[FANFIC] Epidemia en la ciudad de la Alhambra

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Necesitas mejorar muchas cosas y me parece demasiado topica
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La historia mola, sigue con ella
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WOW! Esto es de la talla de RE o mas!^^
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Goukaji
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[FANFIC] Epidemia en la ciudad de la Alhambra

Mensaje por Goukaji » 15 Ago 2007 20:01

Bueno, esta es otra historia mas de zombis sin pertenecer a RE. Pero como normalmente las historias alternativas suelen ser aburridisimas, topicas hasta decir basta y encima mas increibles que pasarse RE4 en 10 minutos, en profesional y a cuchillo, no voy a hacer una superhistoria. Nada de superheroes por accidente ni cosas de estas: algo realista. Y para ello voy a contar con vuestra opinion.
Leed, leed

PRÓLOGO
Granada. Año 2009. Es bien sabido que esta ciudad es una de las primeras en el campo de la medicina y las farmacéuticas. Muchas compañías farmacéuticas y médicos nuevos se trasladan a Granada con el motivo de continuar sus investigaciones. Ante este boom de la medicina, la ciudad ha crecido considerablemente, y llega a la talla de una ciudad completamente desarrollada. Mientras el veraniego sol fríe el asfalto, bajo él, a muchos metros bajo tierra, las investigaciones prosiguen. Aunque a veces nadie se plantea que la misma ciencia que sirve para construir sirve para destruir la vida...y la civilización.


- Entonces dígame, Dr. Xavier, ¿cómo va su investigación?
- Progresa bastante rápido. Llevo varios días sin dormir, pero la síntesis de Black está casi completa. Unos días más y Rady tendrá la vacuna definitiva. La mejor medicina.
- Vaya apretando el paso. No podemos esperar tanto. Nos están hundiendo a marchas forzadas, y necesitamos su método ya.
- Pero ya le digo...
- ¡Ni peros, ni manzanos, ni olmos ni pollas! Le doy 4 días para terminar el proyecto y para obtener varias muestras que nos permitan sintetizarlo de la manera más rpida posible. Adiós.
El Dr. Angel Xavier colgó el teléfono y masculló unos pocos improperios en portugués. Tenía 39 años y había sido para Rady Industries el comienzo de su éxito. La empresa estaba en la quiebra cuando lo encontraron en Portugal, trabajando en el proyecto Black. Un proyecto mediante el cual pretendía acabar con la mayoría de enfermedades del mundo, incluída el SIDA. Un talento excepcional que la insignificante compañía no despreció. Bajo tierra, junto a algunos de los mejores médicos e investigadores del mundo, estaba fabricando la posibilidad de supervivencia de millones de personas en el mundo. Pero también sabía que era la posibilidad de la muerte. Su proyecto estaba al borde de la estabilidad, pero le faltaban varios detalles por solucionar. Su medicina no era perfecta, pues las investigaciones con cobayas habían mostrado efectos secundarios muy negativos, tales como mutaciones, paranoia y violencia extrema. Pero él sabía que podía remediarlo. Para Xavier sólo existían 3 cosas en el mundo: su esposa, su hijo y su hija, y el proyecto Black.
Pero la compañía últimamente estaba demasiado ansiosa por obtener el producto final de sus años de trabajo. Hacía falta para las medicinas...pero había algo más oscuro detrás del telón. Xavier no lo sabía, pero le asustaba. Siempre estaba alejado de su familia, trabajando y mejorando fármacos. Pero sabía una cosa a ciencia cierta: en cuanto Black estuviese finalizado, él iba a morir. La medicina definitiva sería arrebatada de sus manos. Y con el ultimátum de llevarse el proyecto en 4 días si no lo finalizaba, ya tenía su futuro hecho.
- Dios mío, para qué accedí a entrar en el mismo Infierno...-se lamentaba él mientras miraba los progresos de 7 años de trabajo. Y ahora se imaginaba que todo se iba al traste por culpa de monstruos ávidos de dinero y poder.
Descolgó el auricular. Llamaría a casa. Iba a ser la última vez que escuchase las voces de su mujer y sus hijos, pero sería feliz. Tendría fuerza suficiente para acabar el maldito proyecto y salir de allí como las balas. Perderse y dejar a su familia a salvo...para que nadie sufriese daño. Sí, eso iba a hacer...

14 de Agosto, 2009. 18:20

RRRRIIIIING! RRRRRRRIIING!
- ¿Diga?- dijo una voz de chica al otro lado del teléfono.
-¡Hola, cariño! Soy papá.
- ¡Papiiiiiiiiiiiiii!- gritó la chiquilla mientras se emocionaba. Hacía un mes que no hablaba con su papá, y lo quería tanto...aunque apenas lo viese.- ¿Cómo estás?
- Muy bien, hija. Me alegro en serio de que os acordéis de mí en casa. ¿Cómo estáis vosotros?
- Muy bien, como siempre. ¿Quieres hablar con mamá?
- Ponme con ella, por favor.
La chica le dio el auricular a su madre, muy sorprendida.
- Cariño, nada de mariconadas. Sabes que cuando te hablo así pasa algo serio. En este caso es de extrema importancia. Debéis dejar la ciudad cuanto antes. Es peligroso para vosotros. Deja que te lo cuente todo: la comañía me ha dado u ultimátum: si en 4 días no he terminado el proyecto, me lo quitarán de las manos. Temo por mi vida y por la vuestra. Acabo de reservar 3 billetes para que os vayáis a Australia, a una ciudad donde nadie os encuentre. Hazte ala idea de que ya estoy muerto y encuentra otro amor...pero alguien que no te haga sufrir. Cuida de Yuki y haz que Luis deje sus manía de pandillero. Eso es todo. Te quiero. TUUUUT. TUUUUT.
Rei colgó el teléfono. Al instante, su hija se acercó a ella.
- ¿Papá te ha dicho algo malo? Parece como si hubieras visto a la misma muerte.
- No es eso. Nos ha regalado unas vacaciones en Australia, y nos ha dicho que podemos estar allí hasta que comience vuestro colegio. Lo único es que le echo en falta siempre...
- Pues si nos ha invitado a unas vacaciones, ¡no les hagas ascos! Piensa que será feliz viendo que somos felices.
Rei se quedó pensativa por un momento. Odiaba mentir, pero aquella ocasión lo requería para salir de allí echando chispas. Decidió no pensarlo más y empezar a hacer las maletas junto a Yuki. Luis se podía ir a la mierda: a ella no le tocaba nada como hijastro, y encima le gustaba fastidiarla, pero nada le decía a su marido.
Comenzó a echar ropa y demás utensilios sin mediar una palabra.

Granada. 14 de Septiembre. 23:30
Berna escuchaba Dir En Grey mientras estaba llegando a la estación de autobuses. Venía de Jaén, tras un intenso día en el que vio a varios de sus colegas. Intentó entrarle a la niña que le gustaba, pero ella lo mandó a la mierda. Sin amiga y sin novia, volvías bastante cabreado a casa. Su alter ego, Demon, era harina de otro costal. Como Berna no valía una mierda, pero como Demon era otra persona completamente distinta. Y hoy Demon no había conseguido su objetivo. Le iban a dar por culo al mundo, exceptuando a unos pocos amigos suyos.
Por un casual, la voz de Kyo sonó el doble de fuerte cuando bajó del autobús. No había avisado en casa de que volvía..porque no había nadie. Todos de viaje por las bodas de plata de papá y mamá, y él en casa por los estudios. Tenía 19 años y suficintes cojones para subsistir solo. Mientras avisaba a un taxi, pensó que algo raro pasaba. Había una auténtica red de coches de la pasma cerca de allí. Supuso que serían los bakalas de la zona, unos tíos bastante coñazos que seguro que la habían liado con las drogas. No le dio más vueltas y se metió en el oderno vehículo.
- Buenas noches- dijo el taxista.- Dime a dónde te llevo.
- Llévame a la periferia del Zaidín. Si es posible rápido, mej...
Berna se fijó en la chica que perseguía el taxi. Era su amiga Elia, que corría tras el taxi, desesperada.
- ¡Espere! - gritó Berna.- Hay una chica que nos sigue. Pare y recójala, por favor.
El coche se detuvo, y una chica con el pelo revuelto entró. Tenía la cara colorada por estar corriendo tras el taxi y jadeaba como un perro pequeño.
- Vaya, vaya, ¡pero si eres tú, Demon!- dijo la chica mientras se ajustaba el pelo.- ¿Adónde vas?
- A casa. Ponga el taxi en marcha, por favor.
- Por supuesto.
El coche empezó a recorrer metros, mientras Berna y Elia hablaban. Resultó que Elia venía de Toledo, tras haber cortado con su novio, pero no se atrevía a decir a sus padres que se volvía tan pronto.
- Te ofrezco que te quedes en mi casa. No hay nadie salvo yo, y la casa es espaciosa. Te dejo que te quedes en mi habitación y yo duermo en el sofá.
- Me da cosa, pero...
- Si no te quieres meter en un follón, te sugiero que te quedes conmigo. No te voy a meter mano, porque no soy capaz de eso, y además ya tengo tu tapadera perfecta: se te ha ido el autobús y la familia de tu novio te ha ofrecido quedarte en su casa hasta que mañana te puedas ir.
- Mmmm...vale. Pero antes de nada tengo que decirte que...
La radio interrumpió a Elia. Sonaba más fuerte de lo habitual, y a pesar de estar casi enfrente de casa, ninguno de los dos se bajó.
" Buenas noches, lamentamos interrumpir "Metal Slash" para darles información de última hora. Al parecer los disturbios en las zonas periféricas a Almanjáyar han aumentado de forma que están fuera de control, y se extienden desmedidamente por la ciudad. Les recomendamos que permanezcan en casa a la espera de nuevas noticias y una posible ley marcial hasta que los distubios finalicen. Gracias"
- En otras palabras, que vamos a quedarnos en casa hasta que al alcalade le salga de las pelotas- dijo el taxista, muy cabreado.- ¡Que me la coman! Yo tengo una familia que mantener. Estoy tan cabreado que os dejo que os larguéis sin pagar.
- Muchas gracias. Nos vemos- dijeron ambos mientras bajaban del taxi.
Berna estaba callado. La zona del Polígono...Haría cosa de un año que lo llevaron a esa zona por haber dado una paliza a un cani. Le dieron a él otra paliza como premio y lo dejaron casi muerto. Lo último que recordaba de aquel sitio era un hombre alto y casi de cuarenta años que le inyectó una jeringa con un líquido negro. Al día siguiente se encontraba en casa, y prácticamente como nuevo. Quería saber qué diablos estaba pasando fuera, pero decidió no darle más vueltas por el momento y entrar junto a Elia en la casa. Aunque tenía el vago presentimiento de que ella iba a ser clave en su vida...
Última edición por Goukaji el 23 Dic 2007 22:59, editado 1 vez en total.

