Resident Evil: Afterlife love

Historias, Relatos, fanfics y todo tipo de composición escrita original de temática libre
Avatar de Usuario
Azrael
Zombie Nv3
Mensajes: 668
Registrado: 17 May 2012 03:05
Puntos de Vida: 10 de 10
Resident Evil Favorito: Resident Evil 3 Nemesis
Ubicación: El armario enanezco de la limpieza
Argentina 

Re: Resident Evil: Afterlife love

Mensaje por Azrael » 09 Ago 2013 04:37

impresionante, como siempre, espero el siguiente capitulo con ansias
y felicidades por ese aniversario :D, no todos los dias se cumplen dos años de delirios en forma escrita XDDD
Imagen
"You cannot even cease to exist on your own... such a pathetic creature"
Tira

Avatar de Usuario
Ada Wesker
Zombie Nv3
Mensajes: 678
Registrado: 12 Ago 2013 18:36
Puntos de Vida: 10 de 10
Ubicación: Vistiendo de rojo y con gafas oscuras
x 5
Contactar:

Re: Resident Evil: Afterlife love

Mensaje por Ada Wesker » 01 Sep 2013 08:47

Hay, Roxan, me vas a disculpar, aun no termine de leer tu historia... lo que pasa es que estaba demasiado ansiosa por publicarte un mensaje.
primero que nada, me gusta tu historia, me gustaba al principio cuando Wesker era un ¨playboy¨, no es que me haya dejado de gustar sigue siendo excelente =D> jeje pero soy del tipo de chica romantica y bueno lo entenderas, no? Primero lo leí en Fanfiction y luego me pase por aquí. No puedo esperar para ver que sigue
segundo, luego de creo que 3 o 4 capitulos desde su inicio, ya fuiste domando la forma de ser de Wesker, ya lo fuiste mostrando como es, eso es un gran avance y muestra como vas evolucionando, metiendote a fondo en el personaje tan complicado (a mi parecer) que es Wesker, y ovbiamente eso es lo que me gusta de él.
Tercero, Pheseans es un personaje muy bien trabajado, su personalidad, según yo lo veo, se parece a Wesker, eso es lo que mas me agrada de ella y si creo que es mejor que Alice de las pelis de RE y tu historia deberia ser una pelicula de RE, Roxan seri bien aceptado, al igual que nosotros lo aceptamos.
mmm... que mas, me olvido de algo??? AH, si, tu historia es muy ralista (dentro del universo de RE) y coincide bastante bien con las lineas generales de la saga
Bien, eso es todo, seguire leyendo porque la historia que se pone interesante xD
Saludos ;)
Imagen
Imagen

Avatar de Usuario
Roxanne Rivaille
Nemesis
Mensajes: 1615
Registrado: 01 Ene 2012 17:15
Puntos de Vida: 10 de 10
Resident Evil Favorito: Resident Evil Remake
PS3 Network ID: Peseanst_3
Ubicación: En UA, aprendiendo a ser un héroe
España 
x 17
Contactar:

Re: Resident Evil: Afterlife love

Mensaje por Roxanne Rivaille » 16 Ago 2014 17:55

CAPÍTULO 20: Because what I feel fo you
(Parte 2)
20 de Marzo de 1998

Roxan miró con inseguridad a Reynald, no demasiado convencida de aquello. No sabría decir si era por las pintas que él llevaba-la peluca pelirroja del todo a cien y el parche debajo de una máscara antigás no es que inspirasen mucha confianza-, o porque era un auténtico acto suicida a su modo de ver. Había permanecido allí más tiempo del que le hubiera gustado, y por lo poco que salió de su habitación, descubrió un sistema de seguridad además del gusto retorcido por lo laberíntico de Umbrella rozando lo enfermizo. El noventa por ciento de su mente analizaba la situación: el diez restante-lo suficiente como para distraerle más de una vez-se dedicó a pensar en lo bien que le sentaba a Reynald ésa camisa negra. La idea de haberle sido administrado algo capaz de tenerla tan… atenta a esos detalles no le sonaba extraña ni disparatada.

¿Estarán probando en mí algún medicamento experimental?

