Hola!
Bueno, esta vez os traigo otro fic XD
Este fic narra la vida de Albert Wesker desde que es un niño hasta convertirse en el villano que todos conocemos XD
Siempre me preguntaba como había sido la vida de Wesker , ya que nuca se sabe si tenia familia, prácticamente no se sabe casi nada de su pasado.
Y otra pregunta ¿Siempre fue malo?
Intentando contestarme dichas preguntas comencé a escribir este fic, narrado por Albert Wesker, y que nos muestra como era su vida.
Solo es un punto de vista y espero que les guste.
Este fic lo he terminado en su totalidad (me costo años de esfuerzo XD) y subiré un capitulo cada que no me de tanta pereza XD
Como siempre cualquier critica constructiva, sugerencia, etc,etc es bien recibida.
Nota de la autora: Dedicado a SofiClenstons19 ¿Por qué? Pues porque me cae bien XD
Chica donde quiera que vivas gracias por el apoyo que me brindas por tus comentarios me das ánimos para que siga escribiendo, también por hacerme reír a carcajadas con cada tema que se te ocurre XD
Sin mas aquí el cap.
Capitulo 1 Pesadilla
-Albert, cariño escóndete- la voz angelical de una mujer me llegó desde algún punto en aquella oscura habitación en la que me encontraba. Intenté localizarla, pero la oscuridad era absoluta y ni siquiera podía ver por donde caminaba.
De repente se oyó un grito largo y profundo en algún lado que parecía provenir de debajo del suelo que pisaba.
-Mamá ¿Qué pasa?- me sorprendí al oír mi voz, estaba cargada de miedo.
-Albert-susurró la mujer-ven aquí, mamá no dejara que os pase nada- sentí las cálidas y suaves manos de mi madre sobre mis hombros y me atrajo hacia ella.
-Tengo miedo mamá, ¿Donde esta papá?
-Albert, tienes que ser fuerte ¿de acuerdo?- sus tibios labios rozaron mi frente y no pude evitar aferrarme más a ella- Mamá no permitirá que te hagan nada-repitió.
Una vez más me sorprendí al sentir unas gruesas lagrimas resbalar por mis mejillas.
Permanecimos en silencio. Afuera podían oírse disparos, voces distorsionadas y el molesto sonido de montones de vidrio rompiéndose.
Mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad, por lo que pude contemplar el lugar en el que me encontraba. Era una pequeña habitación pintada de color crema y con varios estantes llenos de juguetes y libros. En medio del cuarto estaba una cama y al lado derecho había una pequeña alfombra de color azul claro.
Mi madre me jaló del brazo y me indico que le ayudara a enrollar la alfombra, mientras ella abría la única ventana que había.
La mujer volvió hasta mi, tomó con delicadeza la alfombra y lapuso en un lado y tiró de una pequeña argolla atorada en la madera del piso, revelando un pequeño espacio en el que habría cupo para una persona pequeña.
-Entra, date prisa-dijo la mujer con su voz suave como el terciopelo.
-No me dejes, por favor. Quiero estar contigo-supliqué, estaba aterrado y no quería separarme de ella.
-Nunca te dejaría mi amor, siempre voy a estar contigo-sus bellos ojos verdes me miraron con dulzura, me sonrió ampliamente y volvió a colocar la madera en su lugar.
Pero fue demasiado tarde para ella. Antes de que mi madre pudiera dar ningún paso pude oir claramente el ruido que se produjo cuando la puerta del cuarto fue derribada y acto seguido el sonido de cientos de balas impactarse contra su cuerpo. Era un sonido horrible, me tapé las orejas con mis manos, pero no fue suficiente, aun podía escuchar.
Y luego...silencio.
-¿Dónde está el niño?-la voz que habló era profunda e inexpresiva-No puede escapar, busquenlo porque si lo perdemos ustedes responderán ante lord Spencer.
Intenté por todos los medios guardar silencio, ¿Quiénes eran esas personas?
Habían matado a mi madre, a toda mi familia. Sentía un gran nudo en la garganta.
-Salid y poneos a buscarlo, no debe de haber ido muy lejos-concluyó la voz. Se retiraban, ya no correría peligro...
Una gota de un liquido caliente me cayó en la frente seguido de otra y otra más, me llevé la mano a la frente y miré lo que me había caído; era de un brillante color rojo, no era ni muy liquido ni muy espeso...era sangre.
Manoteé para quitarme la sangre pero golpeé la madera, fue mi sentencia.
Escuché como los pasos que se alejaban volvían atrás.
La madera crujió y sin previo aviso voló en pedazos.
"Lo tenemos, avisar al señor Spencer"-gritó alguien.
Ante mi estaba una figura ataviada con una especie de uniforme negro y una mascara de gas.
Senti un fuerte dolor en la cabeza y todo se puso negro.
-Este es el ultimo, señor.-decía una voz que sonaba cansada.
-Nombre-espetó otra voz mas profunda.
-Su nombre es Albert Lawrence.-comentó la voz cansada-su expediente es magnifico, es idóneo para el proyecto.
-Muy bien, señor Wesker, confió en que el proyecto sea un éxito, cualquier cosa que necesite no dude en ponerse en contacto conmigo-concluyó la otra voz.
¿Quienes eran esas personas?
¿Que era el "proyecto"?
Intenté moverme, pero no pude, quise abrir los ojos pero la verdad era que no era capaz de encontrarme a mi mismo, como si mi alma ya no estuviera en mi cuerpo.