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Mensaje por Black angel » 15 Ago 2007 23:06

mmmmm es buena, pero algo no me
comvence, te vasaste en Jame Marcus o me equivoco??

y una cosa que la verdad no me gusto fue el cambio
que hiciste de historia entre Xavier y Berna
no me gusto porque no explicas quien es Berna,
osea hablas de el muy rapido, pienso que deberias de
hablar un poco acerca de el, asi como por ejemplo:

"Berna es un chico de preparatoria que tiene "tal edad"
y que estudia en "tal especialdad", introducelo un poco,
te voy a poner un:

algunos detalles pueden mojorarce
:wink:
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-I won't leave you go
-Why??
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Mensaje por Goukaji » 16 Ago 2007 13:12

Black angel escribió:mmmmm es buena, pero algo no me
comvence, te vasaste en Jame Marcus o me equivoco??

y una cosa que la verdad no me gusto fue el cambio
que hiciste de historia entre Xavier y Berna
no me gusto porque no explicas quien es Berna,
osea hablas de el muy rapido, pienso que deberias de
hablar un poco acerca de el, asi como por ejemplo:

"Berna es un chico de preparatoria que tiene "tal edad"
y que estudia en "tal especialdad", introducelo un poco,
te voy a poner un:

algunos detalles pueden mojorarce
:wink:
Es cierto que hay cosas que se puede mejorar, aunque si la historia del doctor se parece demasiado a la de James Marcus no es aposta.
En cuanto al chico este, la verdad es que no es mi estilo ir presentando a los personajes así tan pronto, por eso los datos de los personajes irán saliendo poco a poco. En el primer capítulo se empiezan a explicar cosas y se empiezan a conectar hechos.

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Mensaje por Ill » 16 Ago 2007 13:33

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A ver como sigue :twisted: :twisted: :twisted: :twisted: :twisted:
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Mensaje por Goukaji » 16 Ago 2007 17:37

Como veo que la historia interesa, os dejo el primer capitulo, donde ya empezareis a entender la historia^^


Capítulo 1


Granada. 14 de Agosto. 22:00

El grupo de soldados estaba esperando nuevas órdenes. Onizuka, Slayer y Tyson eran sus nombres en clave. Ninguno de ellos conocía la identidad del otro. Una supuesta garantía para la empresa, que supondría lealtad hacia la compañía. De repente, el crepitar de la estática de uno de los walkie-talkies se transformó en una voz grave y deformada.
- Equipo, respondan. Onizuka, Tyson y Slayer.
- ¡Sí, señor!- respondieron los tres al unísono.
- No quería llegar a este extremo, pero no nos queda otro remedio. Hay que llevarse el proyecto Black de las manos de Xavier. Quiero profesionalidad. En otras palabras: los quiero a todos muertos. Es necesario que sea así. De lo contrario, la compañía está acabada. No voy a explicar más de la cuenta: lo único que nos interesa es ese proyecto negro. Creo que me he expresado con claridad, así que no hacen falta más datos. Buena suerte, señores.
El walkie volvió a su estática habitual, y los tres hombres, sin mediar palabra, empezaron a avanzar por aquellos pasillos tan austeros y faltos de vida. La pasión de aquella gente nunca había sido ir por las cloacas de una ciudad, pero para sobrevivir decentemente necesitaban pasar penurias. Los tres lo sabían a la perfección, y se compenetraban de manera magistral, a pesar de que ninguno de los tres supiera quiénes eran sus compañeros de equipo. Era una de las normas del trabajo: nada que quitarse las máscaras antigás. La última vez que alguien lo hizo, sus pelotas acabaron adornando la cavidad genital de un perro.
Pasados unos minutos, los hombres llegaron a su destino. Equipados co subametralladoras MP5, dos cargadores completos y un pack de 3 granadas de fragmentación, podrían con cualquier cosa.
Se organizaron. Onizuka, el más sangriento de los 3, se encargaría de deshacerse de los testigos, mientras Slayer y Tyson arrebataban el trabajo al Dr. Xavier. Un plan perfecto que demostraba de nuevo que eran inseparables.

Granada. 14 de Agosto. 22: 10.

Angel Xavier se esforzaba por terminar sus muestras. Había descubierto el error clave en las vacunas, un error que provocaba un intenso apetito a los cobayas, conseguía descomponer sus células y las mutaba en otras copletamente nuevas. "Errores de la ciencia que pueden ser fácilmente subsanables" pensaba él mientras acababa de sintetizar la muestra final. Conseguiría salvar su vida y reunirse de nuevo con su familia...para morir como Angel Xavier y renacer con una nueva identidad. Desde que entró en aquella farmacéutica, sabía que había vendido su alma al Diablo, aunque realmente lo supo con certeza aquella tarde. Aquél cabrón...Andy Gonzales. Un puñetero colombiano rico, que heredó de su padre la empresa y la hizo añicos. Y lo metió a él en su juego, en su mundo, para que le salvara el culo. Jamás debió aceptar. Ahora ya era tarde para lamentarse.
Cuando la vacuna estuvo lista, empezó a archivar los prototipos en una maleta frigorífica. Se quedaría con una copia, y la vendería al mejor postor.
Cuando empezó a ver los prototipos, se fijó concretamente en uno, de color azul marino. Podría haber sido su particular "gordo de la Lotería", si no fuera por el efecto que descubrió días más tarde de inyectarlo a un chaval que se estaba muriendo cerca de su área de trabajo. Le habían dado una brutal paliza, y se iba cada vez más. No podía hacer otra cosa que darle la inyección y salvarlo.Los efectos fueron muy satisfactorios: al día siguiente ninguna noticia de un chaval muerto en Almanjáyar sembraba los periódicos.
La sorpresa vino días más tarde, cuando se decidió a probarla en un cobaya humano, de naturaleza muy delicada y enfermiza. Al principio funcionó perfectamente, y se mantenía muy bien. Pero el efecto secundario vino luego: a los dos días de observación del paciente, comprobó que se comportaba de forma distinta. No paraba de mascullar que " se llamaba Cristo" y que "iba a cargarse a su puta familia". Al rato se calmaba y entraba en sí de nuevo. Tras observarlo mucho, llegó a la conclusión de que aquel cobaya había sufrido ataques de doble personalidad, y por tanto debía empezar casi de cero, pero con más datos y más posibilidades que antes.
Mientras observaba su prototipo, notó un frío metal en su abdomen.
- Hola, doctor- dijo una voz de hombre, refugiada y deformada por una máscara antigás.- Lamento interrumpir sus recuerdos sobre sus proyectos, pero la hora ha llegado. Coja ese maletín y dénoslo. Hágalo rapidito, porque hoy tengo el dedo caliente.
- Pero, ¿no se supone que la entrega era en 4 días?- dijo él, bastante asustado.
- No. Tenemos órdenes desde muy arriba de que la entrega se hace hoy. Y necesitamos TODO el material.
Angel estuvo a punto de darles el maletín con varias muestras incompletas y la copia de la final, pero en el último momento se echó atrás.
- No...Doy mis años de vida por este proyecto, para salvar a la gente, y vosotros me lo queréis quitar para ese hijo de la gran puta. ¡NI DE COÑA OS LO VOY A DAR!
- Usted verá- comentó con risa el otro soldado mientras alzaba su rifle y una ráfaga de proyectiles impactaba en el cuerpo del doctor Angel Xavier. Más balas salieron por el cañón del rifle, y una de ellas impactó en la pata de la mesilla de metal que contenía los prototipos defectuosos.
- ¡Quieto, bobo!- gritó el mercenario que no disparaba.- Si le das a las muestras la hemos cagado. Oh, Dios santo- comentó mientras veía la señal de alarma en una lamparita del techo.- ¡Gilipolllas! Ya la has liado. Recoge el puto maletín y salgamos de aquí cagando leches.
- ¿Y los prototipos?
- ¡Que les den! Dijeron que el material completo, pero con lo que el capullo este ha metido en el maletín nos bastará. Vamos.
Con ojos ensangrentados, Xavier contemplaba cómo se llevaban su proyecto. Su vida...y por muy muerto que fuese a estar haría algo antes de morir: enseñarle a aquellos cabrones que no se iba a rendir. Agarró al que había cogido la maleta con las muestras por el tobillo. Fue débil, pero bastó: el tipo cayó al suelo, derribando la mesita de los prototipos y soltando el maletín, que voló hacia uno de los fregaderos y se abrió.
- ¡Tus muertos!- gritó el mercenario mientras alzaba el rifle para disparar al doctor. Pero abandonó la idea: todas las jeringas con prototipos se le habían caído encima, y la mayoría estaban clavadas en su cuerpo. Había otras tantas por el suelo.
Lo peor fueron las muestras: 3 de ellas estaban abiertas...y se habían colado por el sumidero. La original estaba, casualmente, intacta. Agarró el maletín y las jeringuillas restantes, las metió todas juntas y salió junto a su compañero cagando leches del lugar.