Se propuso averiguarlo cuanto antes, pero aquél no era el momento.

Más tarde le preguntaría a Reynald cómo demonios llegó hasta su habitación sin acabar hecho un colador o haciendo de rata de laboratorio. Él se quedó mirándola, esperando aunque fuese una sola palabra suya.

-Márchate, Reynald.-Sentenció Roxan al fin, con la mirada gacha, en un murmullo.

-¿Qué?-farfulló él, rezando en su fuero interno para que aquellas palabras que acababa de escuchar hubiesen sido malinterpretadas.

-Vete.

¿Qué te han hecho, Rox?

Roxan había sido siempre una persona muy enérgica, de ideas claras y con pocas cosas a las que temer. Le costaba creer que dudara siquiera en irse.

Reynald lanzó la peluca al carrito, con más fuerza de la pretendida. Fue entonces cuando le dirigió una de esas miradas que no se olvidan nunca, de las que te provocan un escalofrío, totalmente impropia del ruso. Una mezcla de rabia, impotencia, reproche e ininteligibilidad.

-Dame un motivo para ello. Y no me digas "esto es peligroso para ti", porque sabes bien que eso no me importa mientras esté poniéndote a ti a salvo. No te obligaré a hacer nada que tú no quieras, pero piensa en qué futuro te depara aquí. Umbrella no va a curarte…-Reynald respiró hondo, calmándose, al darse cuenta de que elevó el tono de voz.-…y no significas nada para ninguno de los que están aquí. Ni tus padres, Roxan. Y mucho menos Wesker.

A Roxan quizá le hubiesen impactado sus palabras en otro momento de su vida, tan solo unos meses atrás. Mas ya nada podía sorprenderle. Era más que consciente de la apatía y el desdén que le rodeaban.

Prefería aquello a estar con gente que la quería.

¿Por qué?

Porque tenía miedo: de perder a sus seres queridos, de que les hiciesen daño por su culpa.

Porque Roxan temía profundamente el herir a sus allegados.

Roxan se tenía miedo a sí misma.
Umbrella Corp. 19:15.

-Ellen, deje de buscar, no encontrará nada. Yo hice lo mismo, y no fue una búsqueda precisamente fructífera.

-Dra. Smith para usted, Wesker. Recuérdelo.

-Es una pérdida de tiempo.

-Mi tiempo. Yo decidiré cómo y en qué gastarlo.

Wesker decidió no insistir. Ni en eso, ni en nada más. Usando la misma regla que ella, el rubio se decantó por no malgastar su tiempo más con la fría científica. Se dio cuenta de la repentina ansiedad de Smith, el temblor en sus manos, la euforia de estar ante uno de los mayores y más ambiciosos proyectos de Umbrella Corporation. ¿A cuántos científicos había visto sucumbir por la codicia, por aspirar más alto de lo debido?

Desde James Marcus y Edward Ashford hasta su propio colega Birkin, el cual se había obsesionado con su investigación dejando de lado a su propia hija.

¿Y tú, Wesker? ¿Cuáles son tus propósitos y objetivos?

Un hombre cualquiera de su edad habría dicho formar una familia, encontrar al amor de su vida, tener un trabajo tranquilo y jubilarse cuando llegase el momento.

¿Acaso era Albert Wesker una persona normal y corriente?

Obviamente no.

El rubio de eternas gafas de sol no era alguien fácil de satisfacer. Para él la familia era una auténtica necedad, tenía demasiado tiempo y potencial como para no aprovecharlos. Aunque tuviese que acabar con los que se interpusieran en su camino, traicionar a aquellos que le consideran una figura digna de respeto y a la corporación a la cual pertenecía desde hacía veintidós años.

Su doble vida como investigador y capitán de S.T.A.R.S no le resultaba suficiente. Quizás si tuviese veinte años sería de lo más emocionante, pero con sus treinta y ocho casi cumplidos, era como alojarse en un motel de mala muerte pudiendo hospedarse en un hotel de cinco estrellas.

Un derroche de talento e ingenio.