De repente pude abrir por fin los ojos, fue casi involuntario como sino fuera dueño de mis acciones. La luz era cegadora, fluorescente, y el ambiente olía a productos de limpieza, un aroma estéril.
Ante mi apareció un hombre, podría tener unos veinticinco, quizá treinta años, su cabello era castaño y sus ojos, que me observaban con frialdad, eran de color gris.
-No os preocupéis, si logras asimilar el virus no habrá porque preocuparse.
-¿Viru.....AHHHH...
Sentí un pinchazo en el cuello, mi vista comenzó a nublarse.
"Albert...Albert...Albert" oía una voz lejana
Abrí súbitamente los ojos. Miré a mi alrededor y suspiré.
Mi madre estaba sentada en la orilla de la cama y me miraba algo preocupada.
-¿Te encuentras bien, cielo?
-Tuve una pesadilla-respondí.
-Ohh...¿Qué era? Puedes contármela, así evitaras tenerla de nuevo.
Intenté recordar mi pesadilla, pero no tuve éxito, solo recordaba un terrible dolor...solo eso.
-No puedo recordarlo.
Mi madre me besó en la mejilla y se incorporó de la cama.
-Bueno, no pasa nada solo ha sido una pesadilla.
Anda date prisa para que bajes a desayunar.-dicho esto salió de mi habitación.
Mientras me calzaba unas pantuflas y me ponía mi bata, intenté recordar la pesadilla, pero seguí sin tener éxito.
Me acerqué a la ventana, esta daba hacia la calle, el día era muy bueno, el sol brillaba y casi no había nubes. Algo llamó mi atención.
Era un gran camión de mudanza, estacionado enfrente de la casa que estaba al lado izquierdo de la mía, varias personas estaban bajado las cosas.
Eran los nuevos vecinos. Suspiré, en aquella casa habían vivido montones de personas, pero no solían durar mucho.
Bajé a toda prisa las escaleras, cuando abrí la puerta de la cocina me llegó el dulce y delicioso aroma a tarta de manzana.
-¿Desayunaremos tarta?-pregunté algo receloso, pero a la vez feliz.
-No, es para los nuevos vecinos-contestó mi padre desde detrás del periódico, lo bajó un poco y me miró sonriente.
-Es verdad-dijo mi madre mientras checaba la hora en su reloj.-Pero te he preparado panqueques, tus favoritos.
-Genial-me apresuré a ocupar mi lugar y comencé a devorar los panqueques.
-Daos prisa, porque hay que ir a darles la bienvenida-mi madre estaba radiante de felicidad.
Nunca se ponía emocionada cuando llegaba alguien nuevo al vecindario, pero mi padre nos había contado que el nuevo vecino era un investigador en la corporación Umbrella y al parecer tenia un cargo importante y entablar una buena relación con aquella familia, según mi madre, podría sacar "un beneficio"
Cuando por fin terminé, fui a darme una ducha, agradecí que mi madre no me hiciera usar un traje.
Poco después estábamos frente a la casa de los nuevos.
Una mujer,de ojos verdes y cabello rubio, de aspecto amable, abrió la puerta.
-Hola, buenos días-saludó mi madre con voz aduladora-Vivimos en la casa de al lado-inquirió señalando nuestra casa- Y pues queremos darles la bienvenida al vecindario-mi madre le tendió la tarta.
-Ohh...Vaya, pero que amable de su parte-respondió la aludida-¿Gustan pasar? Mi nombre es Estelle Chassier-nos tendió la mano a todos.
-Muchas gracias-respondió mi padre estrechándole la mano-Daniel Wesker, ella es mi esposa Charlotte y el mi hijo Albert.
-Es un placer, pero pasen por favor.
La casa estaba decorada con un gusto exquisito, que daba la impresión de haber entrado a algún palacio.
Un hombre alto, de cabello castaño y ojos azules, de mirada penetrante y jovial apareció en lo alto de las escaleras, al parecer discutía con alguien a quien no podía ver.
-Ordenaré mas rosas, te lo prometo. Todo sea por mi princesa.
Oh...Buenos días-saludó al percatarse de nuestra presencia.
-Cariño, mira ellos son la familia Wesker, y nos han venido a dar la bienvenida.
-Es un gusto mi nombre es Adrien-se apresuró a bajar las escaleras y al igual que su esposa nos tendió la mano.-Señor Wesker, que alegría verle.
-¿Ya se conocían?-pregunto la esposa del tal Adrien
-Wesker trabaja en el mismo plantel que yo-explico Adrien.
-¿Por qué no pasamos a la sala? Así estaremos mas cómodos-propuso la esposa de Adrien.
La sala era grande, mis padres se pusieron a platicar con los Chassier y comenzaba a aburrirme. No estaba interesado en nada de lo que hablaban.
De repente algo saltó y cayó en mi pierna, era una pequeña ranita. Una niña entró en la sala y corrió hasta mí y al ver que la observaba se detuvo en seco, por como la veía tendría unos cinco años como mucho, pero su mirada tenia un brillo adulto, su mirada era inteligente.
La rana estuvo por saltar de nuevo, pero la sostuve a tiempo para evitar que escapara.
-Phoenix, cariño, tenemos visitas anda ven a saludar.
Pues ahí esta XD
Haber que tal
Si queréis sugerir algo podéis hacerlo con toda confianza