Granada. 14 de Agosto. 22:20

Onizuka se lo estaba pasando en grande. Había asesinado a casi todos los médicos y había unos pocos moribundos. Uno de ellos se le había escapado y seguía vivito y coleando, pero era tan mierda que no se atrevería a plantarle cara. En aquel momento, Onizuka se estaba dando un festín con una de las auxiliares: la había obligado a desnudarse entera y a que le hiciera una blowjob. Casi cuando estaba a punto de caramelo, Slayer y Tyson asomaron por la puerta:
- Colega, te dijimos que todos muertos. Sin excepciones. No que te encontremos con la enfermera jodida que ahora te la esta chupando.
- Creo que me lo merezco. Todos están muertos, y esta señorita me daba tanta lástima que he decidido, en vez de matarla, violarla y luego matarla.
- Estás enfermo, Onizuka - le dijo Tyson mientras le cogía la cabeza a la enfermera.- Hay que reconocer que estás tremenda, pero no, nadie te va a violar. Me das pena, asi que hoy no vas a morir. Duerme- y le asestó un culatazo en la cara. La enfermera quedó inconsciente mientras ellos se largaban del lugar con las muestras. Onzuka no se atrevió a discutirle nada a Tyson. La había cagado a base de bien, y todo por haber pensado con el cipote, así que no cabía réplica alguna.
Pero Onizuka había encontrado algo raro: le había parecido oír una alarma y una voz femenina, casi robótica. Decidió no darle másimportancia al caso y salir de aquelsitio antes de que empezase a oler a mierda.
Cuando llegaron al ascensor que les daba la salida del sitio, por mucho que lo intentaron, no arrancó.
- ¿Qué coño le pasa a este puto ascensor?-rugió Slayer mientras intentaba hacer arrancar el aparato. Nada se movía...excepto una pantalla que mostraba un único mensaje:
" Mientras la alarma de seguridad esté conectada, todos los sistemas de transporte hacia fuera de la planta permanecerán desconectados. Le recomendamos desconecte el sistema de alarmas de seguridad para el correcto funcionamiento de los transportes "

Ahora los tres estaban bien jodidos. Necesitaban salir de allí antes de que un euqipo de seguridad, de contramedidas o de lo que fuese los encontrase allí con las muestras.
Ninguno sabía exactamente lo que hacer en aquel momento.

Granada. 15 de Agosto. 00:15

RRRIIING! RRRIIING!
Berna despertó con la voz pastosa y prácticamente sin ver nada, a pesar de haber estado durmiendo tan sólo 15 minutos. De mala gana, cogió el teléfono.
- ¿Digame?
- ¿SE PUEDE SABER DÓNDE COÑO HAS ESTADO DURANTE TODO EL DÍA?- gritó una voz de mujer de mediados los 40 años: su madre.- Seguro que golfeando por ahi, eso fijo. Para hacer el ganso mejor te hubieras venido con nosotros al crucero.
- Venga, y os aguanto unas pocas capulladas mientras intento sacarme la asignatura pendiente que me queda. No me toques los cojones, mamá. He estado fuera. Punto. Llevo casi una semana encerrado en la casa, estudiando. Tenía el culo plano, de tanto estar estudiando. Así que hoy me he tomado el día de descanso. Y si no te gusta, haber estudiado. Quizá así entenderías que hace falta descansar de tanto estudio.
- Me da igual ya lo que hagas, pero cuando vuelva quiero la casa limpia, ordenada y que te saques esa asignatura. Y hazme el favor de respetarme.
- ¡Eres tú la que ha empezado a darme voces! ¡Estaba durmiendo porque vengo reventado, y lo único que se te ocurre es intentar reventarme los oídos con tus voces! Ahora entiendo por qué nadie te aguanta.
- ¡Anda y que te folle un pez, niño! Tú no tienes educación ni respeto ningunos. Verás cómo se va a poner tu padre.
- Tu dile algo a papá y ese jarrón que tanto quieres sale por la ventana. Y atrévete a ponerme la mano encima cuando vuelvas. Sólo te digo eso. Que os lo paséis de puta madre papá, mis hermanos y tú. ¡Adios!

Colgó el auricular de muy mala leche. Lo despertaban para decirle que era un golfo y que no estaba haciendo ni el huevo, cuando en realidad estaba haciendo más que toda su familia junta. En cuanto consiguiera más dinero les iban a dar bien...
- ¿Qué pasa, Demon?- preguntó Elia con voz soñolienta.- No creo que haga falta gritar tanto.
- Siempre y cuando no tengas una familia como la mía, que mientras estudio me dicen que me estoy tocando los huevos. No te preocupes tú y vete a dormir, que a los 17 todavía sigues creciendo.
- Esto...me da miedo tu casa. Es demasiado grande.
- ¿Cómo? ¿Demasiado grande? ¡Pero si son 4 paredes!
- Me da igual: no me gusta dormir en una parte de una casa deshabitada. Al menos...déjame que me quede cerca de tí.
- Como quieras- dijo Berna un poco apurado. La primera vez que una niña lo trataba decentemente, y ademas en su casa. Pero no, no iba a mojar el churro con ella. Pensó en olvidar echar un polvo con cada tía buena que se le pusiese por delante y rendirse ante los brazos de Morfeo...

Granada. 15 de Agosto. 01:00
Luis Xavier Álvarez estaba despierto. Tenía miedo, a pesar de sus 18 años. Por muy duro que intentase aparentar ante las chorvas, como él las llamaba, el hecho de que su amigo "el Macho" supuestamente la hubiese palmado hace unas horas y hubiera empezado a comerse a su familia le preocupaba. Había robado en tiendas de chinos, en El Corte Inglés, había hecho graffitis hasta hartarse y siempre llevaba una navaja automática encima para acojonar a los transeúntes, pero no era capaz de hacer lo que había hecho su colega. Por eso tenía miedo. Lo peor no había sido eso: en aquel momento medio Polígono estaba revolucionado. Ninguna droga nueva era capaz de hacer eso, nada era capaz de hacer que las personas murieran y se levantasen para morder a la gente, matarla y hacer daño. Nada...salvo algo de su padre.
Su padre, Angel Xavier, le dijo que había sido el peor error de su vida, pero jamás lo iba a abandonar. Y le confió su mayor secreto: su proyecto era bueno, pero presentaba algunos efectos secundarios muy negativos, tales como un apetito voraz, violencia extrema y mutaciones extrañas. Quizá había sido un accidente, alguna muestra se había estropeado, y alguna limpiadora, creyendo que no servía, la tiró por el desagüe. No creía a su padre capaz de hacer tal sacrilegio.
Pero las cosas estaban muy mal. Escondido en un contenedor de la basura de los nuevos, los soterrados que había puesto el Ayuntamiento, esperaba el momento en que dejaran de oírse desgarradores alaridos y grimosos sonidos de carne desgarrándose para salir de allí como las balas y huir...huir muy lejos para pedir ayuda. No le importaba su familia, pero no quería que le pasase algo malo a su hermanastra Yuki. Su madrastra se la sudaba, pero Yuki y su padre, en aquel momento, eran su mayor prioridad.
"Si tengo los huevos para chulearle a la poli y para robar consolas, los tengo para salir de aqui. Yo puedo" pensó firmemente mientras salía de su escondrijo y corría por las calles de Granada.