"Tu vanidad acabará superando a tu inteligencia, Wesker", le dijo una vez cierta señorita de ojos esmeralda. "Tanta ambición te matará, ¿acaso no valoras tu vida? Aunque resulte difícil de creer, hay gente que te aprecia y respeta. ¿No te parece suficiente?"

Me temo que no, dearheart. Lejos de eso, me resulta de lo más irritante ver los estúpidos que podéis llegar a ser, respondió en su mente.

Entre las muchas cosas que podía sentir hacia los miembros de su equipo, no estaba el cariño.

Una sola. Tan solo una persona captó su atención y fue merecedora de ganarse su curiosidad. La chica solitaria, envuelta en oscuridad, viviendo a base de secretos y mentiras, cada día un poco menos humana, llena de ira, poderosa, por la que una vez se sintió atraído, había sido totalmente "reformada" por un estúpido sentimentalista. Wesker se propuso corromperla, llevarla hasta el límite, hacer de ella una fuente de poder, un objeto de investigación. Si él no la hubiera cautivado, con sus cursiladas y romanticismos, ella sería suya. De aparecer Reynald un poco más tarde, Roxanna Jones ya estaría sumida en un pozo sin fondo del que no saldría, comiendo de la palma de su mano.

Albert Wesker no podía negarlo: la idea le resultaba de lo más tentadora. Por su mente había cruzado más veces de las que podía contar el pensamiento de quitarse al ruso de en medio, pero, la gracia del plan residía en hacer que Roxan se enamorara de él con el tiempo y naturalmente. Cuánta rabia le daba haber estado tan cerca. Si sucumbía a sus impulsos, lo único que lograría sería enfurecerla, y sobre todo, hacerle daño. Nada de eso le sería de ayuda.

Puede que Albert ya no amase, no sintiese afección. Pero aun podía distinguir cuándo alguien sí lo hacía.

¿Qué se siente Wesker, al saber que ella ahora está enamorada de Reynald, y a ti no te quiere ver ni en pintura? ¿Te duele tu estrepitoso fracaso? ¿Ha sido tu orgullo magullado? ¿Lo odias por dejarte como un estúpido?

Wesker hizo tronar su cuello, esbozando una maliciosa sonrisa, tras la cual se escondían oscuras intenciones.

Quizás no mataría a Reynald, mas, ¿quién decía que no le haría sufrir?
Mientras tanto…

Roxan sabía cuándo Reynald estaba muy enfadado en cuanto le miraba los brazos. ¿Era siquiera posible que las venas pudieran hincharse de tal manera? Y, Dios, ¡esos bíceps podrían sostener a una persona perfectamente!

Se reprochó a sí misma el distraerse otra vez en un momento tan crítico.

-Necesito saberlo, Roxan. Dime por qué quieres quedarte en ésta prisión infernal.

-Para no arrastrarte a ti también a mí infierno, Rey. Tú no te mereces esto… Aun te queda mucho por vivir. Mi sentencia de muerte ya está firmada, la tuya no. Alguien tiene que acabar con Umbrella, y tengo el pálpito de que podrías ser tú.

Reynald suspiró, pasándose una mano por el cabello. Desgraciadamente, ninguno de los dos sabía con exactitud cuándo y cómo podría acabar la enfermedad o el virus con ella.

Debido a ello, ambos querían, necesitaban, pasar tiempo el uno con el otro. Él se lo demostraba sin miedo ni vergüenza alguna desde hacía más tiempo del que podía contar. En cambio, Roxan… era reacia a asumirlo. Le asustaba la intensidad de aquél sentimiento, lo que sintió por Wesker no era ni mucho menos equiparable a eso.

El ruso pronto se percató de lo que a Roxan le sucedía. Comenzó a sospechar en cuanto ella retrocedió casi automáticamente al amagar acercársele.

-Yo… Rey, es mejor que no….

-Roxan, tranquila, no eres radiactiva, ni una bestia. ¡No le harías daño ni a una mosca!-dijo, sonriendo.

-Eso creía yo antes. Pero… ¿No es muy normal partirle el brazo a alguien apenas rozándole, cierto? Fue… fue un accidente, trataban de contenerme…-Roxan elevó la comisura de sus labios, sonriendo a medias amargamente.

