en el hombro.- Pensé que ya estarías deambulando como zombie por ahí.
Angela frunció el ceño al escuchar lo que decía Ed. La verdad es que a mi hermana nunca le ha agradado Eduardo.
-Lucas, me alegra tanto que estén bien.- Dijo Gazlene mientras me abrazaba de nuevo.
-A mí también me alegra verlos a ambos. ¿Cómo han sobrevivido a esto?
El soldado intervino:
-Ya tendrán tiempo de ponerse al tanto de sus vidas. Ahora lo que importa es salir de aquí.
Fue en ese momento cuando puse más atención al aspecto del soldado: era (o se veía) muy joven, tendría alrededor de veintidós años. Y su ropa, en un principio y desde la lejanía parecía de un militar, pero ya de cerca era muy distinto, la vestimenta era más ligera, de color azul y tenía un extraño símbolo en los hombros. Una K y una W sobrepuestas, o algo así.
-Por cierto, mi nombre es Fabián.- Continuo el soldado.- Como acabo de escuchar tu nombre es Lucas, ¿no?- Asentí.- ¿Y la niñata?- Preguntó apuntando con un movimiento de la cabeza a mi hermana.
-Soy Angela.- Contestó por sí misma.
-Somos hermanos.- Agregué.
El soldado movió la cabeza de manera afirmativa varias veces.
-Disculpen si soy algo rudo, pero mi deber es encontrar a cuanto superviviente pueda y sacarlos de la ciudad. Así que en marcha.
Lo obedecimos y nos pusimos a caminar tras él. Se veía algo inquieto, constantemente giraba la cabeza en todas direcciones, como si acechara algo.
-Tantas personas son demasiadas para un solo soldado, ¿no lo crees?- Pregunté.
Fabián no contestó.
-Yo opino igual.- Agregó Angela.- Se te puede salir de control la situación con tantas personas.
-No soy el único.- Dijo al fin.-… Y no soy soldado.
Lo último lo dijo como si lo hubiese ofendido.
-Ya me lo imaginaba. Entonces, ¿Quién los envía?
-Eso es clasificado.
-¿Clasificado?- Intervino Angela.- Da igual que nos los digas. Al fin de cuantas no están rescatando, ¿no?
-¡Así es! ¡Y eso es lo único que importa!- Dijo algo exaltado dándose la vuelta.- Así que cierren la boca y sigan.
Volvió a girarse y continuó la marcha.
-No se esfuercen mucho. Dijo Elizabeth.- A nosotros tampoco nos hizo mucho caso.
Continuamos caminando. Angela seguía aferrada a mi brazo, tratando de apartar a Gazlene de mi lado.
De vez en cuando aparecía uno que otro títere y Fabián lo derribaba gastando varias balas de su rifle de asalto. Solo disparaba al tronco de las criaturas.
-¿Sabes?- Comencé y Fabián me volteó a ver con su cara de pocos amigos.- Creo que si les das un tiro en la cabeza sería suficiente.
No me contestó, solo se giró.
-Mejor no le digas nada.- Me dijo Eduardo en voz baja.- Lo poco que tenemos conociéndolo nos dice que le gusta hacer las cosas a su manera, no importa qué.
-Y vaya que lo he notado.
Durante la breve caminata que tuvimos después de eso, Fabián continuó gastando balas en las criaturas.
Por mi parte, dejaría de “molestarlo”. Lo único importante era que Angela estuviera a salvo. Pero por mi cabeza corrió un pensamiento que me mantuvo inquieto: mi padre. Que sería de él. Me pregunto si podríamos ir al hospital a buscarlo. Pero con el guía que teníamos lo veía imposible.
-Me preguntaba –dijo Gazlene- que si no nos contestaras nada de lo que te hemos preguntado, ¿al menos podrías decirnos a donde vamos? Porque la salida de la ciudad está del otro lado.
Fabián se detuvo.
Guardo silencio durante unos segundos y al fin habló:
-Las salidas norte y oeste de la ciudad están cerradas. El gobierno del país tuvo que usar barricadas para evitar que los infectados salieran y propagarán la enfermedad…
¿Qué?- Intervine.- ¿Tuvieron que llegar a tanto?
Fabián asintió.
-Pero, ¿cuántos enfermos son?- preguntó Eduardo.
-Según me informaron… alrededor del 90% de la población ciudadana.
Todos nos quedamos sin habla y sentí como un escalofrió me recorría la espalda.
-¡Eso es imposible!- Gritó Eduardo.
-¡Es verdad!- Intervino Gazlene.- La población de la ciudad es más de medio millón. Deberíamos de estar viendo infectados por todos lados… y solo nos hemos topado con unos cuantos.
Fabián suspiró.
Gazlene tenía razón, algo debía de estar mal… no podía ser tanta gente infectada.
-Como ya se los he dicho, el gobierno puso barricadas para evitar que salgan de la ciudad… la gran parte de los infectados están concentrados en las salidas, tratando de salir.
Eso lo creería más si los que estuvieran en las salidas fueran personas sanas…
-Pero,-dijo Angela- ¿Porqué quieren salir?
-Eso no lo sé. Y si ya están satisfechos con la información que les di. Vámonos.
-No…- dije
Fabián se giro y se acercó a mí con su mala cara.
-¿Qué?
-Aún no nos dices a donde nos llevas…
La cara de Fabián se relajó.
-Esa información no la tengo del todo clara… Por eso ahora tenemos que continuar. Más adelante nos encontraremos con un compañero mío. Él está más informado que yo sobre este asunto.
Asentimos.
-Y si, ya les quedaron todas sus dudas despejadas, caminen.

Llevamos a cabo nuestra procesión en silencio, salvo los ruidos de los disparos de Fabián.
La situación era cada vez peor. La probabilidad de sobrevivir, incluso con este tipo con nosotros era… No quería ni pensar en eso.
-Lucas.- dijo Angela en voz baja.- ¿Crees qué papá ya esté muerto?
Su voz sonaba entrecortada, sabía que hacia lo posible por contener las lágrimas.
-Lucas contéstame.
Todavía tardé unos segundos en contestar
-No…
No supe que le había dicho eso. No era mi intención. Pero Angela simplemente se quedó callada, lo tomó en serio. Pero, si mi papá había estado tanto tiempo en el hospital rodeado de infectados, lo más probable era que en realidad estuviese… muerto y vagando por las calles de la ciudad.
-No pienses en eso Angela.- La quiso calmar Gazlene y me dirigió una mirada reprobando mi respuesta.
Abracé a mi hermana por los hombros en lo que caminábamos.

A lo lejos pudimos observar una figura por el parque. Se movía mas hábilmente que los infectados, por lo que supimos que era alguien sano.
-Ese es mi compañero.- Dijo Fabián.- ¡Ey, Daniel!
El otro “soldado” se giró. Se veía tan joven como Fabián, pero había algo en su rostro que me decía que él tenía una mayor madurez.
Portaba el mismo uniforme, pero él tenía una boina del mismo color que el traje, y esta tenía el símbolo de la K y la W.


Bueno, pasad mañana podre subir la segunda parte del 3er capítulo. :mrgreen:

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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por Lukkas Redfield » 20 Jul 2012 18:21

Me gustó el capitulo, que mal que el 90% de la ciudad está infectada :shock: ... continua pronto!!
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Re: Oscuras Apariencias

Mensaje por Azrael » 22 Jul 2012 07:36

buen capitulo
la K y la W ¿Kanye West? XDDDDDDDD
continua pronto
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Tira

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