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Mensaje por Goukaji » 17 Ago 2007 19:54

Aqui va el capitulo 2. Espero que la historia guste y se comprenda :wink:

Capítulo 2

Granada. 14 de Agosto. 23:15

Rei salió de casa con Yuki. Había pensado bastante sobre el tema, se había planteado hasta deshacer las maletas e ir a buscar a su marido, pero él siempre había sido serio y bastante razonable. En los 16 años que llevaban casados no habían tenido demasiados problemas de relación, principalmente porque Angel casi siempre estaba en el laboratorio, investigando en el proyecto de su vida. Le había dado una hija preciosa…y de su anterior matrimonio trajo un pequeño diablo: su hijastro Luis. Desde pequeño le había dado muchísimo trabajo y no tenía modales…al menos con ella. Probablemente el hecho de que su madre estuviera muerta le hacía sentir odio hacia ella. Con el paso de los años Yuki había crecido atendiendo a sus padres, mientras que Luis había hecho lo que le había dado la gana siempre, y a cualquier trastada que hacía, ella se veía obligada a regañarle. La única respuesta que le daba el niño era: “¡Cállate! Tú no eres mi madre y yo no te tengo que hacer caso. Al único que obedezco es a papá.”
Con esa contestación se le escapaba siempre de las manos. Y la discusión siempre acababa con Luis en la calle y ella llorando. Odiaba a su hijastro, y ahora que se iba a ir de la ciudad, que se quedase con su padre e hiciese lo que le diera la gana. Ya tenía bastante sufrimiento con saber que muy posiblemente no volvería a ver a su marido.
De pronto Yuki interrumpió sus pensamientos:
- Mamá, ¿Luis se va a venir con nosotros?
- Lo dudo- respondió ella mientras abría la puerta del coche.- Papá me dijo que quería que él se quedase para echar un vistazo de la casa…y porque le han quedado unas pocas asignaturas.
- Es verdad, que la Selectividad se la suspendieron- dijo Yuki mientras se ponía los auriculares del mp4.- Pero me pregunto yo si sabrá cuidar de la casa…
- Tiene 18 años, y tu padre viene de vez en cuando. Él es el único que lo puede poner firme. Y tú lo sabes.
- Ya, llevo 16 años conviviendo con mi hermano como para no saberlo. ¿Nos vamos?
Rei no le respondió y puso el motor en marcha. En cuanto llegaran a la estación de autobuses se bajarían, cogerían un autobús que les llevara al aeropuerto, y partirían rumbo a Australia. Adiós al hogar…

Granada. 14 de Agosto. 22:45.

Slayer, Tyson y Onizuka se vieron obligados a regresar tras sus pasos al laboratorio, más concretamente a las salas de seguridad. Debían desactivar la dichosa alarma antes de que se alertara demasiado a la policía de la ciudad. La habían cagado hasta el fondo, y el señor Andy no iba a estar pero que nada contento con el resultado. Pero eso daba igual: lo importante era salir de allí cagando leches.
Tras unos minutos llegaron a las salas de seguridad. Eran 2 en total, y en ellas estaban los paneles con monitores, donde se podían ver todas las estancias, desde quirófanos hasta salas de investigación. Algo bastante completo, pero no era eso lo que buscaban.
Después de mucho buscar, Slayer encontró un moderno ordenador desde donde se debía operar para silenciar las alarmas.
- Vamos a ver, pequeño…- murmuraba Slayer mientras buscaba entre un taco de papeles el método para desactivar la dichosa alarma.- ¡Te encontré!
El papel indicaba el método a seguir: poner el tiempo de alarma a 0, introducir una contraseña y especificar qué tipo de problema se había solucionado. El agente introdujo los datos precisos, pero le faltaba uno: el tipo de problema. Introdujo “robo”, “asesinato”, “violación” y demás que se le pasaron por la cabeza, pero ninguno de ellos valía.
- ¿Se puede saber por qué tardas tanto?- preguntó Tyson, a punto de perder la paciencia.
- El simpático que puso la alarma debió de especificar un problema de la ostia, porque he probado con prácticamente todos los imaginables y ninguno funciona.
- Eres un poco bobo, ¿no? Prueba a retroceder en el proceso, a ver qué tipo de alarma pusieron.
Como pudo, Slayer retrocedió hasta dar con la alarma. Cuando leyó el motivo de la alarma, primero se descojonaba de risa, luego se quedó con los ojos como platos, y después introdujo el motivo de la alarma y echó a correr, dejando a Onizuka y Tyson solos.
- ¿Qué le pasa a este loco?- preguntó Onizuka mientras miraba al monitor.
Cuando ambos vieron de qué se trataba, echaron a correr como locos hacia el ascensor.
El motivo no era otro que “Infección: Epidemia”. Al principio no lo entendieron muy bien, pero sabían de qué se trataba. Todas las medicinas de aquel doctor tenían efectos positivos, pero varios de los prototipos se habían roto y derramado por el desagüe. Y además, algunas de las jeringas se habían clavado en el doctor. Si realmente iban a hacer efecto, eso solo significaba una cosa: habían convertido al doctor en un monstruo. Un fruto de pesadilla. No podían creerlo. Lo peor de todo eran los ciudadanos…si las plantas depuradoras de agua no eliminaban la medicina, algo muy malo iba a ocurrir.
Ya estaban cerca del ascensor cuando un rugido bestial e inhumano irrumpió en sus oídos. Según lo que ellos sabían, no podía ser otra cosa. El doctor.
Una bestia se puso en su camino. Tenía forma humanoide, pero poco le quedaba de humano. Su rostro estaba deformado, y donde antes había una espesa barba ahora había una enorme y revoltilleada mata de pelo. El cuerpo parecía normal…si no hubiera sido por unos astillados y enormes huesos que crecían en su espalda y un brazo demasiado largo y con forma de un látigo carnoso. Sus piernas parecían normales, pero con un aspecto demasiado musculoso y fuerte. Una aberración de la Naturaleza que jamás debía haberse engendrado.
Slayer y Tyson dejaron la sorpresa para otro momento y empezaron a disparar a la bestia. Las balas le hacían cosquillas, y los cargadores se acababan. Desesperado, Slayer tiró una granada, y corrió para resguardarse. La explosión abrió un agujero en el suelo e impactó de lleno en Tyson, que salió despedido hacia donde debía estar el ascensor…solo que ya no había ascensor. Y por lo que sabía Slayer, Onizuka se había llevado la muestra.
- ¡Me cago en la puta madre que te parió, Onizuka!- gritó Slayer hacia ningún sitio mientras metió el último cargador en el rifle de asalto. 30 balas no iban a ser suficientes para acabar con aquella cosa, pero al menos intentaría hacerle daño. Mientras andaba hacia atrás, disparaba y veía cómo el que antes había sido el elegante doctor Xavier era ahora una criatura digna de la peor película de serie B.
Se acabaron las balas. No tenía nada más, salvo 2 granadas. Decidió que, ya que iba a morir, intentaría acabar con aquella cosa. Quitó las anillas, guardó las granadas en sus bolsillos y se lanzó a por el monstruo.
Una deflagración de metralla y fuego salpicó las paredes. Lo último que recordaba Slayer era que su cabeza había explotado y que su torso era una masa sanguinolenta…
Granada. 14 de Agosto. 23:45
Rei y su hija Yuki habían conseguido llegar a la estación de autobuses tras un largísimo trayecto. El camino, por algún casual, se había llenado de coches, algo no muy frecuente en la ciudad. Considerando que, en Agosto, la ciudad se quedaba casi desierta, resultaba extraño ver tanto tráfico. A Rei le importaba demasiado. Su avión saldría a las 00:30 y no tenía tiempo que perder. Bajaron del coche y cogieron las maletas para correr hacia la estación. Cuando entraron, no había casi nadie en la estación. Todo casi desierto. Tan sólo la vendedora de billetes y un chaval de unos 19 años, que traía una gran maleta. Bajaron ambas las escaleras mecánicas a toda pastilla, y se chocaron con el chico. Los equipajes se desparramaron por el suelo, y hubo que recogerlos. Mientras la sorprendida Yuki se quedaba mirando al chaval, su madre y él empezaron a recoger las cosas.
- Lo siento muchísimo, señora- se disculpaba el chico mientras recogía.
Pero lo que sorprendió a Rei y Yuki no fue la disculpa, sino que se disculpó en un fluido japonés. ¿Cómo un chaval de 19 años era capaz de tener mayor nivel de japonés que un nativo? No iba a tener tiempo de preguntarle, pero ella le contestó:
- No ha sido nada, tranquilo. Simplemente un accidente. ¿Tienes ya tus cosas?
- Sí, ya está todo. Gracias y perdone de nuevo
- Eh, espera un momento. ¿Cómo te llamas?
- Pablo. ¿Usted?
- Me llamo Rei, y es cierto que soy japonesa, pero vivo aquí, en Granada. No hacía falta que me contestaras en japonés, pero de todas formas gracias. No me lo esperaba de un muchacho como tú.
Rei pudo observar cómo el chaval se ruborizaba. Pero no le sobraba el tiempo para seguir hablando. Australia las esperaba, así que se despidió del chaval, cogió de la mano a Yuki y echaron a andar hacia el andén para esperar a su autobús.
- Mamá, al chico se le ha caído algo- la interrumpió Yuki cuando le enseñó su agenda.
Dentro de ella estaba su DNI y su pasaporte. Lo que le sorprendió no fue la agenda, sino más bien el nombre. Se llamaba Pablo Córdoba. Córdoba era el apellido de aquel investigador que trabajaba junto a su marido. Un buen hombre, que había hecho sus pinitos en la ciencia y colaboraba con Angel a menudo, pero de menos fama. Creía haber escuchado a su marido hablar de su hijo: un chico demasiado callado, con educación y gustos un tanto raros, pero con un talento excepcional para los idiomas y las artes marciales. Podría ser el…Cuando miró hacia la parte superior de la estación, ya no había nadie. Se sentó en uno de los bancos y encendió un cigarrillo mientras intentaba relajarse. Sólo fumaba cuando estaba muy nerviosa, yen esta ocasión lo estaba. Había mentido a su marido sobre llevarse a su hijastro, su mismo hijastro la odiaba y además su marido corría peligro. Pero nada podía hacer. Trabajaba en una biblioteca, y ella nada sabía de negocios ni de las cosas de su esposo. Lo único que veía viable en aquel momento era coger a su hija y escapar.
Tan nerviosa estaba que se levantó del banco y empezó a dar vueltas por el patio de la estación para ver si llegaba el autobús que tanto ansiaba. No había un alma en la calle, a
excepción de un hombre con aspecto de tener 40 años, y muy sucio. Pero otro no había para preguntar.
- Disculpe, ¿sabe usted cuándo va a llegar el próximo autobús?- preguntó ella en tono amable.
El hombre no respondió. Parecía enfermo, porque de su garganta salió un sonido gorgoteante, y emitió un gemido de hambre.
- Le estoy hablando, ¿me escucha?- dijo Rei, cada vez más cabreada.
La oscuridad le impedía ver con claridad al hombre, pero le daba la sensación de que nada bueno se traía entre manos. Cuando hubo un poco más de luz, se quedó de piedra. Aquel hombre estaba cubierto de sangre, con los ojos blancos como claras de huevo y presentaba un aspecto lamentable. Pus podrida cubría su cara y la carne parecía haberse desprendido de sus brazos. Emanaba un olor hediondo, que hubiera tumbado a un elefante con sólo olerlo.
Rei no se pudo contener más y gritó. Un chillido agudo que alertó a su hija Yuki, pero ella estaba en estado de shock. Las piernas le fallaron y cayó al suelo. El hombre se le abalanzó y empezó a morderle el cuello. Gritos más agudos de dolor infestaron la calle mientras ella se desangraba y moría lentamente…