Flashback

Ellen supervisaba el trabajo de los cirujanos plásticos, aburrida. Cuando le pasaron el caso no tenía en mente hacer de niñera, porque era precisamente eso lo que estaba haciendo. No conocía de nada a la muchacha, así que no sabría decir si era caprichosa y molesta por naturaleza, o si sencillamente gozaba de la malicia suficiente como para aparentarlo y sacarle de quicio.

Podía imaginar a la perfección cómo Wesker estaría sentado en la silla de su laboratorio, riéndose de ella a carcajada limpia.

-Bastardo egocéntrico…-susurró, contemplando con odio a la chica.

A pesar de estar con casi todo el cuerpo vendado, parecía La Bella Durmiente, tumbada, descansando con sosiego, su cabello castaño desparramado por la almohada, labios carnosos incitando a ser besados, aguardando a un príncipe azul que la sacase de aquél estado.

Lo curioso era que Roxan, mientras, estaba teniendo un sueño no muy distante de aquello.

≈Sueño

La luz del Sol penetraba en la habitación a través de un único ventanal, en la pared derecha. La monocromía blanca desapareció, siendo sustituida por papel pintado azul y madera clara. Calidez, belleza y comodidad reemplazaron a la impersonalidad del cuarto.

Roxan ataviaba ahora un vestido níveo de gasa corto, cuyo torso estaba bordado con encaje. El camafeo con forma de corazón abrazaba su delicado cuello como de costumbre, luciendo intacto. Por mucho que se esforzó, no logró abrir los ojos.

Al sentir a alguien entrando a la estancia, provocando el crujir de la madera, no sintió inquietud, sino calma. El olor a fragancia masculina era tan vívido, que su subconsciente acabó por traicionarle haciéndole creer que el sueño era real.

El hombre en cuestión se inclinó sobre ella, apoyando sus manos a los lados de la cama. Percibió una tierna y amorosa caricia en la mejilla, seguida del roce de sus labios en los suyos propios. Roxan por fin pudo recuperar el control sobre sí misma, aunque no quiso abrir los ojos: prefirió rodear el cuello de él con sus brazos, correspondiendo el beso.

Cuando abrió los ojos, murmuró, casi sin aire:

-Rey…

Reynald le sonrió, aun medio echado encima de Roxan, quien se percató de la ausencia del parche que solía cubrirle el ojo derecho, el cual lucía intacto. La mirada de él era más jovial, enérgica y alegre que de costumbre-si acaso era posible.

La felicidad que embargaba a ambos pronto se quebró, cual espejo arrojado al suelo. Roxan notó algo húmedo expandiéndose sobre su abdomen. Agachó la vista, profiriendo un grito de horror al comprobar que era sangre: y lo peor, no salía de ella. Contempló, temblando, cómo la sustancia escarlata brotaba copiosamente del pecho de Reynald, tornando la antaño camisa grisácea en granate.

-Rox…an…-apenas alcanzó a formular un siseo final antes de desplomarse.

-¡No, no, no!

La castaña sollozó, apreciando una sombra tras el cuerpo más muerto que vivo del ruso.

Abrió los ojos, harto sorprendida, al comprobar que se trataba de sí misma. Una escalofriante, perturbadora e inquietante réplica suya; a diferencia de que la piel era casi inexistente, lucía como un cuerpo consumido por las llamas; llevaba un vestido largo negro y guantes grises. Chilló de nuevo al ver que, la mano derecha de ése ser, se hallaba hundida en Reynald, empalándole.

"¿Asustada, Roxanna? ¿De mi aspecto? ¿Me tienes miedo?" cuestionó, emitiendo una risita macabra. La voz era profunda, provocativa, tan solo escuchada en su mente.

A Roxan le hubiera gustado negarlo, pero estaría mintiendo.

Abrazó con más fuerza el cuerpo de Reynald al acercarse ella. Sacó su mano del cadáver en un único austero y veloz movimiento, ahora chorreante de sangre.

"Te daré una sola advertencia, Roxan. Si no cumples mis demandas, Reynald acabará igual o peor, por tu culpa".

-Dime qué quieres, Pheseans.

La aludida sonrió maliciosamente. Alargó la mano hasta acariciar el rostro de una sorprendida y asqueada Roxan, manchándole la mejilla con el líquido carmesí. Pheseans se inclinó, y le susurró algo al oído. Después, ambas se miraron a los ojos, sellando el trato.

≈Fin Sueño

Ellen se sobresaltó al escuchar un repentino gruñido. Posó sus orbes azules en la chica, curiosa. Era imposible que tal sonido, tan gutural e inquietante hubiese salido de ella. Regresó a su tarea, negando con la cabeza.

-Dra. Smith… Creo que… Eh…-balbuceó uno de los médicos allí presentes, el más joven.

-¿Va a decir algo importante o va a pasarse el día así?-espetó la rubia en tono despectivo, sin siquiera dirigirle la mirada.

-Se está despertando-finalizó el otro cirujano, sorprendido.-Le hemos administrado suficiente Lexatin como para mantenerla dormida cinco horas hace apenas cuarenta minutos. Además, mis compañeros y yo nos preguntamos cómo... Cómo es posible que la paciente esté sanando a tal velocidad. No lo entiendo, es…

-¿Inhumano? Ya lo sé, doctor. Le voy a dar un consejo, a usted y sus compañeros: no se inmiscuyan en asuntos que no les conciernen. Entiendo su curiosidad, pero por su propio bien, guárdense las preguntas para sí mismos.

El cirujano plástico no llegó a emitir respuesta alguna, y de haber hablado, su voz habría sido opacada por el grito de Roxan. Todos dieron un salto del susto, especialmente el joven más cercano a ella, al cual no le dio un ataque al corazón de milagro.

Con una mueca de rabia, Roxan se incorporó de golpe, abriendo los ojos y pasando su mirada lentamente por la estancia blanca.

Sus iris verdes chispearon rojo, confirmando las sospechas de los allí presentes.

Roxanna Jade Jones Rex comenzaba a tener poco de humano.

Lo peor, era que aún no habían visto nada de lo que era capaz de hacer.

-¡Seguridad!-bramó Ellen, pegándose a la pared por puro instinto.

Los médicos optaron por apartarse e imitar la rubia, a excepción del que estaba a su lado. El miedo lo paralizó, dejándolo ahí clavado cual maniquí.

-Tranquilícese, señorita. Estamos aquí para ayudarle-habló uno de los hombres, cuya edad rondaría la treintena. Roxan le miró de arriba abajo, chocada. Él sonrió con autosuficiencia, atreviéndose a acercársele. La curiosidad de la absorta muchacha le infló el ego más aun de lo que ya lo tenía.

-¿Quién demonios eres?-murmuró, con un tono más profundo del usual.

-Mark Sloan para servirle-respondió, guiñándole un ojo descaradamente.

-¿¡Qué hace, estúpido!?-inquirió Smith en un grito colérico.- ¡Va a conseguir que nos mate!

Sloan le miró de reojo con escepticismo, pensando: "Va a ser cierto el mito de que las rubias son tontas".

Roxan se relajó, evitando sonreír ante el pensamiento de Mark. Le reconfortaba en cierto modo la presencia del hombre, que podría haber sido perfectamente el hermano gemelo de Reynald: a excepción del evidente narcisismo y atrevimiento característico de Sloan, cuyos ojos eran azul claro.

-¿Ven? No hay porqué hacer un drama de todo esto-apaciguó, sonriendo conciliadoramente.-Deberíamos proseguir con el tratamiento.

Ellen frunció el ceño, disgustada. Odiaba no tener el control sobre lo que le rodeaba, aún más que alguien se lo quitara. La castaña se vio abrumada por tanta compañía, por todo aquel blanco que le rodeaba.

Ambas clavaron su mirada la una en la otra, desafiantes. Roxan iba a optar por ignorarla, pero para infortunio de Smith, fue capaz de saber lo que pensó sobre ella.

Monstruo.