Yuki escuchó a su madre gritar repetidas veces. Se asustó, pensando que un ladrón la estaba intentando robar, o peor aún, violarla. Corrió hacia donde estaba su madre…y se sintió como si le hubieran dado una bofetada en la cara.
Su madre no tenía ojos. Las cuencas vacías estaban llenas de sangre. Su cuello era pulpa sanguinolenta, mostrando los músculos relucientes y la sangre brotando y formando un coágulo espeso. El resto de su cuerpo estaba cubierto de sangre y…destripado. Aquello fue chocante, pero el ver a un hombre de mediana edad comiéndose las tripas de su madre. Estaba ensangrentado, con carne desprendida y los ojos en blanco. Mostraba un aspecto muy poco saludable, pero a ella no le importó. Aquel hombre, aquel asesino, había matado a su madre, y ahora poco importaba. Gritó y lloró mientras corría de aquel hombre, que, al verla, intentó levantarse para, lentamente, ir a por ella…

Granada. 14 de Agosto. 23:55
Pablo escuchó varios gritos ahogados mientras esperaba al taxi que había llamado. Su familia lo estaría esperando en casa, y todos estarían impacientes por verlo. Había pasado unas magníficas vacaciones en Japón, y había visitado Osaka, Yokohama y Tokio. Había hecho muchos amigos, visto un montón de monumentos y templos, y el colofón fueron las compras. Mangas, videojuegos, CDs de música y algunos rollos de recuerdo era lo que traía. No había podido traer una katana ni shurikens porque la seguridad era muy estricta en los aeropuertos y le hubieran hecho tirarlos. Pero se sentía contento, y con ganas de afrontar el resto de las vacaciones. Nada suspenso en la carrera de Traducción e Interpretación de Japonés, y unos pocos días de verano para seguir practicando kendo y artes marciales. Todo pintaba bien.
De pronto, otra sucesión de gritos se escuchó. Le extrañó mucho, porque aquella madre japonesa y su hija no parecía que fuesen a discutir. Se había chocado con ellas y les había hablado en un perfecto japonés, sin fisuras. Ellas se habían quedado de piedra, y él había comprobado lo que sabía.
Echó un vistazo a su maleta. No faltaba nada…salvo un pequeño detalle: su agenda.
Debía haberse caído cuando se chocó con ellas, así que no tenía otra alternativa que volver a entrar y hablar con ellas para que se la devolviesen.
Volvió tras sus pasos a la estación y dejó la maleta en un sitio donde nadie salvo él pudiese verla. Cuando estaba bajando las escaleras, la misma chiquilla de antes echaba a correr por las escaleras mecánicas, chillando y con su agenda en las manos.
- ¡Ey, ey, espera un momento!- gritó él mientras la detenía.- ¿A qué viene tanto jaleo?
- ¡Corre y no preguntes!- dijo ella entre lágrimas y gritando.- Si has pedido un taxi, más te vale que corras y no digas nada.
Él estaba extrañado por la reacción de la niña, pero aun así decidió seguirle la corriente. Cogió su equipaje y echaron a correr. El taxi estaba parado en la puerta…pero con una particularidad: el conductor se había bajado y andaba hacia atrás, asustado. Una jauría de personas, bastante sucias y gimiendo como si estuvieran hambrientos lo estaban acorralando. De pronto, aquellas personas agarraron al taxista…y empezaron a devorarlo. La sangre chorreaba por todos sitios, y el taxista no dejaba de gritar.
Pablo alucinaba. Aquello era demasiado, y la mente se le había quedado en blanco. Caníbales…jamás lo habría imaginado en Granada. El taxista estaba muerto, y él no tenía otro medio para irse que el taxi en marcha, así que echó la maleta en un asiento trasero y se metió en el coche. Tenía licencia de conducir desde hacía un par de años, así que conduciría para irse de allí cuanto antes. La chica se montó en el asiento delantero y él pisó el acelerador. Las gomas chirriaban mientras ellos se adentraron en la jungla del asfalto y dejaban atrás aquella horrible escena.

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Mensaje por Huerta » 17 Ago 2007 20:39

Está muy bién la historia, aunque lo de Xavier me recordó bastante a Birkin :wink: .

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Mensaje por /==Pyro Snake==/ » 17 Ago 2007 23:31

Apenas comence a leer; He de decir que en tanto a tecnica (ortografía y redaccion), asi como del sentido atractivo, me parece que los haces bien, en un rato mi critica constructiva. Por el primer parrafo bien.
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Mensaje por Goukaji » 25 Ago 2007 18:43

Aqui va el capitulo 3, casi dedicado exclusivamente a una sola parte, pero algo aclaratorio.