Roxan se abalanzó, fuera de sí misma, sobre la científica, rodeándole el cuello con sus manos. Ellen pulsó desesperadamente el botón de emergencia del comunicador, haciendo aparecer a los tres soldados que custodiaban la puerta. Mark había intentado en vano separarlas, rindiéndose al comprobar la fuerza de la chica, mientras se preguntaba qué incentivó aquél ataque.

No soltó a la rubia hasta que le miró directamente a los ojos, descubriendo que, tras toda esa prepotencia y frialdad, había miedo. Ellen Smith estaba completamente aterrorizada de Roxan. Una pequeña parte de ella disfrutó y se regodeó de ello.

Uno de los soldados la alzó como si de un saco de patatas se tratase: otros dos le encañonaban, dedo en el gatillo, dispuestos a disparar sin vacilación alguna. Trataron de reducirla, pero Roxan no dejó de forcejear y resistirse a ser sometida. Apenas apartó el brazo de uno, cuando oyó un crujido seguido de un alarido de dolor. Abrió los ojos de par en par al ver la sangre en su mano, y el hueso sobresaliendo de la tela del militar que otrora pretendía subyugarla.

Oh Dios mío, ¿qué he hecho? ¿En qué me estoy convirtiendo?

FIN FLASHBACK

Roxan miró atentamente sus manos. ¿Cuánto dolor podría engendrar con ellas?

-Como tú misma has dicho, no fue intencionadamente. No eres consciente de lo que eres capaz de hacer, Rox. Hay veces en las que ni siquiera yo sé cuánta fuerza puedo llegar a tener, pero he aprendido a controlarme. Puedo ayudarte-sugirió Reynald.-También se puede hacer el bien con tus dones, RJ. No eres una amenaza en potencia. Deja de auto engañarte. Si te quedas aquí, acabarán haciendo de ti el monstruo en el que tanto temes convertirte.

Caviló durante unos minutos, en el más absoluto silencio, mordisqueándose el labio inferior como acto reflejo de estar pensando. Finalmente, sonrió, sus ojos esmeralda chispeantes.

No hicieron falta palabras para entenderse mutuamente.

-Ésa es mi chica-masculló él, feliz de volver a verla tal y como era.

Decidida, tenaz, achispada y optimista.

-Lo que tú me provocas no tiene nombre, Svirnov.

-¿Huh?-farfulló, confundido.-Espera, ¿a qué te-

Roxan se lanzó a su cuello, rodeándolo con ambos brazos, y le besó como si fuera el último día de sus vidas.

-¡Hmpf!-pilló completamente desprevenido al ruso, aunque no tardó en imitarla correspondiéndole. Fue cerrando los ojos lentamente, saboreando el momento, además de los labios de su amada.

Tomándola de la cintura, acortó la distancia entre sus cuerpos. Hundió su mano en el cabello de Roxan, atrayéndola hacia sí, profundizando el beso, saciando los deseos reprimidos e implícitos de ambos.

La temperatura pareció subir abruptamente en la habitación.

Sintieron la intensa fusión de sus labios, abandonando a un lado los problemas, olvidando quiénes eran por separado y transformándose en uno solo.

Se separaron cuando el aire comenzó a echarse en falta, no sin antes atrapar Reynald el labio inferior de Roxan con los suyos.

-Hmm…-él suspiró, placenteramente.

Roxan colocó las manos en el fornido pecho de Reynald. Sus mejillas ruborizadas, los labios de ambos hinchados por la pasión del acto.

-¿Qué te parece si continuamos esto en un lugar donde no quieran matarnos?

-Suena genial, Rey.
¡Aquí estoy de nuevo, damas y caballeros! Tras tantos meses, sí... Lamento muchísimo toda la demora. Así que espero que os guste este capítulo :) Al final serán tres partes y no dos, como planee en un principio, para no hacerlo muy tedioso.

Mark Sloan es un personaje de la serie Anatomía de Grey, al cual le tengo mucho cariño, y es interpretado por Eric Dane. Quise hacerle un homenaje, y ahí está :D

Gracias por los reviews y vuestra paciencia, ¡un abrazo enorme! ;)
Imagen

Responder