Capítulo 3

Granada. 15 de Agosto. 03:00

Berna despertó empapado en sudor, pero sin gritar. Una pesadilla en la que no podía gritar…porque él mismo era el protagonista. Soñó que se le iba la cabeza y empezaba a matar gente, personas que estaban muy malheridas, pero que se comían unas a otras. Mientras mataba, su ansia por destruir aumentaba, hasta llegar a un punto en el que perdió el juicio y agarró a su amiga Elia para destrozarla. Antes de que la matase, una explosión a lo lejos se oyó, y después sólo había oscuridad.
No lo creía. Tenía 19 años, hacía el primer curso para entrar a la Policía de Granada y se consideraba un chaval normal. Excepto por aquella vez en la que casi lo matan, nunca había sido un chico problemático. Frustrado, mucho. Pero jamás había soñado matar a alguien…y menos alguien tan cercano como era su amiga. Era evidente que no era una niña, pero él tenía demasiado corazón para matar a alguien, por mucho que dijese que lo odiaba.
Por otra parte, Demon, su alter ego, sí era capaz de pegar y machacar hasta hacer pedazos a cualquiera. Era su irracionalidad, su yo interior que conseguía liberar en determinadas situaciones. Era curioso: después de que aquel hombre le salvara la vida, había nacido en él una segunda persona, que permanecía oculta y que se dejaba dominar por Berna. Nunca lo había pensado mucho, pero la verdad es que le proporcionaba una razón de ser, aparte de encontrar a alguien que de verdad le quisiese. Sus padres decían que le querían, pero al parecer les interesaba más su progreso académico que su propia vida. Había nacido en una familia bastante superficial, donde lo que contaba realmente eran las apariencias, y él discrepaba de la postura de su familia. Discusiones y más discusiones era lo que se llevaba al saco…y de vez en cuando alguna que otra calabaza. No había sido muy feliz nunca. Siempre tenía amigos que lo apoyaban, con los que podía contar, pero jamás lo habían conocido lo suficiente. Para él sólo una pareja lo podía entender, y el colmo era que para las mujeres era un desastre. No era un Adonis precisamente, pero no era un orco. Tenía lo que hacía falta para llegar a una mujer…pero nunca lo había hecho. En vez de eso sólo ganaba más amigos. No eran mala gente, pero era demasiada gente y muy pocas personas…hasta que apareció ella. Ella le había enseñado muchas más cosas de las que le habrían enseñado en 12 años de estudio en el colegio. Pero nada sabía él acerca de qué hacer. No le daba señales, y cuando parecía que todo estaba a punto, su novio salía a relucir. No tenía ni pajolera idea de cómo montar el tinglado para que las cosas le saliesen bien alguna vez.
Dejó de pensar en ella y se fue a la cocina. El desvelo le había dado hambre, y cuando le daba hambre era capaz de comerse hasta las paredes del piso. Se preparó un bol de cereales y leche, y encendió la televisión mientras se lo comía.
La tele era una bazofia a aquellas horas. Infestada de canales porno y teletienda, daba asco. No estaba de ánimo para empezar a darle al manubrio, ni mucho menos. Tenía ganas de saber qué era del mundo: si progresaba o se iba al carajo. Puso la primera cadena, para ver el informativo de madrugada. Sabía que era tarde, pero el canal 24 horas local estaba siempre abierto a nuevas noticias.
“Y ahora nuevas noticias: acaban de confirmarnos que las fuerzas del orden y la ley de la ciudad merman por momentos. Parece que los antidisturbios han conseguido resultados ínfimos, y que las calles del centro de la ciudad no son seguras. La policía describe a los presuntos alborotadores y causantes de los disturbios como gente sucia, herida y maloliente, con ganas de hacer daño. ¿Está la ciudad al borde de la anarquía? No lo sabemos. Quizá mañana se aclare todo este turbio asunto. De momento es muy recomendable que permanezcan en sus casas las personas que vivan en zona céntrica. Las personas de las zonas colindantes a Huétor Vega y pueblos similares podrán continuar su vida normal, pero con un índice alto de seguridad. Pasamos a la siguiente noticia…”
La presentadora del noticiario seguía parloteando mientras Berna seguía comiendo su tazón. Disturbios en su ciudad…La verdad es que no había motivo para ello. Y al arecer las zonas afectadas iban desde el mismo Polígono hasta la zona centro de la ciudad, y al parecer los punks no iban a frenarse ante la Policía. Se estaba asustando de tan sólo pensar que aquello le llegaría a él. En casa tenía una pistola reglamentaria Astra del calibre 38, con un cargador completo de 15 balas. Sólo le estaba permitido usarla en prácticas de tiro, y la guardaba en casa gracias a un permiso especial concedido por un alto cargo de la Policía, que no era ni más ni menos que su propio padre, Serafín Vasco. Tenía la pistola, un par de palos tonfa y un boken, comprado en una semana especial de El Corte Inglés. Se lo habían regalado por su afición a la cultura japonesa…y porque no era capaz de matar. El boken estaba fabricado con el mismo material del que estaban hechos los boken del legendario Masamune Date, aunque sospechaba que no era verdad del todo.
Mientras echaba el bol en el fregadero, abrió un poco el agua para que corriera y limpiase un poco el tazón. Al principio le pareció raro, luego se impresionó, y más tarde pensó que debía ser imposible.
El agua tenía un aspecto normal y parecía dejarse beber. Pasados unos segundos, un hedor pestilente empezó a brotar del chorro de agua. Cuando el tazón estuvo a medio llenar, el agua hizo algo rarísimo: los restos de cereales marrones y amarillos comenzaron a ponerse verdes. Estaban pudriéndose, y el tazón estaba pudriéndose con ellos.
Aquello era increíble. Berna observó que el tazón apestaba después de aquello, y que estaba para tirarlo a la basura. ¿Qué cosa tendría tal poder para pudrir las cosas? Decidió no beber más agua que la que estaba embotellada, no hasta que alguien le dijese qué diablos había pasado con el agua.
De repente un grito se oyó en el piso de enfrente, y Berna miró por la ventana. La escena era sobrecogedora. No sabía ni qué hacer ni cómo actuar.
El vecino de enfrente, un tal Wenceslao Cuesta, se estaba zampando a su hijo. Si ya de por sí era raro ver a un padre comiéndose a su hijo, su aspecto aterraba. La camisola del pijama estaba desgarrada y mostraba algunas pústulas verdes. Los ojos del vecino estaban en blanco, y para más inri, recubierto de sangre. Cuando Berna reaccionó, empezó a moverse hacia atrás, pensando que era una pesadilla. Aquello era inviable, completamente imposible. No tenía sentido. Pero estaba pasando, y lo comprobó al caerse al suelo cuando se tropezó con la pata de la mesa. Era real, y le estaba dando auténtico miedo, porque después del festín, clavó sus inexpresivos ojos en Berna, que se acojonó, cerró la ventana y salió corriendo de la cocina.
Antes de que llegase al salón, el timbre sonó un par de veces rápidas. Por la mirilla descubrió a sus vecinos Juan y Ángela, dos hermanos que se llevaban como el ratón y el gato, pero graciosos al fin y al cabo. Parecían desesperados.
- ¿Qué necesitáis a esta hora?
- ¡Abre, por favor!- dijeron sus voces angustiadas.- ¡Nuestra vida va en ello!
Berna abrió la puerta, y la parejita entró como una exhalación, corriendo como el que más.
- Gracias- dijeron ambos, jadeando como perros.- Estamos todos metidos en un marrón muy serio.
- Si es lo que yo creo, lo estamos- respondió Berna, asombradote que lo que estaba pasando fuese cierto.
Debía ser fruto de su pesadilla. Sólo estaba viendo visiones, por parte de su conciencia tranquilizadora, pero su parte racional le decía que dejara de inventar historias y pensase claro: aquello no era normal.
- Vuestros padres han empezado a comerse entre ellos, ¿me equivoco?
- ¿Cómo lo has sabido?
- El vecino de enfrente se estaba dando un festín con su hijo. Luego me miró a mí e intentó lanzarse por la ventana para atraparme. ¿Qué puñetas pasa aquí?
- Nosotros no lo sabemos con certeza. Nuestros padres llegaron hace un rato de una fiesta y nos despertaron. Empezaron a beber agua…y unos instantes después, cayeron al suelo. Empezamos a preocuparnos por ellos…hasta que abrieron los ojos de nuevo. No eran normales. En pocos minutos su piel se había empezado a pudrir y tenían ojos rarísimos, como una clara de huevo, sin pupilas. Echamos a correr y empezaron a perseguirnos. Tuvimos que cerrar la puerta de casa con llave, y no sabemos qué va a ser de nosotros.
- Mejor aún, ¿qué coño va a ser de la ciudad? Da puro asco. Las noticias no hacen más que decir que hay disturbios y que nos alejemos…pero algo muy turbio pasa en esta ciudad. Y nosotros cuatro estamos metidos en el asunto.
La gente no se zampan los unos a los otros sin motivo aparente, y menos quedándose finos de sangre. Esta situación está llegando demasiado lejos. Tengo la sensación de que mi familia (o al menos mi padre) van a volver volados en cuanto se enteren de la noticia. Ángela, ve a la cocina y enciende la televisión para ver qué dicen las cadenas nacionales.
La chica fue a la cocina y encendió el televisor. Mientras tanto, Berna se encargó de poner a buen recaudo sus posesiones: su única colección completa de manga (Death Note), un colgante con una cruz invertida, su pistola sus palos tonfa y un boken. Echó mano de una PDA que parecía un ordenador portátil. Le había costado trabajar dos veranos consecutivos ahorrando para una PDA que le gustó. Cuando reunió el dinero, había otro modelo más potente, así que no dudó un instante en hacerse con ella. Parecería tonto, pero Berna era un hacker. Y de los serios. En la red era el hacker anti-hackers. Se sabía más de la mitad de los truquitos de un hacker y ya había pillado a unos pocos piratas informáticos. Detrás del telón, los interrogatorios realizados a los susodichos daban los mismos e inútiles resultados. Y él consiguió que hablaran, y clausuraran alguna que otra empresa de antivirus. Quizá ya sabía demasiado, pero nada le iba a pasar por divertirse un poco más antes de irse de su casa y buscar una manera de arreglar la situación. Rady controlaba más de la mitad de negocios de la ciudad, y ya había gente que se olía negocios sospechosos con la farmacéutica. Pero nadie había conseguido demostrar nada. Ni una sola prueba fehaciente de que hubieran hecho gestiones ilegales. Pero nadie se resiste al poder de un hacker. Y menos de uno como Berna. Así que burló toda la seguridad de la web principal, y se dispuso a entrar como un webmaster de la página. Nada inusual…exceptuando el hecho de que el 99% de datos importantes de la compañía se encriptaba en la misma web. Cosas completamente normales…si sólo se leía de pasada. Poniendo atención al código fuente, los mensajes de los investigadores (100% secretos) y la misma web, Berna se dio cuenta en el mismo instante de que el negocio era algo más. Pruebas con cobayas humanos, cirugía practicada a mendigos para experimentar con ellos y cosas mucho más horribles era el plantel que se daba siendo inteligente y descifrando los simples métodos de encriptación.
Berna alucinaba. Una compañía farmacéutica liándola de esa forma. Había jugado al Resident Evil 10 años atrás y sabía que la compañía Umbrella podía hacer semejantes trastadas, pero nunca había pensado verse envuelto en una situación similar. Ahora entendía el porqué la ciudad se estaba llenando de caníbales. Algo que parecería un accidente…pero que iba a acabar con sus vidas.
No le dio más vueltas al tema y comprobó las noticias. Granada parecía ser el culo del mundo, porque en las noticias nacionales ni había ni rastro de la ciudad. El golpe definitivo: Rady había comprado los noticiarios al enterarse de la que se había formado en la ciudad.
- Ángela, apaga la televisión. Juan, avisa a Elia y dile que prepare las cosas que tenga. Lamentablemente vuestros padres están…un poco muertos. No les volveréis a ver más, pero pasan dos cosas: los vamos a matar y seguro que os vais a quitar un peso de encima, porque son unos calaveras de cuidado.
- ¿Por qué?- preguntó Ángela, a punto de llorar
- Vuestros padres han tenido un seguimiento especial por la Policía granadina. Se cree que vuestros padres son de los mayores consumidores de cocaína y drogas duras de la ciudad. Si yo vivo en esta casa, es porque los tenemos cerca y podemos observar sus movimientos. Eran muy escurridizos…hasta que os vimos por primera vez a vosotros. Sin cosas que cualquier chaval de vuestra edad tiene: ni consolas, ni cómics, ni juguetes ni nada.
Cuando casi los teníamos mi madre insistió en que se fueran de crucero, y la investigación decayó. Y al fin parece que vuestros padres han recibido su justo castigo. Con 16 años que tenéis puede que os duela, pero es la verdad: vuestros padres eran mala gente.
- Por eso jamás nos han dado ningún privilegio, por ellos…Cabronazos…- susurraba la chica mientras su cara cambiaba de la pena al dolor, y del dolor a la rabia.- ¡Mátalos del todo! ¡Huyamos de aquí y que se pudran en el Infierno!
- Está bien, pero primero hay que buscar armas. Dispongo de un boken, los tonfa y una pistola reglamentaria. Los tonfa son para vosotros, y si queréis podéis coger cuchillos de cocina. No tengo más posibles armas.
- Te equivocas, Berna- dijo Elia, sacando la pistola oficial de su padre: un revólver Colt Single Action Army. Cargado al tope y con una pequeña caja de munición para unos 4 tambores de 6 balas.
- Eres experta en husmear por las casas, ¿no? Creía que mi padre se lo habría llevado, pero de todas formas nos va a salvar la vida. Ahora, salgamos por la puerta.
Todos desfilaron por el portal y Berna sintió que sería la última vez que viese su casa, en la que él había nacido y se había criado. No pensó más en ello y se lanzó a por la casa de sus vecinos.

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Mensaje por Goukaji » 11 Sep 2007 02:51

Por diversos motivos que no vienen al caso he tenido que retrasar el continuar el fan fic. No lo he abandonado, simplemente tengo otras cosas mas importantes que atender ahora mismo. Aunque a los que os guste la historia y la leais, estad tranquilos: tengo simplemente que pasar el capitulo 4 a ordenador.
Eso es todo. Intentare que siga el terror^^

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Mensaje por Pottero5 » 11 Sep 2007 20:08

No esta mal, nada mal tio! xDD
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Mensaje por Goukaji » 19 Sep 2007 21:43

Como consegui disponer de un poco de tiempo libre, aqui esta el nuevo capitulo. De ahora en adelante la continuacion sera un poco mas irregular, ya que los estudios me dejaran poco tiempo que arañar para esto, pero tendreis mas historia^^

Capitulo 4

Granada. 14 de Agosto. 23:20

Onizuka salió del complejo subterráneo de Rady Industries bastante atorado. Supuso que la única manera de que los laboratorios no hubieran costado tanto era conectándolos con el sistema de alcantarillas, y aun así debería haberles costado un pingüe capital. Pero ese no era su problema. Tenía que salir de la ciudad cagando leches...y para colmo tenía dos problemas: la gente no iba a mirar a un tipo vestido de militar y con máscara antigás como si fuera con un simple cosplay, y encima habían desatado una eidemia y un monstruo.
Aquello había sido un desastre. Poco sabía del proyecto del doctor Xavier, a excepcion de algunos detalles.Uno de ellos era que usaba mucha agua, ya que en medio acuoso la supuesta vacuna cobraba poder y se podía reproducir con suma facilidad. Aquello iba a ser un terrible problema...o quiza lo que andaba buscando la compañía. Sea como fuere tenía que salir de allí antes de levantar sospechas.
Luego quizá negociaría una suma de 8 cifras con la compañia para asegurarse la jubilación y pegarse la vida padre. Pero lo primero era desaparecer de la ciudad.
Miró al paupérrimo vecindario. Era una simple barriada de aspecto ruinoso, sucio y descuidado. No había nadie en la calle, y lo comprendía por el agobiante calor que hacía. Él mismo se estaba asando lentamente en su traje, pero mientras contemplaba la escena el calor era algo secundario. Aquello debía ser un barrio marginal, y muy marginal. Y eso que sólo era la periferia de aquel sitio...
Sus pensamientos se vieron interrumpidos tras un par de estremecedores gritos y un sonido de cristales rotos. De un primer piso salió despedida una mujer, seguida de un hombre de mediana edad que podía ser su marido. La mujer cayó al suelo e intentó levantarse, pero era tarde: su marido se había caído encima de ella...y al parecer tenia bastante hambre. Empezó a mordisquear a la mujer, y ella empezó a gritar.
En medio de la escena, Onizuka actuó. Un trío de balas atravesó el cuello y cabeza del hombre, que cayó al suelo dejando un profundo reguero de sangre y sesos.
- Duele...me duele, cabrón!- dijo la mujer en un español casi incomprensible. Le miró a él y preguntó- ¿Quién es usté?
- Eso no importa ahora- contestó Onizuka mientras ayudaba a la mujer a levantarse. No iba a ser caritativo ni mucho menos: sólo quería comprobar los mordiscos y el porqué de que el hombre intentara devorarla.- ¿Por qué ha intentado morderle?
- Estaba bebiendo agua tranquilamente y se cayó al suelo así sin más. Lo llevé a su cama y, al rato de estar como muerto, se levantó y empezó a perseguirme. Pensaba que iba a matarme, y por eso me tiré por la ventana, Pero el mu cabrón me siguió. Y ahora me duele y me pica...me hace falta un medico...
- No, señora- alegó Onizuka mientras alzaba la metralleta.- Un balazo basta.
Apretó el gatillo sin dudarlo y sin sentir nada cuando las astillas y la sangre pintaron un asqueroso mosaico en el suelo.
Justo como imaginó: aquello se había convertido en una infección a gran escala, contaminando el agua de la ciudad y convirtiendo a los que bebian...en caníbales. Pero no se habían vuelto locos: directamente parecían fuera de control, casi controlados por sus propios instintos. No podían ser otra cosa...más que zombis.
No quería creerlo. Sus mecanismos de autodefensa se activaron en su mente para evitar la histeria. Algo que se supone que es de la ficción más burda era real. Se quedó parado un rato hasta que más gritos y un chorreton de sangre colorearon de rojo el cristal de una de las casas. El espectáculo estaba servido, pero él se lo iba a perder.
Salió de la zona de edificios bajos y corrió hasta salir de aquel laberinto de calles hechas pedazos y llenas de coches de lujo. Buscaba desesperadamente una simple cabina. Tenía un plan para pasar desapercibido y escapar sin que nadie se diera cuenta de nada. Y disponía de los útiles necesarios, salvo el teléfono.
Tras rebuscar un poco, encontró una. Un tiro a la caja de caudales de la cabina bastó para desparramar un montón de monedas. Cogió varias y buscó en el panel de la cabina el número de emergencias de la ciudad.
Marcó. Tras tres tonos, alguien descolgó el auricular:
- Departamento de Policía de Granada, dígame.- dijo una voz femenina.
- Buenas noches- contestó él.- Llamo para comunicarle de que hay altercados muy serios en la periferia de "El Polígono"
- Ante todo, dígame su nombre para que pueda dirigirme a usted
- Llámeme Kurt. Ahora escuche con atención y no interrumpa: soy un transeúnte que pasaba por aquí, y llegué en el momento menos apropiado. La gente está loca: se están matando entre ellos. No es una pelea de bandas, es...algo distinto.
- ¿Distinto?- preguntó la chica con intriga.- No me diga que han entrado nuevos alijos de droga en la zona...
- Ignoro lo que es, señorita, pero la gente se está matando. Unos a otros, hasta entre familias. Y están contagiando al resto de gente de su insana emoción para que se animen a la fiesta. Quizá deban venir. El lugar en cuestión queda a dos minutos de una estación de autobuses.
- De acuerdo, enseguida mandamos una patrulla para allá.
- Otra cosa...le sugiero que sean varias. No creo que con dos agentes baste para calmar a esta gente. Gracias.- y colgó.
La cosa había colado: parecía que, después de todo, iban a hacerle caso. Se escondió en un callejón oscuro completamente desierto a la espera de ver a la policía asomar la cabeza.


Granada. 15de Agosto. 00:00

Irene despertó con un fuerte dolor de cabeza. Lo único que recordaba eran dos cosas: que un hombre con mascarilla antigás estaba violándola, y luego que otro le pegó un culatazo con una metralleta. Estaba a punto de echarse a llorar. Toda su vida había sido traumática: desde el colegio, donde le pegaban de pequeña,la acosaban con violarla conforme pasaron los años y la llamaban puta porque no quería tener un novio como aquellos diablos de su colegio, hasta la misma universidad y su familia. Y ahora un intento de violación...se sentía a punto de agarrar algún medicamento y suicidarse por sobredosis.
Pero antes de que lo hiciera, el doctor Córdoba entró a la sala. Tenía cara de desesperado...pero la sensación de desesperación y cansancio se tornaron para Irene en un peligro inminente: ella estaba desnuda y él la estaba mirando con ganas de violarla hasta no poder más.
- No...déjeme en paz...¡lárguese!- gritó ella con voz de loca
- ¿Por qué?- replicó el tarado doctor, con los ojos fijos en ella.-Mírate bien: estás en pelotas, yo soy el único superviviente y vamos a morir juntos. El doctor Xavier ya no es él, es...otra cosa completamente distinta. Y ya que vamos a morir, hagámoslo con placer.
- ¡No!
- Oh, si...Puedo ver el miedo en tus ojos, el miedo de ser penetrada una y otra vez...eso denota que eres virgen, y me extraña porque estás de toma pan y moja. Oh, nos lo vamos a pasar tú y yo de lujo- seguía diciendo el doctor mientras se acercaba cada vez más a ella.
Irene sólo tenía una opción, y la usó ante lo que se le avecinaba: una patada por encima de la ingle...y un golpe certero. Aquel salido había recibido lo que le hacía falta. Agarró su bata y salió corriendo de la habitación hacia la sala de seguridad. Allí había un teléfono para llamar al exterior, y no tardaba en llegar, así que corrió lo que sus desnudos pies le permitieron.
Al llegar a la sala, el teléfono sonaba. Descolgó al auricular y se lo puso en el oído, desesperada:
- ¿Hola?
- ¡Por fin!- gritó una voz de niña al otro lado de la línea.- ¿Dónde está el doctor Córdoba?
- ¡No! Ese hombre no, por favor...ha intentado violarme...déjeme en paz!
- ¡Espere un momento!- gritó la voz de un chaval que le resultaba bastante familiar.- Su voz me suena...¿es una auxiliar que se llama Irene?
- ¡Sí!- dijo Irene con un aire de esperanza en su voz.- ¿Cómo lo ha sabido?
- Yo soy hijo del doctor. Y llamo para decir que la cosa aquí está muy fea. Hay serios problemas.¡La gente se está devorando entre sí! ¡Hay que hacer algo!
- ¿Qué estás diciendo, chaval?
- Que la gente se está matando. Vamos en un taxi cuyo dueño ya es pasto de una improvisada barbacoa, pero a lo crudo, de gente. No sabemos qué les pasa. Algunos tienen pinta de enfermos: incluso tienen un grado leve de descomposición en la piel.
- Oh, Dios mío...- murmuró la auxiliar. Tal y como había imaginado: iba a ocurrir un desastre y pronto. No sabía qué pasaba con el doctor Xavier, pero era algo muy serio para que se hubiese transformado en otra cosa. Eso significaba que la compañía había intentado robar la vacuna...y que el intento había fallado.
- ¿Qué ocurre?- objetó el chico a través del teléfono
- ¿Dijiste canibalismo? ¡Esta gente se está convirtiendo en muertos vivientes! ¡La ciudad entera va a sucumbir a un holocausto! ¡Y tu padre ha intentado violarme porque es un salido y está loco!
- De mi padre ya hablaremos luego. Si algo así ha pasado...me huelo lo que es. Hágase un favor: sé que está en la sala de seguridad, porque lo sé todo del laboratorio, a pesar de no trabajar allí. En una caja negra bastante visible hay armas por si pasa algo. Quédeselas y salga de ahí como pueda. Si le es posible salir por alguna vía de emergencia, mejor. Pase de mi padre, sabrá arreglárselas solo.
- Pero, ¿no se supone que un padre debe querer a un hijo?- dijo Irene, cada vez más confundida.
- Pues no. Mi familia me mandó a Japón hace dos semanas bajo la amenaza de mi padre de matarme. Desde que trabaja con ese doctor no es el mismo. Así que salga inmediatamente de ahí, procúrese un vehículo y manténgase en contacto conmigo.
El chico le proporcionó un número de teléfono que ella apuntó con mala letra y pulso desesperado. Lo guardó en su sucia bata.
- Escuche, Irene: debemos vernos en algún sitio seguro. Acabo de salir de la estación de autobuses, y no ando para nada lejos. Le veo a las puertas de Alcampo. Suerte.
El teléfono empezó a emitir la señal de llamada finalizada, e Irene se sintió más nerviosa que nunca. Comenzó a buscar la caja negra, y no le fue difícil dar con ella.
Una escopeta Mossberg del calibre 12 y un par de pistolas Browning de 9 mm era lo que había, acompañado de una cajita con unos pocos cartuchos y balas. Lo agarró todo y corrió de nuevo con una pistola en mano hacia la salida, con la esperanza de poder sobrevivir a aquella horrible pesadilla.


Granada. 15 de Agosto. 01:15

Luis corría desaforadamente por la calle Arabial. Intentaba llegar a una gasolinera muy cercana para hacerse con un coche y salir por patas para llegar a su casa. La cosa estaba muy mal. La gente se estaba matando y devorándose. Lo peor es que no sentían dolor cuando se les pegaba; parecían impasibles, insaciables bestias que buscaban carne para comer.
Cruzó la calle sin mirar y un fogonazo blanco le hizo ver que estaba al borde de la muerte. Se lanzó al suelo, confiando en que el vehículo, al parecer un taxi, se detuviera antes de partirle las piernas.
El coche se paró en seco, y de su interior salió un chaval de unos 19 años con una pistola en la mano...y apuntándole a él.
- ¡Espera! ¡No me dispares! No soy de ellos...te lo juro!
El chico se quedó quieto, y bajó la pistola
- ¿Te han mordido?
- ¡No! Lo han intentado, pero he salido ileso. Son muy lentos para morderme.
- Sube al coche y vámonos de aquí- le ordenó el chaval mientras se volvía a meter en el taxi.
Al entrar en el automóvil, una cara demasiado familiar se quedó de piedra al verlo.
Su hermanastra, Yuki. Antes de decir nada, las gomas del coche chirriaron y el acelerón le hizo echarse hacia atrás mientras las cosas se hacían borrosas a su alrededor y se largaban de allí.

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Goukaji
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Mensaje por Goukaji » 02 Dic 2007 21:07

Refloto el tema para avisar de que el fic no ha caido en el olvido, simplemente ando ocupado en otros menesteres como para continuarlo ahora. Durante Navidad le dare vidilla y escribire algunos capis nuevos, a ver que os parecen^^

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